Se reaviva el temor a un nuevo conflicto entre Hezbollah e Israel
JERUSALÉN.- La amenaza de que estalle un nuevo conflicto armado entre Israel y Hezbollah creció ayer luego de que un proyectil del grupo terrorista libanés impactó a un convoy militar en la zona fronteriza de los Altos del Golán, hecho en el que dos soldados israelíes murieron y siete resultaron heridos.
El ataque, que representa la mayor escalada de violencia desde la guerra de 2006, fue en aparente venganza por un ataque aéreo israelí del 18 de enero en el sur de Siria, que provocó la muerte de miembros de la milicia chiita y un general de la Guardia Revolucionaria de Irán.
Poco después de la ofensiva, en la que murieron un capitán de 25 años y un soldado de 20, Israel respondió con fuerza con ataques aéreos y terrestres a posiciones de la milicia en el Líbano, en los que murió un miembro español de los cascos azules de las Naciones Unidas. Milicianos libaneses también atacaron con morteros bases militares israelíes cerca de Har Dov y Hermon, informó el vocero militar israelí Peter Lerner.
"Recomiendo a los que nos retan que vean las consecuencias en Gaza", advirtió el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, tras la agresión. "Hamas recibió el golpe más duro desde su formación y el ejército israelí está preparado para actuar con contundencia en todos los frentes", agregó.
El premier israelí convocó a una reunión de urgencia con el ministro de Defensa, Moshe Yaalon, y responsables de los altos mandos de seguridad para evaluar la situación.
"Irán, con la ayuda de Hezbollah, está intentando abrir otro frente de terror en los Altos del Golán -dijo Netanyahu-. El gobierno libanés y el régimen [sirio] de Bashar al-Assad también tienen responsabilidad por las consecuencias de los ataques que parten de sus territorios contra nosotros."
Autoridades de Hezbollah se adjudicaron la responsabilidad del ataque y dijeron que hubo hasta 15 muertos, muchos más que la cifra oficial difundida por el gobierno israelí. Además, informaron que los misiles habían alcanzado a varios vehículos del convoy.
Por la gravedad de los ataques cruzados, el gobierno de Israel pidió a los habitantes de la zona fronteriza que se quedaran en sus casas, cerró los aeropuertos de Haifa y Rosh Pina y evacuó una zona turística de esquí, situada en torno al monte Hermon, en los Altos del Golán. También estableció una zona militar cerrada de 20 kilómetros.
En tanto, el canciller israelí, Avigdor Lieberman, instó a responder los ataques de una manera "dura y no proporcional, como harían China o Estados Unidos en una situación similar".
Desde China, adonde viajó por una visita oficial, Lieberman también atribuyó a Hezbollah toda la responsabilidad de la escalada de violencia en la región y señaló que Beirut debe responder por toda actividad terrorista que salga del territorio libanés.
Luego del ataque de Hezbollah, los movimientos radicales palestinos Hamas y la Jihad Islámica consideraron que la milicia chiita llevó a cabo una "operación histórica" al atacar al gobierno israelí, y agregaron que es una actitud "bienvenida".
Investigación
Ante la muerte de un casco azul español en la ofensiva, el gobierno del presidente Mariano Rajoy exigió una investigación inmediata. El soldado Francisco Javier Soria Toledo, de 36 años, era miembro de las Fuerzas de la ONU para el Líbano (Finul), y fue alcanzado por un bombardeo israelí en la zona de Abbasieh.
"El gobierno español ha pedido la apertura de una investigación urgente, exhaustiva y completa", dijo en una conferencia de prensa el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo.
Además, el funcionario dijo que una vez que estén los resultados de esa investigación, no le temblará el pulso para "exigir las responsabilidades que resulten necesarias" para esclarecer lo sucedido.
El ataque se produjo en una zona bajo responsabilidad española cercana a la base Miguel de Cervantes, ubicada a unos 40 kilómetros de la frontera con Israel. García-Margallo señaló que Israel respondió al fuego de Hezbollah con "hasta 30 granadas de artillería".
Por otra parte, la coordinadora especial de la ONU para el Líbano, Sigrid Kaag, llamó ayer a poner un freno a las hostilidades ante el deterioro de la situación en el sur de ese país después de los enfrentamientos. "Instamos a todas las partes a la contención para evitar cualquier acción que pueda desestabilizar aún más la situación", dijo en un comunicado.
Agencias AP, EFE, DPA y Reuters
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