
Murió la polémica y legendaria Oriana Fallaci
La notable periodista era una enemiga ideológica del islam
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ROMA.– Oriana Fallaci, una de las mejores plumas del periodismo italiano y escritora de best sellers últimamente muy polémicos debido a sus posiciones contrarias al islam, murió ayer, a los 77 años, en Florencia, su ciudad natal. Conocida por su estilo lleno de pasión, frases cortas y crudas, e irreverentes entrevistas a figuras políticas de todo el mundo, Fallaci desde hace años luchaba contra un cáncer, que solía definir como un “alien”.
Si bien era una figura que dividía –venerada por unos, detestada por otros–, su muerte causó gran conmoción en Italia, donde el mundo de la cultura y de la política, incluso sus detractores, la recordaron con palabras de gran respeto.
Fallaci, que vivía en los Estados Unidos pero que viajaba muy seguido a Florencia –una ciudad que amaba y criticaba–, donde al parecer quiso ir a morir, había sido internada la semana pasada tras un empeoramiento de su estado de salud. En los últimos años, muy esquiva con los medios -no daba entrevistas-, había pedido a la clínica Santa Chiara, donde falleció durante la madrugada, mantener en absoluta reserva su presencia allí. Los únicos que tuvieron acceso al lecho de enferma de la famosa periodista, que fue corresponsal de guerra en Vietnam, así como en el Líbano y en otros conflictos, fueron su hermana Paola y un sobrino.
Según fuentes cercanas a su familia, no habrá ninguna capilla ardiente y las exequias de la célebre escritora tendrán lugar en privado, en forma no religiosa: Fallaci habría querido así confirmar su laicismo. En los últimos días, sin embargo, había recibido la visita de monseñor Rino Fisichella, rector de la Universidad Lateranense, con quien mantenía una estrecha amistad.
Nacida en Florencia el 29 de junio de 1929, en época mussoliniana, Oriana Fallaci siempre fue una "mujer de guerra".
Según cuentan sus biografías, cuando Italia decidió entrar activamente en la Segunda Guerra Mundial y ella tenía unos diez años, se unió al padre, que participaba en un movimiento clandestino de resistencia. Se convirtió en miembro del cuerpo de voluntarios por la libertad en contra del nazismo y fue así como, a los 14 años, recibió un reconocimiento de parte del ejército italiano.
Oriana, una mujer mona, fumadora empedernida, que nunca se casó, comenzó a trabajar como periodista a los 16 años en Florencia. Si bien comenzó su carrera escribiendo notas de información general, pronto su talento la llevó a cargos más importantes, primero en la revista Epoca y después en L Europeo .
En los años setenta, saltó a la fama cuando comenzó a entrevistar con un estilo totalmente desinhibido a figuras políticas de renombre -Yasser Arafat, el sha de Irán, Indira Ghandi, Golda Meir, Willy Brandt, el ayatollah Khomeini y Muammar Khadafi, entre otros-. Los Angeles Times la definió entonces como "la periodista a quien virtualmente ninguna figura del mundo dice que no".
Una agitadora
Para algunos egocéntrica, demasiado controvertida, a veces hasta brutal, en fin, una "agitadora", Fallaci escribió varios best sellers : entre otros, Penélope en la guerra , Entrevistas con la historia , Carta a un niño que nunca nació y Un hombre , novela en la que cuenta la dramática historia de amor que tuvo con Alekos Panagoulis, poeta y líder de la resistencia griega.
Después de habérsele detectado un cáncer de mama, Fallaci se recluyó en el silencio, que rompió solamente luego de los ataques del 11 de Septiembre.
Entonces escribió primero un extenso y explosivo artículo en el Corriere della Sera , lleno de conceptos durísimos en contra del fundamentalismo islámico y en defensa de la cultura occidental, que se convirtió luego en trilogía: La rabia y el orgullo , La fuerza de la razón y El Apocalipsis .
Estos libros, otra vez best sellers , la convirtieron en protagonistas de fuertes polémicas y debates, en la principal enemiga de los pacifistas y de los árabes, y en un referente de los halcones neoconservadores norteamericanos, ideólogos del concepto de "guerra preventiva". Allí desplegó el concepto de "eurabia", es decir, una Europa que se ha convertido en colonia del islam, y definió el islamismo como el "nuevo nazifascismo".
Aunque durante toda su vida Fallaci expresó conceptos anticlericales, en los últimos años se había acercado al catolicismo, tanto que había declarado públicamente su admiración por Benedicto XVI, que el 27 de agosto del año pasado la recibió en audiencia privada en Castelgandolfo.
Su última provocación fue en mayo último, cuando desató otra polémica al decir una vez más cosas "políticamente incorrectas": desde que Romano Prodi y Silvio Berlusconi eran "dos imbéciles" hasta que ella hubiera volado con explosivos una mezquita en construcción cerca de su casa de campo, en Toscana.
"No quiero ver cerca de mi casa un minarete de 24 metros en el paisaje de Giotto, cuando yo en sus países ni siquiera puedo ponerme una cruz o llevar una Biblia", dijo. "Si estoy todavía viva -agregó-, iré a lo de mis amigos de Carrara, donde son todos anarquistas, agarro los explosivos, y la vuelo por el aire."
Ayer, toda Italia reaccionó ante su muerte, desde el futbolista Francesco Totti y el cineasta Franco Zeffirelli hasta el presidente italiano, Giorgio Napolitano. Lo hizo con elogios y críticas y, sobre todo, con respeto.
Frases recientes que dispararon las críticas
- "Europa ya no es Europa, es ´Eurabia , una colonia del Islam."
- "Nuestro primer enemigo no es Ben Laden ni Al-Zarqawi, es el Corán, el libro que los ha intoxicado." l "Estamos en guerra, ¿podemos entender eso de una vez? En la guerra se llora, se muere y ya está."
- "[Europa] sigue sin darse cuenta de que tiene el enemigo en casa." l "[En Europa] no quieren darse cuenta de que esto es una cruzada a la inversa."
- "El islamismo es el nuevo nazifascismo. Con el nazifascismo no es posible compromiso alguno."
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