Buen debut de "Okupas"
La ficción llegó a Canal 7. Anteanoche a las 23, "Okupas" inauguró una etapa que se venía postergando desde los primeros días de mayo, cuando la programación de la emisora oficial renovó sus contenidos.
Para abrir una nueva página en la grilla de Canal 7, la miniserie producida por Marcelo Tinelli y dirigida por Bruno Stagnaro parecía la mejor elección ya que se suponía que era un producto con una fuerte apuesta artística. En su primer capítulo, "Okupas" debió sortear la difícil tarea de presentar su historia, a los personajes en ella y además satisfacer las expectativas que indicaban que se trataba de un tipo de ficción inédito para la televisión argentina. Anteayer, la miniserie consiguió salir airosa de la prueba de fuego y demostró su originalidad. Su rasgo más distintivo y el que divida a la audiencia, entre entusiastas seguidores y terminantes detractores. El primer episodio sumó 3,5 puntos de rating, un promedio bastante alto si se tiene en cuenta que "Troesma", el programa que ocupaba el horario de "Okupas" difícilmente alcanzaba un punto de rating.
Jóvenes y confundidos
Ricardo (Rodrigo de La Serna) duerme hasta el mediodía mientras su abuela protesta y al otro lado de la ciudad su futuro hogar está siendo desalojado. Con esa escena comenzó el programa. Una mezcla de Crónica TV con drama familiar en el que los personajes principales son jóvenes sin un objetivo fijo, que parecen no haber encontrado su lugar en el mundo hasta que por obra de las casualidades terminan casi como los dueños de una casona semiabandonada.
Ricardo parece aburrido, de vuelta de todo, pero sin haber conocido nada, muy dispuesto a romper los "mandamientos" impuestos por la propietaria de la casa que se supone tiene que cuidar. Ni drogas, ni chicas, ni fiestas, ni intrusos, recomendaciones que el joven se esforzará por violar a los pocos minutos de llegar al lugar. Para que lo ayude acudirá a El Pollo, un amigo de la infancia que, aunque silencioso, carga con una intensidad en su mirada y en sus gestos que Ricardo no tiene.
Más allá de la anécdota de la casa tomada, "Okupas" mostró muchas imágenes que en la pantalla chica suelen quedar ocultas, especialmente si se trata de un programa de ficción. La marginalidad, la desesperación de quienes ya no tienen salida, aunque su vida esté apenas comenzando, son retratados con una veracidad que impacta. La lista de realidad incluye a vecinos que insisten en tirar una pared abajo para destruir el límite que divide su casa de la de los demás, un almacenero chino que todo lo que vende lo cobra 3,50 y un paseador de perros que prefiere trabajar de noche. Cada uno de estos personajes secundarios, y no tanto, aportó la cuota de humor en un programa que de otra manera podría ser demasiado duro.
Habrá quienes se sentirán molestos de ver y escuchar a un grupo de chicos hablando como suelen hacerlo en la vida real, sin eufemismos. Otros agradecerán que esta vez lo hagan frente a una cámara de TV, en una pantalla chica que se llenó de Okupas.
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