Los medios, en el centro del debate
Muchos ciudadanos cuestionaron la "fenomenal exageración" de la prensa sobre el ciclón
WASHINGTON.- "¿Nos hemos vuelto un país de estúpidos?", preguntó ayer el escritor y crítico norteamericano Lee Siegel. Conocido por su mordacidad para analizar el comportamiento social de este país, se preguntaba eso luego del furor alarmista que campeó este fin de semana a la hora de evaluar el paso de la tormenta tropical Irene.
Luego de recorrer más de 1000 kilómetros de costa en dos días, el meteoro que el presidente Barack Obama aún considera "peligroso" abandonó ayer el país.
Junto con las 44 muertes que se le atribuyen, las inundaciones y los millones de dólares en pérdidas -sobre todo, por el cese de actividad que impulsaron las autoridades- Irene dejó atrás un interesante debate por lo que muchos consideran una " fenomenal exageración " en el discurso mediático y político para describir una tormenta que, finalmente y por suerte, fue mucho menor de lo esperado.
Un sondeo informal del Huffington Post reveló que seis de cada diez personas consideraron que hubo una "manifiesta exageración" por parte de las cadenas informativas al describir lo que ocurría.
" Nos tomaron por estúpidos . Lo peor fue el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, que no sólo nos dejó sin transporte durante todo un fin de semana, sino que, además, nos habló como si fuéramos niños, al advertirnos sobre el peligro de encender velas si se cortaba la luz", dijo un participante del sondeo.
Buena parte de los dardos cayeron sobre la popular cadena CNN y la memorable escena de uno de sus reporteros que, micrófono en mano, dijo estar "enfrentando la fuerza del temporal", mientras, a su alrededor, decenas de turistas paseaban, distendidos, en bicicleta y patines.
"Hubo una palpable decepción en las grandes estrellas de los informativos de televisión cuando los meteorólogos rebajaron la potencia del temporal y afirmaron, al mediodía del domingo, que ya no llovería más en Nueva York", describió el británico The Daily Telegraph.
"Aun así, el coro no bajó su apuesta porque eso implicaba el riesgo de perder audiencia en lo que se había proyectado como su gran producción del domingo", afirmó Howard Krutz, en un controvertido artículo en el sitio web The Daily Beast. Describió así la carrera de alarma en la que pocos se atrevieron a morigerar al discurso pese a que la tormenta perdía intensidad.
"Ustedes están describiendo algo que, en realidad, no es tan grave", intentó matizar, al aire, uno de las tantas personas de la vasta zona afectada que fueron consultadas por la cadena Fox. "Se equivoca, amigo, esto es muy serio", lo corrigió el conductor, desde el abrigo del estudio central.
El círculo fue funcional a los políticos. Mimetizados con el paisaje del drama televisivo, alcaldes y gobernadores tuvieron a su disposición horas de pantalla para mostrarse activos, con la repetición del discurso del "no salga de casa", aun cuando aparecieran rodeados de ciudadanos que disfrutaban del domingo.
"No está bien que nos critiquen. Si yo veo un oso en la puerta de su casa, mi obligación es avisarle del peligro. Pero eso no significa que el oso vaya a atacarlo", argumentó Al Roker, un reconocido meteorólogo televisivo, al participar de uno de los tantos paneles montados para debatir la "postormenta".
Según dijo, "fue gracias a las cadenas de televisión que mucha gente evitó el peligro", y desechó que el contraste entre la alarma y lo que realmente ocurrió alimente escepticismos en el futuro, ante la eventualidad de una nueva emergencia.
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