"No es solo la economía, estúpido": las razones del voto en EE.UU.
WASHINGTON.- Intentar comprender el proceso electoral norteamericano desde la perspectiva política argentina podría no sólo resultar un error, sino una tarea infructuosa. Según nuestra lógica binaria, si la economía funciona bien, el candidato por lo general es bendecido en las urnas; lo contrario sucede si la economía se desploma o no muestra signos vitales que favorezcan la producción y el empleo. Sin embargo, las elecciones de medio término que se celebran hoy en Estados Unidos, consideradas un verdadero plebiscito de la gestión del presidente Donald Trump , estarían por demostrar que esta ecuación es falsa.
En Estados Unidos la prosperidad económica alcanzó niveles históricos: el índice de desempleo en cayó al 3,7 % en septiembre, la menor cifra desde 1969, en un mes en el que se crearon 134.000 nuevos puestos de trabajo. Semejante pujanza en un país que logró salir a flote después de la crisis financiera de 2009 -que provocó la pérdida de casi un millón de puestos de trabajo- debería ser motivo más que suficiente, desde la perspectiva argentina, para que Trump y su partido Republicano ganaran con comodidad en las elecciones de medio término que se celebran hoy. No obstante, las encuestas anticipan que el mandatario norteamericano perdería su actual predominio en el Congreso, pues la mayoría de Cámara de Representantes pasaría a manos del Partido Demócrata.
De confirmarse estos vaticinios, el último tramo de la administración Trump podría afrontar dificultades imprevistas, como la posibilidad de que, desde las usinas demócratas, se motorice finalmente la amenaza de un impeachment (juicio político) contra el presidente.
Ahora bien, ¿cómo se explica esta paradoja en la que un gobierno, que ostenta índices inéditos de prosperidad económica, no reciba el apoyo esperado en las urnas? La clave se hallaría en aquella frase que inmortalizó el expresidente Bill Clinton, aunque ahora dicha al revés: "No todo es la economía, estúpido".
En efecto, a la hora de decidir su voto el ciudadano norteamericano coloca en la balanza no sólo la situación de su bolsillo; otras preocupaciones lo desvelan y así lo revelan las encuestas. Según la consultora Ipsos, los asuntos que más inquietan al norteamericano medio son el sistema público de salud; la problemática del crimen y la violencia; el control inmigratorio; la corrupción política y la declinación moral de la sociedad. Según su última encuesta, el 42% de los ciudadanos apoyan la gestión de Trump, mientras un 52% lo desaprueba y un 5,2% tiene "sentimientos encontrados" al respecto.
"Hoy se observan tres tendencias en la sociedad norteamericana: una, un sostenido declive en la confianza en las instituciones; el ciudadano siente que la economía sólo favorece a los más ricos y que el sistema está quebrado.
Segundo, hay una creciente tendencia hacia la 'tribalización', esto es, la sociedad está cada vez más dividida y menos tolerante hacia quienes piensan diferente.
Tercero, hay un notable cambio demográfico: la población blanca está perdiendo su predominio. Las minorías van ganando terreno y observan que el gobierno de Trump, lejos de integrarlas, las segregan en su discurso", explicó Cris Jackson, vicepresidente de Asuntos Públicos de Ipsos, quien recibió en sus oficinas en Washington a una delegación de periodistas argentinos -entre ellos, LA NACION- y representantes de empresas de AmCham, la Cámara de Comercio de Estados Unidos en la Argentina.
Según Jackson, las instituciones son importantes para el norteamericano medio, quien percibe que Trump y su retórica antisistema avanza contra ellas. De otra manera no se explicaría por qué, según una encuesta de Pew Research Center, figura al tope de los "asuntos más importantes" de los votantes la situación de la Corte Suprema de Justicia, sometida en las últimas semanas a un fuerte debate público con la incorporación, a propuesta de Trump, de Brett Kavanaugh, denunciado por acoso sexual.
Este mismo sondeo de Pew Research Center reflejó también que los hispanos están más interesados en votar este año que en las últimas elecciones de medio término de 2014. Para los demócratas, la participación electoral de este sector es clave, junto al de la comunidad afroamericana, para inclinar la balanza en su favor.
Por su parte, los republicanos y su líder Trump dedicaron todas sus energías de campaña a fidelizar el voto en las áreas rurales y en la población blanca a partir de una fuerte retórica contra la inmigración ilegal: su objetivo de mínima es preservar, al menos, la mayoría en el Senado.
Las elecciones norteamericanas de medio término se presentan, así, decisivas para el futuro de la administración Trump. La economía no lo es todo para el votante; las instituciones adquieren un valor que, a juzgar por las encuestas, lo superan. Un mensaje tácito, salvando las distancias, para nuestro país y para las ambiciones de reelección de Mauricio Macri.
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