Putin, el candidato de las encuestas
MOSCU.- Prácticamente desconocido hace siete meses, Vladimir Putin enfrenta el día decisivo de su vida: es que si las encuestas no se equivocan, el enigmático hombre que fue espía de la KGB, que tiene el respaldo de Occidente y que, a la vez, prometió mano dura y la recuperación de Rusia como potencia mundial, puede ser consagrado hoy como nuevo presidente de este país, que afronta la tercera elección para la primera magistratura en su corta historia democrática.
En lo que los diarios de Moscú llaman "carrera de un solo hombre", Putin, a quien los sondeos le adjudican entre el 52 y el 58 por cientode los votos, sabe que tiene el triunfo asegurado. La única duda es si lo logrará hoy-para lo que debe obtener más del 50% de los votos- o si deberá afrontar una segunda vuelta electoral el 16 del mes próximo contra, seguramente, el comunista Guennady Zhyuganov (25%) o el liberal Grigory Yablinski, que aún sueña con ocupar la segunda plaza, aunque hoy pueda mostrar un modesto 5 a 8 por ciento.
Pero aunque el triunfo del actual presidente parezca cantado, estas elecciones son absolutamente claves, no sólo para Rusia, sino también para Occidente, que como es lógico tiene todos sus ojos puestos en el proceso político y económico del país más grande del mundo, y uno de los más armados también, esperanzados, como los rusos, de que éste sea finalmente el último escalón en la larga escalera de la transición que va del comunismo al capitalismo.
Es que el increíble proceso que comenzó con la perestroika de Mikhail Gorbachov, el dirigente del PC que se animó a romper con la "dictadura del proletariado", y que siguió con el inefable Boris Yeltsin, el hombre que pese a las críticas fue quien "independizó" a Rusia de la URSS y terminó por agregar la palabra ex a esa sigla, está lejos de haber concluido. Bajo el peso de un enorme aparato estatal y con una sociedad que aún no termina de adaptarse a los cambios después de 70 años de dura dictadura soviética, Rusia, y los rusos, todavía están intentando adaptarse a un mundo que se les derrumbó sin previo aviso y para el cual se fueron preparando a medida que lo vivían.
De todas maneras, y aunque faltan importantes cambios estructurales, el país está irreconocible después de 10 años de transición. Ya prácticamente no hay símbolos del comunismo y sí del consumismo, como las grandes marcas europeas y norteamericanas; las estanterías de los supermercados están repletas de todo lo que faltaba en la época soviética y Moscú ha dejado de ser una ciudad gris y opaca para estar iluminada por los miles de carteles electrónicos que pueblan edificios y espacios públicos. Pero lo más importante está en la mentalidad de la gente, ya que hasta el propio Partido Comunista, que podría recibir más de 20 millones de votos, asegura que no pretende volver atrás para repetir el pasado.
Cifras para el asombro
Claro que, con crisis o sin ella, este país sigue siendo impresionante. Y los números lo demuestran: para hoy están citados 107 millones de votantes, se abrirán 94.000 locales de votación, el territorio está cubierto por 11 husos horarios y se extiende por dos continentes (Europa y Asia), sus fuerzas armadas tienen 1,2 millón de hombres bajo bandera, el gasto per cápita en defensa es de más de 500 dólares (el mismo salario que reciben por año millones de rusos), su PBI supera los 205.000 millones de dólares y para las elecciones de hoy, que en realidad comenzaron anoche en lugares tan distantes como Kamtchatka, se dispuso la participación de 460.000 efectivos de seguridad.
El número de agentes desplegados responde a una única razón: el temor de que se produzcan ataques guerrilleros durante los comicios, fundamentalmente por los rebeldes chechenos, que podrían aprovechar la ocasión para vengarse por la dura derrota que las tropas federales les están propinando. "En vísperas de los comicios debemos esperar golpes por la espalda", destacó Serguei Yastrzhembski, vocero de Putin para la guerra.
Ayer, en tanto, ya prácticamente no quedaban restos de la campaña, que fue floja en términos latinoamericanos y estuvo muy lejos del dramatismo de la de 1996, cuando la opción era entre ir hacia la democracia de la mano de Boris Yeltsin u optar por el pasado del por entonces no reformado Zhyuganov. Hoy, con el voto cantado, la elección parece estar entre Putin y Putin, que para garantizarse el triunfo en esta primera vuelta deberá superar el temor que despierta entre muchos por sus promesas de mano dura, su impiedad en Chechenia y su falta de propuestas durante la campaña.
En realidad, Putin no hizo campaña; o más bien fue la anticampaña. Al estilo Carlos Menem en la Argentina, se negó a debatir con sus adversarios y aseguró que no podía perder tiempo en actos proselitistas, ya que los rusos necesitaban alguien que gobernase en lugar de hacer política.
Pero, como si hubiese egresado de un máster de populismo en América latina, aprovechó todos y cada uno de los resquicios posibles para presentarse como un gobernante efectivo, que inauguraba obras y que hasta podía pilotear un avión, como lo hizo en Chechenia, mostrando a la vez que no es ningún Boris Yeltsin (en cuanto a lo físico) y que además es un líder fuerte que no le teme ni a una aeronave de guerra. Y ayer, siempre sin hacer campaña, apareció en un estadio de fútbol, garantizándose, como en todos los casos anteriores, su presencia en televisión.
Esta noche, cuando a las cinco de la tarde (hora argentina), se conozcan los primeros resultados, se verá si los rusos creen que él es el hombre que pondrá definitivamente al país de cara al futuro. Y en ese momento, seguramente, el oscuro ex agente soviético, el joven reformista, el hombre de mano dura, el líder fuerte, podrá dejar su gesto adusto y esbozar una sonrisa.
En carrera
Vladimir Putin: tiene 49 años, dos hijas, y es el actual presidente en funciones.
- Aunque recién saltó a la fama en agosto de 1999, cuando Yeltsin lo nombró primer ministro, carga sobre sus espaldas un peso único: fue espía de la KGB.
- Abogado, tras su paso por los servicios secretos inició una meteórica carrera política y ocupó varios cargos. En todos esos puestos, siempre detrás de alguna figura política importante, se ganó el apodo de eminencia gris y fomentó su fama de duro.
- Su momento de gran exposición comenzó cuando Yeltsin, tras nombrarlo primer ministro, le encargó que llevase adelante la guerra de Chechenia, lo que le valió, además de las críticas por las violaciones a los derechos humanos que habrían cometido las tropas rusas, un increíble respaldo popular.
- Aunque de su vida no se conocen demasiados datos, y quienes compartieron con él los años de la KGB se niegan a proporcionar información alguna, él asegura que fue bautizado en secreto en la época soviética y que su abuelo fue cocinero de Lenin y de Stalin.
- Asumió como presidente en funciones el 31 de diciembre del año último, tras la renuncia de Yeltsin. Tiene un sueldo de 700 dólares y aunque fue acusado de varias irregularidades, tanto en Moscú como en San Petersburgo, nunca se le probó nada y aún mantiene un perfil de político honesto y capaz de combatir la corrupción.
- Es partidario de la "dictadura de la ley", de un mercado libre y fuerte, pero de un Estado aún más fuerte; defiende la propiedad privada, fomenta las inversiones extranjeras, hace continuos llamados a recuperar la importancia de Rusia en el mundo, desprecia la política abierta y considera el debate como una pérdida de tiempo.
- Su mejor frase: "Debes golpear primero, y golpear tan fuerte que tu enemigo nunca consiga ponerse de pie".
Guennady Zhyuganov: tiene 55 años, una hija y un nieto; preside el Partido Comunista.
- Físico y matemático, se considera que fue el hombre que revivió al PC, el mayor partido y el mejor organizado de Rusia, después de la debacle de la URSS.
- Aunque perdió contra Yeltsin y hoy seguramente contra Putin, modernizó el partido, llevándolo más hacia un estilo socialdemócrata europeo que al viejo marxismo-leninismo.
- Asegura que ganará, aunque los sondeos le adjudican no más del 25% de los sufragios.
- Su mejor frase: "No estamos buscando revertir el reloj o repetir los errores del pasado. Deseamos avanzar, como dijo Lenin".
Grigory Yablinsky: tiene 47 años y dos hijos; nació en Ucrania y preside el opositor Partido Yabloko.
- Economista profesional y ex campeón de boxeo juvenil, saltó a la fama cuando, durante el gobierno de Gorbachov, creó el "plan de los 500 días" para pasar del comunismo al mercado libre en Rusia. El programa jamás fue instrumentado.
- Liberal y absolutamente pro occidental, fue tentado varias veces por Yeltsin para sumarse a su gobierno, pero nunca aceptó por estar en desacuerdo con muchas políticas del ex presidente.
- Aunque él aspira a llegar a la segunda vuelta, las encuestas le vaticinan entre el 5 y el 8% de los votos.
- Su mejor frase: "En política, como en el boxeo, el ganador no es el más fuerte, sino el que permanece parado al final de todo".
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