En el abrasador desierto de Marruecos, los últimos nómadas del país dicen que su antiguo estilo de vida se ha vuelto imposible de sostener debido al cambio que trae sequías cada vez más intensas

En un paisaje árido y rocoso, cerca del pueblo de Amellago y a unos 285 km al este de Marrakesh, se levantan dos tiendas de lana negra, tapizadas con coloridas bolsas de forraje y restos de tejidos.
En un paisaje árido y rocoso, cerca del pueblo de Amellago y a unos 285 km al este de Marrakesh, se levantan dos tiendas de lana negra, tapizadas con coloridas bolsas de forraje y restos de tejidos.FADEL SENNA - AFP
En Marruecos, el nomadismo pastoral, un modo de vida milenario basado en la movilidad según las estaciones y los pastos para el ganado, tiende a desaparecer.
En Marruecos, el nomadismo pastoral, un modo de vida milenario basado en la movilidad según las estaciones y los pastos para el ganado, tiende a desaparecer.FADEL SENNA - AFP
Los nómadas se redujeron a 25.000, según el último censo oficial en 2014, frente a casi 70.000 en 2004, una caída de dos tercios en diez años.
Los nómadas se redujeron a 25.000, según el último censo oficial en 2014, frente a casi 70.000 en 2004, una caída de dos tercios en diez años.FADEL SENNA - AFP
"Estamos exhaustos",  "Antes vivíamos bien, pero las sequías sucesivas -cada vez más intensas- nos complican las jornadas porque sin agua no se puede hacer nada", comenta Ida una mujer de 45 años que solo conoce este estilo de vida
"Estamos exhaustos", "Antes vivíamos bien, pero las sequías sucesivas -cada vez más intensas- nos complican las jornadas porque sin agua no se puede hacer nada", comenta Ida una mujer de 45 años que solo conoce este estilo de vidaFADEL SENNA - AFP
Marruecos sufre este año su peor sequía en cuatro décadas y la situación empeorará progresivamente hasta 2050, bajo el efecto de una disminución de las precipitaciones (-11%) y un aumento anual de las temperaturas según el ministerio de Agricultura.
Marruecos sufre este año su peor sequía en cuatro décadas y la situación empeorará progresivamente hasta 2050, bajo el efecto de una disminución de las precipitaciones (-11%) y un aumento anual de las temperaturas según el ministerio de Agricultura. FADEL SENNA - AFP
La escasez de agua obliga incluso a algunos nómadas a endeudarse para alimentar su ganado, principal fuente de ingresos, como explica Ahmed Asni, de 37 años, cerca de una pequeña fuente de agua, casi seca, en la carretera que une Amellago con Er Rich.
"Me endeudo para poder comprar forraje y no morir de hambre yo", subraya.
La escasez de agua obliga incluso a algunos nómadas a endeudarse para alimentar su ganado, principal fuente de ingresos, como explica Ahmed Asni, de 37 años, cerca de una pequeña fuente de agua, casi seca, en la carretera que une Amellago con Er Rich. "Me endeudo para poder comprar forraje y no morir de hambre yo", subraya.FADEL SENNA - AFP
"Los nómadas siempre fueron considerados como un termómetro del cambio climático. Si ellos, que viven en condiciones extremas, ya no pueden resistir la intensidad del calentamiento, es porque las cosas están mal", subraya el antropólogo Ahmed Skunti.
"Los nómadas siempre fueron considerados como un termómetro del cambio climático. Si ellos, que viven en condiciones extremas, ya no pueden resistir la intensidad del calentamiento, es porque las cosas están mal", subraya el antropólogo Ahmed Skunti.FADEL SENNA - AFP
Vista de una de las tiendas armadas en medio del desierto
Vista de una de las tiendas armadas en medio del desiertoFADEL SENNA - AFP
Pero el fenómeno más común del cambio climático sigue siendo la sedentarización.
"Estaba cansado de luchar. Nos habíamos convertido en marginados de la sociedad. No me atrevo ni a imaginar lo que están sufriendo los nómadas de hoy", cuenta Hadu Udach, de 67 años, que abandonó el nomadismo en 2010 para establecerse en Er Rich.
Pero el fenómeno más común del cambio climático sigue siendo la sedentarización. "Estaba cansado de luchar. Nos habíamos convertido en marginados de la sociedad. No me atrevo ni a imaginar lo que están sufriendo los nómadas de hoy", cuenta Hadu Udach, de 67 años, que abandonó el nomadismo en 2010 para establecerse en Er Rich.FADEL SENNA - AFP
La mujer amazigh Ida Ouchaali se sienta en su tienda cerca del pueblo de Amellagou, donde residen los últimos nómadas de Marruecos
La mujer amazigh Ida Ouchaali se sienta en su tienda cerca del pueblo de Amellagou, donde residen los últimos nómadas de MarruecosFADEL SENNA - AFP
Otro itinerante, Said Uhada, de 40 años, ya ha puesto un pie en la ciudad instalando a su mujer y a sus hijos para su escolarización.
"Ser nómada ya no es como antes. Sigo siéndolo por la fuerza, porque mis padres, ya mayores, se niegan a vivir en la ciudad", testimonia Uhada, cuyo campamento también está instalado cerca de Amellago.
Otro itinerante, Said Uhada, de 40 años, ya ha puesto un pie en la ciudad instalando a su mujer y a sus hijos para su escolarización. "Ser nómada ya no es como antes. Sigo siéndolo por la fuerza, porque mis padres, ya mayores, se niegan a vivir en la ciudad", testimonia Uhada, cuyo campamento también está instalado cerca de Amellago.FADEL SENNA - AFP
Esta localidad "contaba con 460 tiendas", pero "en la actualidad sólo hay unas 40", precisa Driss Skunti, elegido representante comunal de los nómadas.
Esta localidad "contaba con 460 tiendas", pero "en la actualidad sólo hay unas 40", precisa Driss Skunti, elegido representante comunal de los nómadas.FADEL SENNA - AFP
El clima no es el único factor que acelera el deterioro de sus condiciones de vida.
"La escasez de pastos debido a la privatización de la tierra y la inversión agrícola contribuye a ello", afirma Moha Hadachi, de 54 años, presidente de la asociación de nómadas de los Ait Aissa Izem. "Son los inversores agrícolas los que dominan los espacios donde los animales nómadas solían pastar", añade el militante asociativo.
El clima no es el único factor que acelera el deterioro de sus condiciones de vida. "La escasez de pastos debido a la privatización de la tierra y la inversión agrícola contribuye a ello", afirma Moha Hadachi, de 54 años, presidente de la asociación de nómadas de los Ait Aissa Izem. "Son los inversores agrícolas los que dominan los espacios donde los animales nómadas solían pastar", añade el militante asociativo. FADEL SENNA - AFP
Los nómadas también enfrentan a veces la "hostilidad" de algunos aldeanos, reticentes a la idea de verlos instalarse "en su casa".
"Sin embargo, no siempre fue el caso, dondequiera que íbamos éramos bienvenidos", lamenta el exnómada Hadu Udach.
Frente a estas dificultades, la vida nómada ya no parece seducir a los jóvenes que sueñan con el sedentarismo.
Los nómadas también enfrentan a veces la "hostilidad" de algunos aldeanos, reticentes a la idea de verlos instalarse "en su casa". "Sin embargo, no siempre fue el caso, dondequiera que íbamos éramos bienvenidos", lamenta el exnómada Hadu Udach. Frente a estas dificultades, la vida nómada ya no parece seducir a los jóvenes que sueñan con el sedentarismo.FADEL SENNA - AFP
Es el caso de Huda Uchali, de 19 años. Instalada en casa de un tío en Er Rich, la joven, que trata de seguir una formación profesional después de abandonar la escuela secundaria, confiesa "odiar" el nomadismo porque "ya no soporta ver a (sus) padres sufrir y luchar para sobrevivir".
"La nueva generación quiere cerrar el capítulo del nomadismo. Las cosas más simples se vuelven demasiado complicadas aquí", resume.
Es el caso de Huda Uchali, de 19 años. Instalada en casa de un tío en Er Rich, la joven, que trata de seguir una formación profesional después de abandonar la escuela secundaria, confiesa "odiar" el nomadismo porque "ya no soporta ver a (sus) padres sufrir y luchar para sobrevivir". "La nueva generación quiere cerrar el capítulo del nomadismo. Las cosas más simples se vuelven demasiado complicadas aquí", resume.FADEL SENNA - AFP

Fotos: FADEL SENNA / AFP

Edición fotográfica: Fernanda Corbani

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