Rajoy, con la soga al cuello: la oposición consiguió los votos para destituirlo
MADRID.- Sobrevivió a la peor crisis económica y superó la mayor crisis política que sufrió España en más de cuatro décadas. Pero a Mariano Rajoy se le acabó la suerte y quedó al borde de la destitución, que se concretaría hoy, cuando el Congreso vote una moción de censura en su contra.
La mayoría de los 350 diputados del Congreso se pronunció ayer durante un debate a favor de la moción presentada por sus tradicionales rivales del socialismo, que será votada en una sesión que no depararía sorpresas. "Su permanencia al frente de la presidencia del gobierno es dañina, y es un lastre no solo para España, sino para su partido", disparó durante el debate el dirigente opositor Pedro Sánchez, líder del PSOE, promotor de la moción de censura y sucesor de Rajoy en la presidencia del gobierno español, en caso de confirmarse las previsiones.
"Dimita y esta sesión de censura habrá terminado aquí y ahora", insistió Sánchez. "Su soledad constituye el epitafio de un tiempo político que ha terminado", agregó el líder socialista. La renuncia de Rajoy podría frenar el plan de Sánchez y dejarlo sin gobierno, lo que llevaría a un adelanto de las elecciones, pero hasta ayer había sido descartada por el PP.
El respaldo de los cinco escaños del Partido Nacionalista Vasco (PNV) le daría a Sánchez 180 votos en el Congreso, cuatro bancas por encima de la mayoría absoluta de 176 necesaria en el Congreso de los Diputados para tomar el poder inmediatamente tras la votación.
Dos partidos independentistas catalanes, al igual que el izquierdista Podemos, otro pequeño grupo vasco y una formación de las islas Canarias anunciaron también que apoyarían la iniciativa de Sánchez, conformando una coalición amplia, diversa y letal para las ilusiones de continuidad de Mariano Rajoy.
Sánchez, de 46 años, exprofesor de Economía y líder del PSOE desde 2014, llegaría al poder tras haberlo intentado sin éxito en las elecciones de 2011, 2015 y 2016. Sus mejores posibilidades las tuvo tras los comicios de 2015, cuando intentó formar gobierno con los partidos emergentes Podemos y Ciudadanos, pero la movida se vino a pique.
Rajoy camina por la cornisa desde el jueves pasado, cuando la Justicia condenó al Partido Popular (PP) por la mayor trama de corrupción jamás destapada en el país, conocida como el caso Gürtel, y que representó un flujo constante de millones de euros en negro a las arcas conservadoras.
"Hay que llegar a La Moncloa como llegamos los demás, es decir, ganando elecciones", rebatió Rajoy a su turno en el debate del Congreso, que nadaba contra la corriente del malestar de los españoles y que echaba sus últimas cartas en la partida contra el abanico de agrupaciones alineadas en su contra. El dirigente conservador acusó además a sus rivales de ir "al Congreso a mentir", y afirmó que en la sentencia del caso Gürtel "no existe una línea [?] donde figure una condena penal al gobierno de España o al PP".
A nadie le escapaba la brecha entre los dichos de Rajoy y la sentencia judicial. Además de condenar a 29 personas a 351 años de prisión, entre ellas, una docena de exdirigentes del PP, el fallo obligó al partido a pagar 245.492 euros como "partícipe a título lucrativo" de la trama de corrupción, y dio por probado que el PP tuvo una caja negra desde 1989.
La sentencia no solo alentó la embestida del líder socialista. Los nacionalistas vascos habían votado el presupuesto que presentó Rajoy la semana pasada, pero tras la explosión definitiva del caso Gürtel le dieron vuelta la cara y se sumaron a Sánchez, que les prometió respetar ese presupuesto, que beneficia obras de infraestructura en el País Vasco.
La sentencia "supuso un antes y un después ante la sociedad", dijo un vocero del PNV, Aitor Esteban, con relación al cambio de actitud ante el gobierno. Rajoy anunció que estará presente cuando se vote la moción de censura en el recinto, donde sus habituales herramientas de supervivencia podrían ser irrelevantes.
Su paciencia e impasibilidad, así como la división de sus rivales, lo hicieron sobrellevar la ola de protestas contra las medidas de austeridad en 2012, los escándalos de su partido durante todo el período de gobierno y la profunda crisis separatista de Cataluña solo unos meses atrás, pero nadie cuenta con que logren sacarlo del pozo esta vez.
La caída de Rajoy puede desencadenar una segunda crisis política en el sur de Europa, luego de que Italia agitara los mercados, afectados por tres meses de negociaciones. Casi como una ironía, su destitución coincidirá con la asunción, hoy, del primer gobierno populista en la historia de Italia.
Sin embargo, como la mayoría de los partidos españoles están a favor de respetar las reglas de la Unión Europea (UE), los inversores -y los otros países del bloque- parecen ver menos riesgo de un cambio radical de política que en Italia, donde los partidos que llevan la voz cantante pusieron en duda su compromiso con la moneda comunitaria.
Los posibles desenlaces
Destitución
Si el PSOE consigue como se prevé la mayoría absoluta (al menos 176 votos) en la votación que se celebrará hoy en el Congreso de los Diputados, Rajoy dejará de ser presidente del gobierno y el socialista Pedro Sánchez asumiría el cargo. Eso supondría un cambio de Ejecutivo y un escenario sin precedente en España. El PSOE cuenta con el apoyo de Podemos, pero no de los liberales de Ciudadanos. El apoyo del Partido Nacionalista Vasco (PNV), que con cinco escaños tiene la llave de la moción, terminó de inclinar la cancha contra Rajoy
Renuncia
Si bien el gobierno hasta ahora lo negó, una opción sobre la mesa ahora que la moción del PSOE probablemente prospere en el Congreso, es que Rajoy se adelante y presente su dimisión. Si Rajoy dimitiera, la moción de censura quedaría invalidada y su gobierno quedaría en funciones, lo que evitaría que asuma Sánchez. El jefe de Estado, el rey Felipe VI, tendría entonces que hablar con los grupos parlamentarios para proponer a un candidato a la presidencia del gobierno. Desde la primera votación de investidura se abriría un plazo de dos meses para formar gobierno. Si en ese tiempo no se consiguiera, se convocaría de forma automática a elecciones generales.
Fracaso de la moción
Aunque ayer parecía muy improbable, la última posibilidad es que haya una sorpresa de último momento y el PSOE finalmente no logre el apoyo de más de la mitad del Congreso de los Diputados, requisito indispensable para que la moción salga adelante. En ese caso, Rajoy seguiría en el cargo y la legislatura continuaría su curso. Pero la situación tampoco sería fácil para el mandatario ya que el partido izquierdista Podemos y el liberal Ciudadanos buscan presentar otra moción para forzar un adelanto electoral si esto ocurre.
Agencias AFP, DPA, Ansa y Reuters
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