Unidad, bajo perfil y alejados de los excesos: cómo los herederos de Silvio Berlusconi gestionan su fortuna
Dueños de una riqueza estimada en 5000 millones de euros, los hijos del Cavaliere se caracterizan también por la armonía mostrada públicamente tras la muerte de su padre
ROMA.- Si su padre, magnate y tres veces primer ministro, tuvo una vida marcada por histrionismo, escándalos y excesos, sus herederos son todo lo contrario. Probablemente porque su padre fue una figura controvertida -amada y odiada a la vez por los italianos-, que durante casi 30 años dominó la política italiana y que gozaba del circo mediático y los reflectores, sus cinco hijos, herederos de una fortuna estimada en unos 5000 millones de euros, prefieren el perfil bajo.
A diferencia de lo sucedido en el pasado con muchas otras familias multimillonarias, como la de los Agnelli, en primer lugar, los cinco herederos de Berlusconi se destacaron por la unidad y la armonía a la hora de la muerte de su padre, el 12 de junio pasado, a los 86 años. Y esto, pese a ser hermanastros e hijos de dos matrimonios: los dos mayores, Marina (57) y Pier Silvio (54), son los hijos que el Cavaliere tuvo con su primera esposa, Carla Dall’Oglio; y Barbara (39), Eleonara (37) y Luigi (35) son fruto de su segundo matrimonio con Veronica Lario, exactriz y vedette de la que Berlusconi se divorció en forma escandalosa en 2009 después de que ella se rebelara a las clamorosas traiciones de su marido y famoso play boy, entonces primer ministro, con jóvenes modelos en las famosas fiestas “bunga-bunga”.
Quizás por ese pasado intenso, reinó la compostura en el momento final de Berlusconi, que fue despedido con un funeral de Estado impactante, en la que los cinco hijos aparecieron unidos y compungidos. Y no hubo peleas ni nada que se le pareciera entre los herederos del imperio a la hora de la apertura del testamento y la sucesión del Cavaliere, uno de los hombres más ricos de Italia.
Justamente honrando ese deseo de volar por debajo de los radares y evitar escándalos, nadie objetó esas últimas voluntades de su padre, escritas a mano, sobre unos papeles, justo cuando estaba por internarse por última vez en el hospital San Raffaele de Milán, donde murió al precipitarse una leucemia crónica, sumada a otras afecciones.
Los herederos de la fortuna amasada por Berlusconi -que comenzó con negocios inmobiliarios, pero que terminó con un coloso mediático, decenas de propiedades de lujo, yates y demás- aceptaron sin chistar la voluntad de su padre de que su última pareja, Marta Fascina (de 34 años), diputada de Forza Italia -el partido que creó- recibiera 100 millones de euros.
Fascina había aparecido en lágrimas y de la mano de la hija mayor del Cavaliere, Marina, la líder de la dinastía, el día del funeral de Estado, que tuvo lugar en el Duomo de Milán. La misma cifra, 100 millones de euros, fue a su hermano menor, Paolo. Y, en lo que sonó como un resarcimiento de los malos tiempos que debió padecer, 30 millones de euros fueron dejados a Marcello Dell’Utri, abogado y amigo siciliano que, en diciembre de 2004, fue condenado a 9 años de cárcel por asociación mafiosa. “Por lo mucho que los quise y por cómo ellos me quisieron”, explicó Berlusconi en esas hojas manuscritas con tinta negra y mala letra dirigida a sus cinco hijos. “Si no llego a volver, les pido que tengan presente estas disposiciones”, había pedido.
Como él quiso, Marina y Pier Silvio, que también por una cuestión de edad siempre estuvieron más involucrados en el seno del holding Fininvest, se quedaron con el 52% de las acciones de este grupo; mientras que sus hermanastros menores, Barbara, Eleonora y Luigi, se quedaran con el 48%, es decir, respectivamente el 16% por cabeza.
El acuerdo suscrito por los cinco hermanos en julio pasado también incluyó un pacto con una cláusula de “lock-up”, es decir, un compromiso a no vender acciones por cinco años. Fiel reflejo de una ostentada armonía, también acordaron un régimen en común de las varias propiedades por al menos cinco años.
Marina, la jefa de los herederos, es presidente de Fininvest, una de las joyas del imperio Berlusconi y del grupo editorial Mondadori. Se casó en 2008 con Maurizio Vanadia, primer bailarín del cuerpo de Baile del famoso Teatro allá Scala de Milán, con quien tuvo dos hijos: Gabriele, nacido el 28 de diciembre de 2002, y Silvio, que nació el 29 de septiembre de 2004 (el mismo día de su abuelo).
Desde hace años en la lista de las mujeres más influyentes del mundo Marina, que hasta el final fue el brazo derecho y sostén del Cavaliere, es hiper reservada. Y muy introvertida y tímida, tanto es así que casi ni se le conoce la voz: las pocas entrevistas concedidas nunca fueron televisivas, más allá de que su padre amasó su fortuna gracias a la pantalla y el show. Quizás por ese perfil bajísimo y timidez, nunca quiso meterse en política y suceder a su padre en Forza Italia, su criatura política ahora huérfana, pero que, curiosamente, desde la muerte de Berlusconi, recuperó puntos.
Su hermano menor, Pier Silvio, está al frente de Media for Europe, ex Mediaset. De una relación con un modelo, Emanuela Mussida, tuvo en 1990 una hija, Lucrezia Vittoria Berlusconi, que en 2021 lo convirtió en abuelo a los 52 años. Desde 2002 está en pareja con la conductora televisiva Silvia Toffanin, con la que tuvo otros dos hijos: Lorenzo Mattia (13) y Sofia Valentina (11). Aunque él también se la pasa diciendo que no quiere bajar a la arena política, hay voces de su entorno que indican que la tentación es cada vez más fuerte.
Los otros tres hermanos –que también son empresarios y participan en los negocios familiares, aunque con actividades menores– suelen aparecer más en las revistas. La mayor de los hijos de la segunda camada, Barbara, es lo opuesto a Marina.
Extrovertida, abierta, tiene cinco hijos varones de dos parejas: Alessandro (16) y Edoardo (14), que tuvo con Giorgio Valaguzza; y Leone (7), Francesco Amos (6) y Ettore Quinto (2), con Lorenzo Guerrieri. Entre 2011 y 2013 estuvo de novia con el futbolista brasileño Alexandre Pato, que en ese momento jugaba en el Milan, equipo que estaba en manos de su papá.
Más reservada, su hermana Eleonora siempre intentó estar alejada de los reflectores. Estudió en el exterior y en 2011 se puso de novia con el modelo inglés Guy Binns, con quien nunca se casó, pero con quien tuvo tres hijos: Riccardo, Flora y Artemisia. En 2022 se dejaron después de once años juntos.
El menor de la dinastía, Luigi, estudió economía en la prestigiosa universidad Bocconi de Milán y desde muy joven comenzó a trabajar en las empresas familiares, entrando en el consejo de administración del instituto bancario Mediolanum, aunque hoy también maneja otros negocios y gestiona una startup. Se casó en 2020 con Federica Fumagalli, empresaria en el mundo de los eventos, con quien tuvo dos hijos: Emanuele Silvio en 2021 y Tommaso Fabio, en octubre de 2022. Aunque a él tampoco le gusta aparecer demasiado, la revista “Chi” lo sorprendió jugando junto a su mujer y sus pequeños hijos y el último de Barbara, en la nieve, cuando estuvo de vacaciones en Saint Moritz.
Más allá del culto al bajo perfil, la semana pasada la “jefa” de la dinastía, Marina, sorprendió publicando en el Corriere della Sera un texto que formará parte del prefacio de un libro que saldrá la semana que viene a la venta en Italia sobre su padre y el partido que fundó, Forza Italia, titulado In nome della libertá (En nombre de la libertad). Allí, Marina revela que el 10 de junio del año pasado, dos días antes de morir, ya muy mal de salud y desde el hospital, su padre escribió sobre cuatro hojas, a mano, una síntesis de las ideas que siempre lo habían acompañado.
“Sólo un hombre grande como él, a pocas horas de la muerte, destrozado por el mal que se lo estaba llevando, podía encontrar el coraje, la fuerza, la determinación para reiterar una vez más, sabiendo que habría sido la última, su compromiso con todo eso por lo que siempre luchó, para componer su último himno al amor, amor por la familia, amor por los demás, amor irreducible por la libertad y la democracia, por la paz y la justicia, amor sin límites por la criatura que fundó sobre estos valores, esa Forza Italia a la que dedicó 30 años de su vida”, escribió Marina.
La primogénita, que confesó haber retenido en ese momento las lágrimas, contó que, en esa terrible tarde de junio en el hospital San Raffaele, su idolatrado padre le dijo: “Ves, Marina, la vida es así: llegás, hacés, hacés, hacés… y después te vas”.
En ese momento, Marina no encontró las palabras para responderle. “Pero ahora sí podría replicar: ‘Papá, tú, como todos los hombres podrás también irte, pero nunca se irá lo que has hecho, nunca se irán los ideales por los que luchaste. Se quedarán aquí con nosotros, a guiar nuestro camino y el camino de quienes vendrán después de nosotros, porque es de estos ideales que se alimentan los hombres y mujeres de buena voluntad’”, escribió Marina, al confirmarse como la jefa de los herederos y con las riendas de la situación más firmes que nunca.
“Herederos” es una serie de notas sobre los próximos reyes de las monarquías y los sucesores de los grandes imperios económicos del mundo. Podés acceder a todas las notas en este link.
Más leídas de El Mundo
El Poblado. El exclusivo sector de Medellín que se convirtió en el epicentro del turismo sexual que desborda la ciudad
Tatuajes, símbolos y armas. Yakuza: cuál es el origen de la temida mafia japonesa y cómo se transformó
"Los Oscar de Washington”. La guerra se coló en una tradicional comida en Washington en la que Joe Biden se burló de Donald Trump
Desconcierto y tensión. Sin pistas firmes y en medio de una fuerte conmoción, extienden el toque de queda en Chile tras la masacre de tres carabineros