Otra polémica de Viganò: arremetió contra "la plaga de la homosexualidad" en el clero
ROMA.- No se aplaca el "Viganó-gate". El exnuncio Carlo Maria Viganó, que a fines de agosto pasado creó gran conmoción en la Iglesia al acusar al Papa y a varios altos prelados de los pontificados anteriores de haber encubierto a un excardenal abusador, volvió hoy a hacerse oír.
La tercera epístola fue publicada en italiano e inglés en el blog del periodista italiano Marco Tosatti, del ala ultraconservadora contraria al Papa y que admitió haberlo ayudado a redactar su primera y explosiva carta. En este texto, Viganó bajó el tono. Si bien insistió en sus acusaciones, ya no reclamó la renuncia de Francisco, como había hecho en su primer "J’accuse", sino que aseguró que reza todos los días por él. Y arremetió especialmente contra "la plaga de la homosexualidad" en la Iglesia católica.
"Esta es una crisis debida a la plaga de la homosexualidad, a quienes la practican, a sus mociones, a la resistencia a ser corregida", denunció. "No es una exageración decir que la homosexualidad se ha vuelto una plaga en el clero y que sólo puede ser vencida con armas espirituales. Es una hipocresía enorme denostar el abuso, decir que se llora por las víctimas pero, sin embargo, negarse a denunciar que la causa de tanto abusos es la homosexualidad", disparó.
"Está comprobado que los predadores sexuales aprovechan de su privilegio clerical, pero reivindicar la misma crisis como clericalismo es un puro sofisma", acusó. Lamentó, por otra parte, que "la denuncia de la corrupción homosexual no encuentra consensos y solidaridad en nuestros días, tampoco en las más altas esferas de la Iglesia".
"No me sorprende que al llamar la atención sobre estas plagas yo sea acusado de deslealtad hacia el Santo Padre y de fomentar una rebelión abierta y escandalosa. Pero la rebelión implicaría empujar a otros a derrocar el papado. Yo no estoy exhortando a nada parecido", afirmó. "Rezo todos los días por Francisco mucho más de lo que hice por otros papas. Es más, pido ardientemente que el Santo Padre enfrente los compromisos asumidos", agregó, y reclamó luego que "admita sus errores, se arrepienta, demuestra que quiere seguir el mandato dado a Pedro y, una vez arrepentido, confirme a sus hermanos".
En la carta -de cuatro carillas y escrita desde algún lugar desconocido-, este arzobispo italiano, de 77 años, recordó las acusaciones realizadas en su primera misiva, publicada a fines de agosto, justo el último día del de un difícil viaje del Papa a Irlanda. E insistió en acusar a las altas esferas del Vaticano de las últimas décadas de una "conspiración del silencio" y de "corrupción" por haber encubierto a lo largo de su ascendente carrera a Theodore McCarrick, arzobispo emérito de Washington. Se trata de un prelado que tuvo gran influencia en la Iglesia de Estados Unidos, que el Papa obligó a renunciar al cardenalato en julio pasado, a los 88 años, luego de confirmarse un caso de abuso sexual cometido en la década de 1970.
Además, le contestó al cardenal canadiense Marc Ouellet, prefecto de la Congregación de los Obispos, que hace dos semanas, en una carta abierta, había salido a demoler sus acusaciones, tildándolas de "blasfemia", de "un ataque injusto e injustificado" contra el Papa y como "un montaje político carente de fundamento". Recordando eventos y hechos, Viganó aseguró que, en verdad, Ouellet en su carta admitió "importantes afirmaciones" realizadas por él, que había acusado al Papa de haberle levantado a McCarrick sanciones que le había impuesto Benedicto XVI.
"El cardenal Ouellet asegura que es falso presentar las medidas tomadas en cuanto a McCarrick como ‘sanciones’ decretadas por Benedicto y anuladas por Francisco. Es verdad, no eran técnicamente ‘sanciones’, eran medidas, ‘condiciones y restricciones’. Discutir si eran sanciones o medidas o qué, es puro legalismo. Bajo el perfil pastoral es exactamente lo mismo", escribió.
"Hay un punto en el que debo absolutamente desmentir lo que el cardenal Ouellet escribe. El cardenal afirma que la Santa Sede estaba en conocimiento de solamente ‘simples voces’, no suficientes para poder tomar medidas disciplinarias contra McCarrick. Yo en cambio afirmo que la Santa Sede estaba en conocimiento de múltiples hechos concretos y en posesión de documentos y que pese a ello las personas responsables han preferido no intervenir o les fue impedido hacerlo", apuntó.
El 6 de octubre pasado el Vaticano informó que, por orden de Francisco, comenzó una investigación a todo campo sobre el caso de McCarrick, prelado influyente que, evidentemente, contó con protección durante el pontificado de Juan Pablo II.
Consciente de que muchos se preguntan por qué no denunció públicamente antes todo esto y de que lo cuestionan por el hecho de que, siendo nuncio (embajador del Vaticano) en Estados Unidos de 2011 a 2016, tampoco hizo nada -en una velada hasta lo elogió públicamente, como pudo verse en un video-, Viganó hizo autocrítica.
"Aún habiendo reportado más veces a mis superiores y hasta al Papa las aberrantes acciones de McCarrick, habría podido denunciar antes públicamente las verdades que conocía", admitió. "Si hay alguna responsabilidad en este retraso, me arrepiento".
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