Queda un halo de incertidumbre en el país del realismo mágico
CARTAGENA.- Es recurrente aludir al universo macondiano a la hora de hablar de Colombia. Muchas veces, resulta inevitable. Es el caso, por ejemplo, de ayer. Después de 52 años de guerra, cuatro de negociaciones y varios anuncios adscriptos a la categoría de históricos, el presidente del gobierno y el líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firmaron, ante 13 jefes de Estado, casi una treintena de cancilleres y más de 2500 invitados, el acuerdo para la terminación del conflicto armado más longevo del hemisferio occidental.
En cualquier parte del mundo un momento así sería el punto de inflexión para el arranque de una nueva era. Salvo en Colombia, donde habrá que esperar una semana.
El apretón de manos entre Juan Manuel Santos y Rodrigo Londoño, alias Timochenko, será, en definitiva, el punto álgido en la campaña por el sí en el plebiscito que deberá refrendar los acuerdos el próximo domingo. Sólo entonces se podrá pasar página en la historia.
Nunca una cita con tanto simbolismo ha estado cubierta por tamaño halo de incertidumbre. Las encuestas auguran una victoria del sí en la consulta, pero la montaña rusa en la que se han convertido los sondeos en el último mes, además de la falta de credibilidad después de casos como el Brexit en Gran Bretaña, no permite atisbar certidumbre.
Cuando se lanzó la campaña por el plebiscito, el rechazo entre los colombianos a los acuerdos con las FARC era superior; el anuncio de que se había alcanzado un pacto de paz con la guerrilla pegó un revolcón en las encuestas, a favor del sí, que se ha mantenido con hasta 30 puntos de ventajas en algunos sondeos.
Esta última semana, la diferencia se ha visto reducida: según el sondeo de Opinómetro de Datexco, el 55,3% votaría a favor, mientras que un 38,3% se inclinaría por el no y el 4,3% está indeciso.
En el gobierno colombiano y en el entorno de las FARC cunde cierto nerviosismo de puertas para adentro.
Tendencia
En el equipo negociador hay quien piensa que esta tendencia en las encuestas les favorece, porque consideran que movilizará a muchos partidarios del sí que no tenían claro si iban a ir a votar.
En Colombia, como cualquier régimen presidencialista, la abstención es altísima.
No obstante, este hecho, sumado a los pronósticos, asoma a los negociadores también a un escenario poco probable, pero no descartable, ideal para los detractores del proceso: una victoria del sí por poco margen y sin alcanzar el umbral de los 4,5 millones de votos necesarios.
Ambas partes confían en que el acto ayer suponga un impulso para el sí, a modo de cierre de campaña para sellar la victoria el domingo.
De hecho, hasta la jornada electoral no habrá una celebración que se le parezca ni por asomo a lo que se vivirá en Cartagena. A lo largo del fin de semana han ido llegando la mayoría de jefes de Estado y representantes de instituciones internacionales.
Sigilo guerrillero
Los miembros de las FARC se encontraban desde el sábado a una hora de la ciudad caribeña, en unas instalaciones alejadas de los focos y de la atención de los turistas, donde mantuvieron una serie de encuentros bilaterales con muchos de los invitados, como el canciller de Noruega y funcionarios cubanos y venezolanos.
La comitiva de la guerrilla llegó directamente desde su campamento de la X Conferencia, donde en la última semana habían conseguido trasladar una imagen cuando menos idílica después de décadas de atrocidades.
Los negociadores del gobierno, en cierta manera, vieron con buenos ojos el resultado del congreso farquiano, ya que, siendo la primera vez que se abrían al público, no se dañó la imagen del proceso, un temor que sobrevolaba en los días previos.
La ciudad, sin duda el epicentro turístico del país, se blindó para acoger el mayor acontecimiento de la historia reciente de Colombia. La seguridad, sobre todo al interior de la ciudad amurallada, fue exhaustiva.
La elección de Cartagena para la sede del acuerdo no ha sido en vano. Pese a que una parte de la ciudad está asociada como lugar de descanso de una elite del país, es, junto a Bogotá y Medellín, una de las pocas que gozan de la suficiente infraestructura para albergar a tantos invitados de jerarquía internacional y medios de comunicación.
Además, fuentes diplomáticas confirmaron que ha jugado un papel importante el hecho de que el presidente de Cuba, Raúl Castro, no podía viajar a la capital por recomendación médica debido a la altura de Bogotá, a 2600 metros sobre el nivel del mar.
Uribe encabezó la marcha opositora al pacto
- El ex presidente colombiano Álvaro Uribe (2002-2010) encabezó ayer en Cartagena una marcha de repudio contra la firma de la paz entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Durante la marcha, el ex presidente arengó contra las negociaciones, el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC.
- "Un acuerdo donde hay impunidad total a los mayores delincuentes de todos los delitos atroces, narcotráfico, reclutamiento de niños, la violación de mujeres, es un acuerdo que da mal ejemplo", manifestó el ex líder de la derecha colombiana, que durante la tarde emitió una catarata de tuits contra los países que apoyaron el pacto.
- "México no daría elegibilidad ni impunidad a cabecillas de la droga", "Perú no permitiría elegir a Abimael Guzmán (líder) de Sendero Luminoso" o "Estados Unidos nunca le daría impunidad a Ben Laden", fueron los dardos que escribió en su cuenta de Twitter Uribe, que durante su gobierno (2002-2010) intentó un acercamiento a las FARC.
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