Israel sufre las peores bajas en combate en Gaza desde octubre y crece la presión internacional para frenar la ofensiva
10 soldados israelíes murieron en las últimas 24 horas, fue la peor pérdida en un día desde los 15 muertos del 31 de octubre
LA NACION
EL CAIRO.- Israel anunció el miércoles sus peores pérdidas en combate en más de un mes tras una emboscada en las ruinas de la ciudad de Gaza, y se enfrentó a un creciente aislamiento diplomático a medida que aumentaban las muertes de civiles y se agravaba la catástrofe humanitaria. Diez soldados murieron, entre ellos dos altos mandos y varios oficiales, en intensos combates en Gaza, informó el ejército el miércoles, elevando a 115 el número de muertos en la ofensiva terrestre.
Según reveló el medio The Times of Israel ayer por la tarde soldados de infantería de la brigada Golani, en colaboración con fuerzas blindadas y de ingenieros, estaban llevando a cabo operaciones de búsqueda en la kasbah, o el corazón de Shejaiya, considerado desde hace tiempo uno de los bastiones más fuertemente fortificados de Hamas en el norte de Gaza.
La fuerza inicial de cuatro soldados entró en un grupo de tres edificios -se cree que abandonados- que rodeaban un patio, para llevar a cabo registros y encontró la entrada de un túnel. Cuando las tropas entraron en uno de los edificios, terroristas de Hamas les tendieron una emboscada, lanzando granadas, detonando un artefacto explosivo y abriendo fuego contra ellos. Los cuatro soldados fueron alcanzados por el explosivo en el interior del edificio y murieron, mientras continuaban los disparos desde el exterior.
En ese momento, un segundo grupo de tropas que se encontraba en el exterior intentó llegar hasta ellos, pero se perdió el contacto con el oficial de la fuerza. Los mandos locales iniciaron entonces procedimientos de emergencia ante el temor de que los soldados pudieran haber sido capturados.
Durante los intentos de rescate, las fuerzas se vieron sometidas a continuos disparos de los terroristas que se encontraban en el interior de los edificios, que también lanzaron granadas y provocaron varias explosiones de gran magnitud. En total, el grupo terrorista mató a 10 soldados israelíes, la peor pérdida en un día desde los 15 muertos del 31 de octubre pasado.
Se produjeron intensos combates simultáneos en el norte y el sur del enclave, un día después de que Naciones Unidas exigiera un alto el fuego humanitario inmediato. El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó que los bombardeos “indiscriminados” de Israel contra la población civil estaban costando el apoyo internacional.
Los aviones de guerra volvieron a bombardear a lo largo y ancho de Gaza y los responsables de la ayuda humanitaria afirmaron que la llegada del lluvioso invierno empeoró las condiciones de cientos de miles de familias que duermen a la intemperie en tiendas improvisadas. La gran mayoría de los 2,3 millones de habitantes de Gaza ya se han quedado sin hogar.
Israel lanzó su campaña de aniquilación del grupo militante Hamas, que controla Gaza con la simpatía mundial, después de que el 7 de octubre unos combatientes asaltaran la valla fronteriza, mataran a 1200 israelíes, en su mayoría civiles, y tomaran 240 rehenes.
Pero desde entonces, las fuerzas israelíes han asediado el enclave y han arrasado gran parte de él, con más de 18.000 muertos confirmados según las autoridades sanitarias palestinas, y se teme que muchos miles más estén perdidos entre los escombros o fuera del alcance de las ambulancias.
En Rafah, en el extremo sur de la Franja, donde cientos de miles de personas han buscado refugio, los cadáveres de una familia asesinada en un ataque aéreo nocturno se tendían bajo la lluvia en sudarios blancos ensangrentados, incluidos varios niños pequeños. Uno de ellos, del tamaño de un recién nacido, estaba envuelto en una manta rosa.
Ahmed Abu Reyash recogió los cadáveres de sus sobrinas, Sama y Sara, de 5 y 7 años. Mientras caminaba por la calle llevando a una de las niñas, un pariente tiró de la mortaja y gritó: “¡Son niños! ¡Niños! ¿Acaso matan a alguien que no sean niños? ¡No! ¡Son inocentes! Los han matado con sus sucias manos”.
Desde que a principios de diciembre se rompió una tregua de una semana, las fuerzas israelíes han ampliado su campaña terrestre desde el norte de la Franja de Gaza hasta el sur, con el asalto a la principal ciudad meridional, Jan Yunis.
Mientras tanto, los combates no han hecho más que intensificarse entre los escombros del norte, donde Israel había afirmado anteriormente que sus objetivos militares se habían cumplido en gran medida.
Israel informó de la muerte de diez de sus soldados en las últimas 24 horas, entre ellos un coronel al mando de una base avanzada y un teniente coronel al mando de un regimiento. Ha sido la peor pérdida en un día desde los 15 muertos del 31 de octubre.
La mayoría de las muertes se produjeron en el distrito de Shejaiya de la ciudad de Gaza, en el norte, donde las tropas cayeron en una emboscada cuando intentaban rescatar a otro grupo de soldados que habían atacado a combatientes en un edificio, informó el ejército.
Traer destrucción y muerte
Hamas dijo que el incidente demostraba que las fuerzas israelíes nunca podrían someter a Gaza: “Cuanto más tiempo permanezcáis allí, mayor será la factura de vuestras muertes y pérdidas, y saldréis de ella arrastrando la cola de la decepción y la pérdida, si Dios quiere”.
En el norte, también se han producido intensos combates en el distrito de Jabaliya, donde, según funcionarios sanitarios de Gaza, las fuerzas israelíes han asediado y tomado por asalto un hospital y han detenido y maltratado al personal médico.
En el sur, las fuerzas israelíes que asaltaron Jan Yunis avanzaron en los últimos días hasta el centro de la ciudad. Los residentes afirmaron que se habían producido intensos combates, pero que no se había producido ningún intento de avance en las últimas 24 horas.
“Los tanques israelíes no se han alejado del centro de la ciudad. Se enfrentan a una feroz resistencia y oímos intercambios de disparos y también explosiones”, declaró a Reuters Abu Abdallah, padre de cinco hijos que vive a 2 km de distancia.
Los israelíes habían traído excavadoras y estaban destruyendo la carretera cerca de la casa en Khan Younis del líder de Hamas en Gaza, Yahya Al-Sinwar, dijo Abu Abdallah.
Los hospitales del norte han dejado de funcionar en su mayor parte. En el sur, se han visto invadidos por muertos y heridos, transportados por docenas durante el día y la noche.
“Los médicos, entre los que me incluyo, están pisando cadáveres de niños para tratar a niños que van a morir”, declaró a Reuters el Dr. Chris Hook, médico británico de la organización benéfica MSF en el hospital Nasser de Khan Younis.
Israel dice que ha estado fomentando el aumento de la ayuda a Gaza a través de la frontera de Egipto, y está anunciando pausas diarias de cuatro horas en las operaciones cerca de Rafah para ayudar a los civiles a llegar a ella. La ONU afirma que las engorrosas inspecciones y la inseguridad han reducido la ayuda a un goteo.
Votación de la ONU
El voto de la Asamblea General de la ONU exigiendo un alto el fuego no tiene fuerza legal, pero fue la señal más fuerte de la erosión del apoyo internacional a las acciones de Israel. Tres cuartas partes de los 193 Estados miembros votaron a favor y sólo ocho países se unieron a Estados Unidos e Israel para votar en contra.
Argentina, Alemania, Italia, Países Bajos y Ucrania estuvieron entre los 23 países que se abstuvieron.
Antes de la votación, Biden afirmó que Israel sigue contando con el apoyo de “la mayor parte del mundo” en su lucha contra Hamas. “Pero están empezando a perder ese apoyo por los bombardeos indiscriminados que se llevan a cabo”, dijo en un acto de donantes de campaña.
En la señal más pública de división entre los líderes de EE.UU. e Israel hasta el momento, Biden dijo que el Primer Ministro
El director de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (Unrwa) afirmó el miércoles que la capacidad de la entidad para prestar servicios en Gaza, devastada por la guerra, estaba al borde del colapso tras la muerte de más de 130 empleados en el enclave. “Toda la respuesta humanitaria depende en gran medida de la capacidad de la Unrwa”, dijo Philippe Lazzarini. “Ahora está al borde del colapso”, sentenció.
Agencias Reuters y AP
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