Los diez buques de la serie Nimitz participaron en las operaciones más importantes de los últimos cincuenta años de la Marina de Estados Unidos
Un aeropuerto militar flotante, capaz de transportar aviones a cualquier parte. Alguien vino con la idea de unir el agua y el aire con fines bélicos, a principios del siglo XX, y para la Segunda Guerra Mundial los portaaviones eran una realidad determinante con la que Estados Unidos, por ejemplo, expulsó a los militares japoneses isla por isla de sus efímeras conquistas del Pacífico.
Ahora, como entonces, los portaaviones son un armamento de primer orden, con Estados Unidos al frente en cantidad de naves y poder de fuego. Y todo gracias a los portaaviones de clase Nimitz, una decena de inmensas embarcaciones de propulsión nuclear, que se despliegan en los mares del mundo como ciudades artilladas, con seis mil hombres y un centenar de aviones.
El destino quiso que los portaaviones norteamericanos siguieran vigilantes en la región Asia-Pacífico. Pero no por los japoneses, desde luego, aliados incondicionales de Estados Unidos desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Ahora el rival a tener en cuenta en la zona es China, la superpotencia que se hace valer frente a sus vecinos. Allí están los Nimitz, patrullando el Pacífico como parte de la competencia de Estados Unidos y China en todos los ámbitos, del comercio a la carrera espacial, y atentos a los desbordes de China en la zona, sobre todo con Taiwán, la presa favorita de Pekín.
Los Nimitz también navegan en el Atlántico, el Índico, el Golfo Pérsico, donde haga falta. Y navegan en la cultura popular. Tuvieron su propia película en 1980, La cuenta final, mitad bélica y mitad ciencia ficción. Y el año pasado la taquillera Top Gun: Maverick, utilizó dos portaaviones clase Nimitz, el USS Theodore Roosevelt y el USS Abraham Lincoln. Tom Cruise pudo incluso volar en los cazas F-18 que llevaban a bordo al precio de 11.000 dólares la hora. A cuenta de Hollywood, claro.
Estas inmensas naves que ponen a sus adversarios al borde de un ataque de nervios surcan los siete mares desde 1975, cuando entró en servicio el USS Nimitz, el buque pionero que le dio el nombre a toda la serie, un total de diez portaaviones que se sumaron al elenco y le hicieron progresivamente compañía.
Le siguieron el USS Dwight Eisenhower (1975), el USS Carl Vinson (1980), el USS Theodore Roosevelt (1986), el USS Abraham Lincoln (1988), el USS George Washington (1990), el USS John C. Stennis (1995), el USS Harry S. Truman (1998), el USS Ronald Reagan (2003), y por último el USS H.W. Bush (2009).
“El Nimitz participó en todos los grandes conflictos de los últimos 50 años: Ernest Will (libertad de operaciones en el Golfo Pérsico), Tormenta del Desierto, Libertad Iraquí y Libertad Duradera”, explicó a LA NACION Marc F. Cancian, asesor senior del Programa de Seguridad Internacional del Center for Strategic and International Studies (CSIS).
“Sin embargo, su mayor contribución ha sido la presencia continua en ultramar que ha proporcionado a Estados Unidos, la OTAN y las naciones aliadas. Durante casi medio siglo ha respondido a crisis, apoyado la ayuda humanitaria tras catástrofes naturales y colaborado con aliados y socios. Ha sido un elemento clave en el compromiso global de Estados Unidos”, añadió.
De manera que se cumplió el vaticinio del presidente norteamericano Gerald R. Ford, cuando encabezó la ceremonia inaugural del USS Nimitz, y dijo que “el Nimitz suscitará el asombro y la admiración de algunos, la cautela y la circunspección de otros, y el respeto de todos”. Más adelante Ford, sin saberlo, tendría un portaaviones con su nombre.
Capacidad y poderío
Cada Nimitz transporta tres mil toneladas de bombas y más de 13 millones de litros de combustible para casi un centenar de aviones, que pueden despegar cada veinte segundos desde cuatro catapultas distintas, entre los rasgos distintivos que convirtieron al Nimitz en el amo indiscutible de los mares.
“El gran tamaño del Nimitz (330 m de eslora y 100.000 toneladas) le permite transportar 90 aviones de muchos tipos diferentes. Por tanto, es muy versátil, no solo con aviones de combate y ataque, sino también con aviones de carga, helicópteros de guerra antisubmarina y aviones de alerta temprana aerotransportados. Su energía nuclear le permite viajar durante años sin repostar”, precisó Cancian sobre las fabulosas capacidades de estos gigantes.
El sitio español El Confidencial dijo en una nota de fondo, en medio de una lluvia de elogios, que los Nimitz “hacen que portaaviones como el Juan Carlos I [de la Armada española] parezcan de juguete”. Lo mismo puede decirse de la gran mayoría de los portaaviones del mundo.
¿Pero cómo se miden los Nimitz con sus pares de otras potencias militares, como Rusia y China? Por el lado de los rusos, no hay comparación. El único portaaviones ruso, el Almirante Kuznetsov, fue puesto en reparaciones en 2019 y se fue retrasando su regreso. El Kuznetsov se hizo famoso en Gran Bretaña en 2017, cuando el secretario de Defensa lo apodó el “barco de la vergüenza” al pasar por aguas cercanas a la costa inglesa echando humo negro.
China es otra historia. Aunque también va detrás, la Armada china pretende ponerse al día. Y viene evolucionando. El primero de los portaaviones que tiene en servicio es un buque ruso de la era soviética, rebautizado Liaoning. Luego fabricó una nave propia, el Shandong, en base al modelo ruso. Y en junio de 2022 botó un portaaviones de nueva generación, el Fujian, que estará operativo en 2024. Si bien no tiene propulsión nuclear, es el primero en igualar en tamaño a los norteamericanos.
El proyecto chino sería incorporar más elementos a la flota. Se estima que China podría tener hasta seis portaaviones operativos en 2040: los tres actuales a propulsión convencional, y los siguientes a propulsión nuclear. Según el experto naval H. I. Sutton, “China tiene la ambición de expandir y modernizar su armada a una escala nunca vista en ningún otro país”.
El buque que lidera los esfuerzos norteamericanos en el Pacífico es el USS Ronald Reagan, que en agosto del año pasado permaneció en el área de Taiwán “para monitorear la situación”. Se refería al inusual despliegue militar chino alrededor de la isla, el mayor “ejercicio” militar en la zona en varias décadas, que incluía el portaaviones Shandong.
El USS Ronald Reagan navegaba en compañía del destructor USS Higgins y los cruceros con misiles guiados USS Antietam y USS Chancerllorsville, como parte del mismo grupo de ataque. Todos ellos, según una vocera de la Flota del Pacífico de Estados Unidos, se encontraban realizando “operaciones de rutina en el Mar del Sur de China y en el Mar de Filipinas”. El plantel se completaba con los buques de asalto anfibio USS Tripoli y USS America.
Camino de salida
Pese a su larga trayectoria, o precisamente debido a su larga trayectoria, la vida útil de los Nimitz, prevista en unos 50 años, viene de a poco llegando a su fin. El primer buque de la serie, el USS Nimitz, saldrá de circulación en los próximos años. Gradualmente pasarán a retiro también sus hermanos, para ser reemplazados por una nueva generación de portaaviones, los Gerald R. Ford, cuya primera nave entró en servicio a fines de 2022.
Según anunciaron funcionarios de la Armada de Estados Unidos, está previsto que el USS Nimitz sea retirado de la fuerza de combate en el año fiscal 2025, “cuando comience el Programa de Descarga Terminal del buque, con la inactivación programada para 2027″.
El sitio oficial de la U.S. Fleet Forces Command, los Gerald R. Ford introducen 23 nuevas tecnologías “diseñadas para proporcionar una mayor letalidad, capacidad de supervivencia e interoperabilidad conjunta con una tripulación un 20% menor que la de un portaaviones de la clase Nimitz”.
Tras el éxito de los Nimitz y frente a lo bueno que se espera de los Ford, algunos cuestionan la mera continuidad de estos portaaviones. ¿Qué pueden hacer ahora, se preguntan, frente a los misiles hipersónicos y otros muchos armamentos rápidos y furiosos? ¿No serán, por sus descomunales características, y pese a sus variados sistemas de defensa, un blanco relativamente accesible para los proyectiles ultraveloces que cortan el cielo, por ejemplo?
El debate está abierto. Sobre todo se discute si vale la pena los miles de millones de dólares que cuesta fabricarlos y tenerlos en movimiento. Según Cancian, “para la respuesta a crisis y conflictos regionales, los portaaviones como el Nimitz son insuperables. Pueden desplazarse allí donde se produzca la crisis y no necesitan autorización de ningún otro país”.
El experto del CSIS señaló sin embargo que “existe la preocupación de que los portaaviones no sean capaces de sobrevivir en un conflicto entre grandes potencias como China. Algunos estrategas navales preferirían portaaviones más pequeños y menos costosos o pequeños buques armados con misiles”.
Paul Campagna, excomandante del USS Dwight Eisenhower, defendió en una conferencia la capacidad del buque para afrontar los desafíos actuales. “Cualquiera que esté preocupado por la amenaza moderna que hay ahí fuera, solo diré que un portaaviones no está en una isla”, señaló. Y luego desarrolló con pasión: “Se despliega con su ala aérea [90 aviones y helicópteros], de despliega con su grupo de ataque [tres cruceros, dos submarinos nucleares, cinco destructores y cuatro fragatas]. Se despliega con una defensa en capas que va desde el fondo del océano hasta el espacio, y cualquiera por ahí que piense que somos frágiles, pequeñas tazas de té o algo así, está muy equivocado”.
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