Una consulta que expuso las dudas de toda Europa
LONDRES.-Anoche nadie podía afirmar si los electores británicos decidieron seguir perteneciendo a Europa, ese continente que hasta anteayer cerca de la mitad de ellos parecía detestar.
Cualquiera sea el resultado, Gran Bretaña sale de esta campaña feroz y sangrienta más dividida que nunca. No sólo el enfrentamiento es profundo entre los "in" y los "out", entre laboristas y conservadores, entre ricos y pobres, entre jóvenes y viejos. También quedaron heridas difíciles de cicatrizar dentro de los partidos e, incluso, enfrentamientos irreconciliables en el seno mismo de las familias. Es probable también que Gran Bretaña -y no sólo el premier David Cameron , que impuso el referéndum por egoístas intereses políticos- haya perdido una cuota importante de estima entre sus vecinos europeos.
Pero el referéndum no se trató sólo del mantenimiento de Gran Bretaña en la UE. También fue, y probablemente con más razón, un voto sobre la nación británica. Sobre una pregunta crucial: ¿lo que une es siempre más fuerte que lo que separa?
Esa consulta, además, no sólo interrogó sobre el proyecto de construcción europea, también puso a cada uno de los otros 27 países del bloque frente a sus propias dudas. En momentos en que todos están sumergidos en una crisis de identidad sin precedente, ¿cuántos pasarían airosos semejante test? Vertiginosa cuestión. Las grietas aparecen por todas partes en el continente. Severas en España o en Bélgica, más veladas en Polonia , en Holanda e incluso en Francia .
Que cerca de la mitad de los electores británicos se hayan mostrado dispuestos a asumir el riesgo de llevar a su propia nación al borde de la disolución para rechazar el proyecto europeo, que tanto los benefició, habla claramente del camino que recorrieron desde entonces.
En sus comienzos, Europa tenía como fundamento asegurar la paz del continente. Era una preocupación comprensible para la época y sus padres fundadores estuvieron a la altura de aquella misión histórica.
La Europa de sus hijos y de sus nietos, la de los líderes actuales, como Cameron, tiene serios problemas en responder a las tres mayores preocupaciones de sus ciudadanos: cómo controlar las fronteras exteriores, cómo garantizar la seguridad interior y cómo erradicar el desempleo masivo. Los referéndums y las elecciones a repetición son sólo el reflejo de esa incapacidad para responder a las verdaderas preguntas que se formula la gente.
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