Frenar el coronavirus está acelerando la propagación de otras enfermedades
Mientras luchan para hacer retroceder al nuevo coronavirus, los países pobres del mundo están contribuyendo sin quererlo a que se produzcan nuevos brotes de otras enfermedades también mortales y que son fácilmente evitables con vacunas.
En estos últimos meses, mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef advertían que la pandemia podía propagarse velozmente en los centros de vacunación para niños, muchos países suspendieron sus cronogramas de vacunas. Pero incluso en los países donde decidieron continuarlos, los aviones de carga que transportaban las vacunas dejaron de llegar por el cierre de fronteras, y los trabajadores de la salud usualmente afectados a las tareas de vacunación fueron reasignados a la lucha contra la pandemia.
Ahora, en Paquistán, Bangladesh y Nepal está reapareciendo la difteria. En Sudán del Sur, Camerún, Mozambique, Yemen y Bangladesh hay nuevos brotes de cólera. Y el sarampión está haciendo estragos alrededor del mundo: Bangladesh, Brasil, Camboya República Centroafricana, Irak, Kazajstán, Nepal, Nigeria y Uzbekistán.
De los 29 países que han suspendido sus campañas contra el sarampión por la pandemia de coronavirus, 18 ya tienen brotes. Además, hay otros 13 países que están considerando posponer el cronograma. Según la Iniciativa contra el Sarampión y la Rubiola, en 2020 hay 178 millones de personas en riesgo de contraer sarampión.
"Ahora el riesgo es una epidemia que en pocos meses mate a más niños que la Covid", dice Chibuzo Okonta, presidente de Médicos Sin Fronteras para África Occidental y Central.
Como la pandemia se está prolongando, la OMS y otras instituciones de salud pública internacionales ahora insisten en que los países deben reanudar cuidadosamente sus cronogramas de vacunación, sin desatender el combate contra el coronavirus.
Lo que está en juego es un largo y denodado esfuerzo de colaboración de más de 20 años que ha salvado de la muerte por enfermedades para las que existen vacunas a más de 35 millones de personas en 98 países, y que ha reducido la mortalidad de los niños por esas enfermedades en un 44%, según un estudio de 2019 realizado por el Consorcio de Modelos de Simulación del Impacto de Vacunas, un grupo internacional de académicos sanitaristas.
"La inmunización es una de las herramientas de prevención más poderosas y fundamentales de la historia de la salud pública", dijo en un comunicado el director general de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus. "La interrupción de los programas de vacunación a causa de la pandemia de Covid-19 amenaza con destruir los avances logrados en décadas de lucha contra las enfermedades prevenibles con por vacunación, como el sarampión", alertó.
Pero los obstáculos para la reanudación de esos programas son enormes. Para empezar, no es fácil encontrar suministros de vacunas, cada vez son más los trabajadores de la salud abocados exclusivamente a la lucha contra la Covid-19, y la nueva oleada antivacunas hace dudar a los padres, que no se acercan a los vacunatorios.
Hay muchos países que todavía están a la espera del impacto pleno de la pandemia, y que por lo tanto verán reducida aún más su capacidad de lidiar con brotes de otras enfermedades.
"Muchos países tendrán que lidiar con brotes de sarampión justo cuando haya pasado lo peor de la pandemia de covid, sin tiempo de recuperarse", dice el doctor Robin Nandy, jefe de inmunología de Unicef, que suministra vacunas a más de 100 países y alcanza al 45% de los niños menores de 5 años. "En esos países, el sistema de salud estará aún más exigido y habrá severas consecuencias económicas y humanitarias.
Ingterrupción del flujo de vacunas
La interrupción del flujo de vacunas a nivel mundial también tiene graves repercusiones en la protección contra el propio coronavirus.
A principios de este mes, en una cumbre mundial, la Alianza de Vacunas Gavi, una asociación público-privada creada por la Fundación Bill y Melinda Gates, anunció que había recibido compromisos de ayuda por 8800 millones de dólares en vacunas básicas para niños de países pobres y de ingresos medios, y que estaba empezando una campaña para distribuir vacunas contra el Covid-19 no bien estén disponibles.
Pero los servicios y suministros que están colapsando por la pandemia "son los mismos que serán necesarios para distribuir la vacuna contra el covid", advirtió la doctora Katherine O’Brien, directora del Departamento de Inmunización, Vacunas y Productor Biológicos de la OMS, durante un reciente webinario sobre desafíos inmunológicos del futuro inmediato.
Este iba a ser el año en que el Congo, el segundo país más grande África, iba a lanzar su programa nacional de vacunación. La urgencia no podía ser mayor: ese país sufre una imparable epidemia de sarampión desde 2018, y desde enero de este año, han tenido más de 60.000 casos y 800 muertes. Y ahora, para colmo, hay un rebrote de ébola, que viene a sumarse a la tuberculosis y el cólera, ambos endémicos en ese país.
Para todas esas enfermedades existen vacunas, aunque no siempre están disponibles en los países donde hacen falta. A fines de 2018, el Congo empezó una campaña de vacunación en nueve provincias. Fue una hazaña de coordinación y esfuerzo, y en 2019, el primer año completo del programa, el porcentaje de niños totalmente inmunizados n Kinshasa, capital del país, saltó del 42% al 62%.
Sarampión
El virus del sarampión se propaga fácilmente por "aerosoles" — nombre técnico de las microgotas que quedan suspendidas en el aire —, y es mucho más contagioso que el coronavirus, según los expertos de los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades de Estados Unidos.
"El 100% de las personas no vacunadas que ingresen a una habitación donde hace dos horas estuvo alguien con sarampión, se contagiarán la enfermedad", dice la doctora Yvonne Maldonado, infectóloga pediátrica de la Universidad de Stanford.
En los países pobres, la mortalidad del sarampión en niños menores de 5 años oscila entre el 3% y el 6%, pero en condiciones de desnutrición o de hacinamiento, como los campos de refugiados, ese índice puede ser mayor. Además, los niños pueden morir de complicaciones de la enfermedad, como neumonía, encefalitis y diarrea severa.
En 2018, año más reciente del que se tengan datos a nivel mundial, hubo casi 10 millones de casos de sarampión y alrededor de 142.300 muertes vinculadas a ese virus. Y ese año los programas de vacunación a nivel mundial eran mucho más sólidos que ahora. Para que no se produzcan brotes de una enfermedad altamente contagiosa como el sarampión, el porcentaje de inmunización óptimo es del 95% o más, y con dos dosis de vacuna.
"Los brotes de patógenos no conocen fronteras", dice O’Brien, de la OMS. "Y menos aun el sarampión: si hay sarampión en un lugar, hay sarampión en todas partes."
The New York Times
Traducción de Jaime Arrambide
LA NACIONTemas
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