Informar desde Siria, una misión imposible para los periodistas
Luego de más de cuatro años de guerra, murieron 180 reporteros
BEIRUT.- Siria es hoy el conflicto más peligroso del mundo en términos de cobertura mediática. Luego de más de cuatro años en guerra, 46 periodistas y 134 de los llamados reporteros ciudadanos murieron, según Reporteros Sin Fronteras (RSF), para contar una guerra que se cobró ya más de 230.000 muertos.
Dividido en tres frentes -el rebelde, el leal y el jihadista de la red Al-Qaeda y Estado Islámico (EI)-, la cobertura informativa desde Siria se convirtió en una misión casi imposible. Los que entran por el lado rebelde no pueden regresar al leal, y viceversa. Informar desde las zonas controladas por Al-Qaeda o EI conlleva un alto riesgo de secuestro. A pesar de ello, decenas de jóvenes periodistas freelance decidieron apostar por seguir cubriendo una guerra cada día más violenta y económicamente cara para trabajar.
Contar Siria y lo que pasa allí desde la zona leal permite un desplazamiento más fluido en el país, aunque ello implique que parte del tiempo el periodista deba ir acompañado por un funcionario del Ministerio de Información. En las ciudades, los ataques de morteros son constantes en las zonas colindantes con el frente rebelde o jihadista. La seguridad en las arterias que conectan las grandes ciudades como Damasco y Homs o Aleppo queda sujeta a los avances y retrocesos de los frentes, y ello varía semanal o, incluso, diariamente.
En los frentes de línea leales, los francotiradores son habituales. Para protegerse, soldados y milicianos afines al régimen abren boquetes entre los muros de las casas o cuelgan amplias sábanas entre edificios para torpedear la visibilidad. De entre todos los controles militares que siembran el país, siempre queda la duda de cuál de ellos pueda ser un falso retén, sobre todo, en las zonas cercanas a los territorios bajo el yugo jihadista. Todos visten de caqui, muchos lucen largas barbas.
Al otro lado del frente, el arma más mortífera es aún la aviación, que sigue los ataques en las zonas rebeldes y jihadistas. Decenas de periodistas freelance españoles y extranjeros informaron desde la zona rebelde siria. Un campo que se radicalizó desde el inicio de la guerra, en 2011. Entonces, un simple cruce a pie o en auto de los pasos fronterizos que separan Turquía o el Líbano de Siria hacía posible cruzar a esa zona.
Cuatro años después, pasar al lado rebelde sirio conlleva un alto costo en términos de riesgo y también, como se han quejado muchos reporteros freelance, de bolsillo. Encontrar un fixer (persona que hace las veces de traductor, acompañante y, sobre todo, negocia el cruce seguro de los controles armados) se antoja la prioridad número uno. Éste será el que, según sus contactos, negocie en los distintos puntos de control de los diversos grupos armados, en ocasiones enemistados entre sí. Al costo del fixer se suma la economía de guerra con los precios del transporte o del acceso a generadores e Internet disparatados.
A estos riesgos y costos se suman al final otros gastos que, aunque importantes, muchos freelance no pueden costear debido a las bajas tarifas que ofertan los medios por las piezas informativas. En ocasiones, jóvenes freelance se lanzan a informar desde Siria sin equipo de protección (como un chaleco antibalas o casco) o un seguro médico de emergencia. Cubrir la guerra de Siria en tiempos de crisis se convirtió en un factor de riesgo para los periodistas.
Buscan a tres españoles
- España busca determinar qué sucedió con tres periodistas independientes que desaparecieron en la ciudad siria de Aleppo hace diez días. Según fuentes locales, Ángel Sastre -que vive en Buenos Aires-, José Manuel López y Antonio Pampliega habrían sido raptados por milicianos y luego trasladados a Idlib, controlada por Al-Qaeda.
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