China se pone animada
"Mulan", el nuevo y esperado film de dibujos animados del reino fundado por el viejo Walt, que está basado en una popular leyenda oriental, se estrenará el jueves próximo en los cines de la Argentina
FLORIDA.- No es una princesa. Pero tampoco es pobre. Lejos está del ideal de belleza "Barbie". La nueva heroína de Disney no encaja en el estándar de "chica linda en busca del verdadero amor". Es decir, que su meta en el film no es casarse con el hombre de sus sueños y tener muchos hijos (si bien hay amor y animado romance). Esta vez, la historia central de "Mulan", la película número 36 de Disney (que llega a la Argentina el jueves próximo) pasa por otro lado.
En la búsqueda de nuevas historias para contar, la compañía del viejo Walt no desconoció las generales de Hollywood y también enfocó hacia Oriente. Así fue como decidió adaptar la leyenda milenaria de "Mulan", muy popular en China, de una chica que, para los asiáticos, es algo así como el paralelo de la Juana de Arco de Occidente.
Cuando los hunos invaden a China, el Emperador ordena a cada familia del país enviar un integrante a la guerra. El único varón de la familia Fa es el padre de Mulan, que fue guerrero alguna vez, pero ahora está herido. Por eso, por amor a su padre y para salvarlo de morir en combate, la pequeña china decide hacerse cargo de la situación. Una noche, en contra de la decisión familiar (padres, abuelos y hasta ancestros), Mulan corta su largo pelo con la espada que supo usar su padre, se pone una armadura y huye con un caballo amigo para alistarse en el ejército chino.
Después se sumará un gracioso y esmirriado dragón, Mushu, que más que herencia china tiene la personalidad inconfundible del actor que le puso la voz, Eddie Murphy, personaje que logra robarse gran parte de la película.
El mejor soldado
Mulan sabe que si se revela como una mujer será ejecutada, como lo dicta la ley china. Por eso, se entrena duro para convertirse en un buen soldado, aun bajo la mirada rigurosa de Shang, un joven capitán del ejército chino de quien se enamora. Pero más allá del disfraz masculino, de las batallas y los golpes, es una película muy femenina desde su concepción artística hasta la construcción del personaje principal. Por eso, muy rápidamente algunos tildaron a esta película de "feminista". Es que, además de convencer al ejército travestida de soldado, cuando se descubre su verdadera identidad y logra ser ella misma, Mulan se transforma en una heroína y logra salvar hasta al emperador. Es la primera película que se hace íntegramente en el edificio de la Disney Feature Animation de Orlando, en Florida.
Curiosamente, entre los 700 artistas que trabajararon para "Mulan" se encuentra el argentino Rubén Procopio, supervisor de toda la película.
En Orlando, el presidente y el vicepresidente ejecutivo de la compañía, Peter Schneider y Thomas Schumacher,respectivamente, tomaron cartas en el asunto y salieron a promover el film al que destacan como uno de los mayores logros de la historia animada de Disney (otras fuentes dicen, además, que ha sido la más cara, que salió la mitad de "Titanic"). "Nosotros no hablamos de costos, porque creemos que eso no hace la diferencia. De todos modos, no creo que haya otro film mejor investigado y profundamente trabajado como lo hicimos con Mulan", dijo Schumacher a La Nación .
Los responsables de la nueva criatura de Disney, Mulan, dejan entrever un alto y curioso grado de enamoramiento. "Mulan es grandiosa", repiten. "Pero nuestra intención no ha sido una película feminista _responde el presidente_. Elegimos a Mulan porque su historia realmente nos interesó: es una chica en la etapa de crecimiento que está tratando de encontrarse a ella misma. Pienso que mucha de nuestra exploración como seres humanos es saber quiénes somos, adónde pertenecemos y qué podemos hacer por nosotros y por nuestro país.
"Esta película, además, tiene un fuerte componente que nos vincula, tanto a varones como a mujeres de distintas edades, con nuestro papá _agrega el vicepresidente_. Cada padre que ha visto la película me ha dicho que llega a conmoverse y que siente esa conexión con sus hijas. Después de verla, un papá le dijo a su hija de 7 años: "Sabés lo que siente el papá de Mulan por su hija? Lo mismo que siento yo por vos. Te quiero como él quiere a Mulan"."
Poesía de la simplicidad
Todo un día pasó La Nación junto con la prensa internacional en el Disney Feature Animation de Florida, tiempo y circunstancia en los que estuvo a punto de entrevistar, casi, hasta al caballo de Mulan. Además de los directores de Disney, los animadores mostraron sus trabajos, los directores de la película ofrecieron su opinión, la productora protegió sus números, los músicos interpretaron el tema principal y la cantante hizo su parte, y hasta se pudo ver las caras de algunas voces que le dan vida a los personajes animados.
Y realmente se nota el trabajo que hay en este film, que llevó unos cinco años de realización. "Bastante tiempo, ¿no? _dice con una sonrisa uno de los directores, Barry Crook_. Para hacer una película animada, Disney generalmente tarda entre tres y tres años y medio, de los cuales dos años pertenecen al proceso de animación. Esta vez tuvimos un equipo un poco pequeño. Pero fue gracias a eso que hubo más consistencia, porque un animador pudo trabajar más sobre su personaje en vez de repartir esa tarea entre un considerable número de personas. Mark Henn, uno de los animadores (en su currículum figura Ariel, Jasmine, Simba y un Mickey Mouse) se ocupó, por ejemplo, de un 70 por ciento de las escenas de Mulan."
Pero, ante todo, los realizadores tuvieron que encontrar un estilo para la estética de "Mulan". El punto de partida fue, obviamente, el estilo del tradicional arte chino. Influidos también por la escuela alemana Bauhaus (que inventó el diseño gráfico), la película obtuvo su propia imagen occidental de lo que es la mirada oriental. Un estilo que ellos definen como "la poesía de la simplicidad", con fondos muy minimalistas, no sobrecargados de detalles para darle a la audiencia la información justa, que sólo describa lo que está sucediendo y así dejarle espacio a la imaginación.
El reino computadorizado
"Mulan" es la película de Disney que más imágenes creadas por computadora ha tenido. Sin embargo, en lo que respecta al proceso de animación, los animadores Mark Henn (Mulan) y Tom Brancroft (Mushu) no encuentran demasiadas diferencias desde "Blacanieves". "Es sorprendente ver que sólo un diez por ciento del proceso ha cambiado. Porque nuestro trabajo sigue siendo el mismo que se hacía con "Blancanieves". Es dibujar sobre el papel. Lo que sí ha cambiado es la posproducción, gracias a la computación", dijo Henn. Y su compañero (hermano mellizo del director) explicó: "En la época de "Blancanieves" primero se veía el movimiento, la animación de los dibujos y luego se los mandaba a filmar para ver el resultado con posterioridad. En la actualidad, nosotros, primero animamos la escena, la grabamos en video a modo de prueba y mediante la computación podemos ver lo que acabamos de hacer. Pero hay cosas que la computadora sola no puede resolver. La gente cree que trabajamos con programas que repiten los mismos colores según el dibujo. Entonces el caballo de Mulan tendría siempre el mismo color sea cual fuere el cuadro, por ejemplo. Pero cada dibujo es diferente y la computadora no puede decidir".
Vestuario de pesadilla
Con respecto a los personajes, Mark Henn, responsable de Mulan, dice: "Probablemente sea el personaje más divertido con el que he trabajado, y también el más rudo. Como Mickey Mouse, su diseño parece simple, pero engaña. Es tan simple que si te pasás de la raya desentona. Por otra parte, de los personajes que he animado, Mulan es el que tiene más cambios de vestuario. En eso fue una verdadera pesadilla, porque tenía que estar atento a cómo iba cambiando cuadro por cuadro: su ropa inicial, su corte de pelo, vestida de soldado, luego con armadura..."
Mushu, el dragoncito que se lleva todas las risas de la platea, fue idea del propio Roy Disney, el sexagenario heredero del reinado de Walt. En la leyenda original no hay referencias a un dragón que oficiara de guía. "Cuando pensás en China, uno imagina esas montañas brumosas y dragones por todos lados. Si bien Mushu no es un típico dragón chino, es el único que suena como Eddie Murphy", dijo Disney.
Para darle a "Mulan" el espectacular alcance visual que la historia requería, los directores acudieron al CGI (imágenes generadas por computadora). Y por medio de un software llamado "Atila" (el rey de los hunos) se creó la secuencia donde 2000 hunos a caballo atraviesan una montaña. Esta secuencia podría compararse con aquella estampida de búfalos en "El Rey León".
Para Eric Guaglione, animador de la computación, en "Mulan" fue aun más complicado: "Para lograr esos efectos utilizamos el dibujo de dos soldados y les hicismos diversos peinados, armas, vestimentas y expresiones. Luego se multiplicaron con la computadora y se les dieron distintas direcciones a los caballos. También se utilizaron efectos visuales para crear elementos como lluvia, viento, nieve, flechas voladoras, banderas flameando y el incienso ardiendo. Hubo un total de 17 elementos de imágenes generadas por computadora".
"He escuchado tu gran aventura, Mulan _le dice el emperador_. Tomaste la armadura de tu padre, huiste de casa, personificaste a un soldado, hiciste peligrar la vida de cientos de hombres y destruiste mi palacio. Pero pronto el mundo deberá conocer las grandes cosas que has hecho..." Esta vez, Disney será quien se ocupe de eso.
Rubén, un argentino en el imperio animado
Bien arriba entre los créditos que mencionan a cada uno de los 700 artistas que trabajaron en "Mulan" se encuentra Rubén Procopio, un argentino de 36 años que vive en California desde los 4 y trabaja en Disney hace 18.
En "Mulan", Procopio estuvo a cargo de lo que ellos denominan "clean up": supervisar el control de calidad de los dibujos finales que aparecen en la pantalla, y, además, diseñar los personajes secundarios.
Procopio llegó a los Estados Unidos con su padre, Adolfo, un escultor que dejó la ciudad de Cañuelas hace 30 años para probar suerte en la gran fábrica de ilusiones. Y lo logró: hoy es el artífice de gran parte de las esculturas que pueblan los parques de Disney. Para quien los visitó, Adolfo fue uno de los escultores del pabellón mexicano en Epcot; hizo una escultura tamaño real de Humphrey Bogart, en el Teatro Chino de MGM, y construyó la fuente de la Cenicienta en Magic Kingdom.
Un papá animado
"Gracias a mi padre, crecí envuelto en Disney. A los 8 años ya me enseñaba anatomía y el proceso de animación. Después estudié en el California Institut of Arts (fundada por Walt Disney) y en el Art College for Design. Finalmente, entré en Disney. En esa época éramos cien artistas. Ahora ya somos mil", afirma.
Rubén, que sólo habla castellano con su padre, ya pasó por todas las instancias creativas en el trabajo de animación y participó en unas doce películas de Disney, como "El zorro y el sabueso", "La bella y la bestia", "Aladdin", "El Rey León" y "Pocahontas".
"Siempre trabajé en el equipo base de Burbank, California, pero para la realización de "Mulan" me pidieron que capacitara a unos 100 artistas que finalmente se incorporaron al nuevo equipo de Florida", explicó con un acento que no oculta el alejamiento de su tierra. Obviamente, viene a la Argentina sólo de vacaciones.
Relaciones peligrosas
FLORIDA.- Es la primera vez que Disney pone sus ojos en el mundo oriental para hacer una película animada. Pero "Mulan" se suma a un listado de películas que integran una suerte de boom en Occidente por las temáticas del Lejano Oriente. Recordemos "Kundun", de Martín Scorsese; "Siete años en el Tíbet", de Jean Jacques Annaud, y "Justicia roja", de Jon Avnet.
A simple vista, el negocio es claro: el más poderoso productor de cine del mundo se mete en el mercado de consumo más fuerte. Pero no están tan claras las relaciones que se establecen entre Hollywood y China.
Cuando se estrenaron aquellos films, el régimen de Pekín las consideró como un directo ataque de Hollywood sobre sus hechos históricos. Así llegaron duras advertencias para las grandes compañías, y Disney, que financió "Kundun", comenzó a andar con pie de plomo, intereses económicos de por medio.
Obviamente, los presidentes de la Disney Feature Animation prefieren hablar de animación antes de meterse en un brete político. Cuando La Nación preguntó en conferencia de prensa (un mes antes de la visita del presidente Bill Clinton a China) si la película "Mulan", por lo constructivo de la leyenda, era una forma de hacer las paces con China, ellos dijeron "no", y directamente se dio por terminada la conferencia.
Luego aceptaron responder la pregunta y el vicepresidente, Thomas Schumacher, visiblemente molesto, dijo: "Definitivamente, no. Ha habido mucha controversia por parte de China y nosotros la ignoramos. Es más, cuando dijimos que íbamos a hacer una película sobre una chica que se marcha para hacer tal cosa, muchos nos dijeron "en Asia no se va a vender". Pero tuvimos mucha confianza en el tema. Sólo hicimos nuestro film y nadie salió baleado".
Para quedar más a resguardo todavía, el presidente recalcó: "Cuando empezamos con la película no existía en Hollywood tal revuelo sobre el Tíbet y el dalai lama. En cierta medida, cuando sucedió lo de "Kundun" los medios metieron los estudios de Walt Disney en el medio de la discusión sobre China y el Tíbet. Todo esto forma parte de una situación política que tomó estado público después. "Mulan" no se trata del Tíbet ni del dalai lama".
Schumacher y Schneider aceptaron que las relaciones, en aquel momento no estaban bien entre China y Hollywood, a tal punto que en la conferencia de prensa no hubo periodistas chinos.
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