Un poder desbordado
JERUSALEN.- Los acontecimientos de anteanoche, cuando miles de personas asaltaron la embajada de Israel en El Cairo, demuestran algo ya sabido: los sentimientos antiisraelíes están muy extendidos entre la población egipcia, que en cierta forma identifica al ex presidente Hosni Mubarak, actualmente juzgado por asesinato en masa, con la sumisión de Egipto a los intereses estratégicos de Israel y Estados Unidos.
Pero demuestran también que el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, con un poder absoluto desde la caída de Mubarak, en febrero pasado, está desbordado por los acontecimientos. Los gritos contra Mohamed Hussein Tantaui, dictador de facto hasta la elección de un presidente democrático, son cada vez más numerosos.
Tantaui sigue sin convocar las elecciones que deberían dar al país un presidente y una asamblea constituyente, y su esfuerzo por evitar el uso de violencia excesiva contra las marchas de protesta (explicable, dado que se juzga a Mubarak por disparar contra manifestantes) empieza a ser interpretado como debilidad.
Egipto no puede mantener la política de aquiescencia sistemática frente a Israel, por su alta impopularidad. Pero tampoco puede romper el tratado de paz firmado en 1979, porque eso supondría perder las subvenciones y la ayuda militar de Estados Unidos.
La gente presiona al gobierno provisional para que acabe con el bloqueo sobre Gaza, que Egipto impone de forma conjunta con Israel, pero hacerlo supondría una irrupción en territorio egipcio de grupos islamistas radicales procedentes de la Franja. La posición de Tantaui es muy compleja.
Enric González
Más leídas de El Mundo
Juicio a Trump. La Corte Suprema prepara un fallo que podría redefinir los límites de la presidencia de EE.UU.
Instantáneas. Un viaje lleno de sorpresas a bordo del “Milagro de Dios” en el Río Congo
¿Pedro Sánchez renuncia? Qué puede pasar en España tras la amenaza del presidente por una investigación a su mujer