La presión sobre Irán empieza a dividir la cúpula del régimen
Rohani advirtió que EE.UU., que envió fuerzas al Golfo Pérsico, está intentando sembrar la "discordia"
PARÍS.- La escalada diplomática y el despliegue militar adoptados por Estados Unidos contra Irán en los últimos días parecen haber profundizado las divisiones existentes en la cúpula del régimen de Teherán, donde halcones y progresistas se enfrentan veladamente desde hace años.
Pieza central de esa lucha interna por el poder y representante del sector moderado, el presidente iraní Hassan Rohani advirtió la semana pasada en un discurso, sin dar demasiados detalles, que Estados Unidos estaba tratando de "sembrar la discordia" dentro del país.
"El objetivo es simple: que terminemos peleando entre nosotros y tratando de desacreditarnos mutuamente", dijo.
Su advertencia, sin embargo, no parece haber servido de mucho. Una semana después esas divisiones aparecieron a la luz del día con las posiciones antagónicas expresadas por tres personajes que ocupan posiciones de primer nivel en el régimen.
Dos de los protagonistas de ese enfrentamiento pertenecen a los Guardianes de la Revolución, cuerpo de elite de las Fuerzas Armadas que está considerado como el brazo más radical del régimen de los ayatollahs.
"Si [los estadounidenses] hacen un movimiento, les golpearemos en la cabeza", advirtió ayer Amirali Hajizadeh, jefe de la división aeroespacial de la Guardia Revolucionaria de Irán.
"Un portaviones con 40 a 50 aeronaves a bordo y 6000 efectivos en su interior fue una seria amenaza para nosotros en el pasado, pero ahora (...) las amenazas se han convertido en oportunidades", comentó el hombre que comanda la fuerza misilística del país.
En forma sorprendente, su superior jerárquico -el comandante en jefe de los Guardianes de la Revolución, Hosein Salami- descartó casi al mismo tiempo el riesgo de un conflicto militar con Estados Unidos, a pesar de los temores que inspira el despliegue militar norteamericano en el Golfo Pérsico. "No se avecina una guerra [Estados Unidos], solo se está librando a una guerra psicológica y está tratando de combinarla con las sanciones y presiones económicas", dijo Salami.
El alto jefe militar expuso su opinión durante una reunión secreta del Parlamento consagrada a la reciente evolución de la seguridad en la región. En menos de una semana, la Casa Blanca envió al Golfo Pérsico el portaviones USS Abraham Lincoln, una escuadrilla de cazabombarderos, el buque de asalto anfibio USS Arlington y una batería de defensa antiaérea Patriot. Washington justificó esas iniciativas invocando "una cantidad de indicadores y advertencias preocupantes y crecientes" sobre la posibilidad de un ataque iraní contra Estados Unidos. Esas medidas elevaron la tensión entre ambos países a su más alto nivel en las últimas décadas.
En contraste con el lenguaje marcial empleado por Hajizadeh durante su intervención ante el Parlamento, Salami presentó un panorama más sereno basándose en "análisis estratégicos y de campo".
Esa interpretación contrasta al mismo tiempo con la posición expresada por el ayatollah Yousef Tabatabai-Nejad, habitual vocero del ala dura del régimen: "Uno solo de nuestros misiles puede destruir la flota norteamericana de mil millones" de dólares que navega rumbo al Golfo Pérsico, dijo.
"Si intentan cualquier movimiento, [enfrentarán] decenas de misiles porque en ese momento los funcionarios [iraníes] no estarán a cargo para actuar con cautela. Esas cosas estarán en manos de nuestro querido líder, el ayatollah Ali Khamenei", dijo Tabatabai-Nejad durante la plegaria del viernes pasado, coincidiendo con la amenaza lanzada ayer por Salami.
Esas disonancias dejaron una vez más a la luz del día la sorda confrontación que existe en la cúspide del poder. En su discurso de la semana pasada, Rohani dio la clave al afirmar que "lamentablemente, muchos se resisten a creer que Irán está en una guerra política, económica y psicológica con Estados Unidos", y sugiriendo que la única forma de hacerle frente era la unión nacional.
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