AU3 (Autopista Central)

AU3 (Autopista central) (Argentina/2010) : Dirección y guión : Alejandro Hartmann Fotografía : Gastón Girod y Alejandro Hartmann.. Música : Javier Ntaca. Duración : 84 minutos. Calificación : apta para todo público. Cines :Arteplex Belgrano y Malba (hoy y mañana, a las 17)
Nuestra opinión: buena

"Si a los militares les hubiese ido bien en Malvinas y hubiesen seguido, seguramente, hoy aquí habría autopistas, y también serían 60.000 y no 30.000 los desaparecidos", dice un encargado de demoliciones frente a uno de los lugares del trazo de la que se conoció como AU3 -o Autopista Central-, refiriéndose a los años más oscuros de la historia argentina.

La AU3 hubiera partido en forma transversal la ciudad de Buenos Aires, separándola en una zona este y otra oeste, un trazado de Norte a Sur que atravesaría desde el Acceso Norte los barrios de Belgrano R, Chacarita, Villa Ortúzar, Saavedra y Villa Urquiza, hasta llegar finalmente atravesando Boedo a Puente Alsina. A pesar de no haber sido construida, la semidemolición de un tramo que se llevó a cabo hirió el mapa de la ciudad.

El proyecto era parte de la política urbana impulsada por la gestión del brigadier Osvaldo Cacciatore, en los últimos años de la década del 70. En su documental, Alejandro Hartmann recorre la historia de este emprendimiento fallido, uno de los ejemplos del plan de destrucción urbana encarado en aquellos tiempos, afectando a los habitantes de amplias zonas de la ciudad, y que ahora, tres décadas después, se convertirá en un gran negocio inmobiliario, producto de traspasar el 80% de esos terrenos a manos privadas.

En su documental, Hartmann conversa con quienes en los últimos tiempos ocuparon las casas en su momento expropiadas y que cayeron a medias, en especial con quienes vivieron en casas que se convirtieron en baldíos, que recuerdan cómo sufrieron la experiencia de recibir notificaciones ofreciendo una suma magra de dinero a cambio de su propiedad y un plazo de desalojo.

Lazos destruidos

El plan no sólo implicaba un cambio violento en el tejido de la ciudad, sino un golpe de furca a la convivencia, ya que destruía lazos e identidad, familias de golpe forzadas a bajar de calidad de vida y, en muchos casos, una mudanza a zonas alejadas, más humildes. Hartmann registra también recientes mudanzas y posteriores demoliciones de viviendas que quedaron como islas ocupadas a lo largo de ese recorrido por diferentes barrios.

Habla la gente de Belgrano R, que plantea sus reclamos, y quienes usurparon casas ruinosas y en todo este tiempo reconstruyeron, generando ese paisaje contradictorio entre pobreza y riqueza, casi sin solución de continuidad. Y también se muestra cómo el tema se debate en comisiones y en la Legislatura, generando una áspera discusión entre vecinos ocupantes y propietarios, y qué se estaría haciendo para recuperar la zona, ofreciendo alternativas a quienes ahora son nuevamente empujados por la picota. La gente que fue a vivir a esos lugares abandonados reclama compensaciones económicas más sustanciosas.

Todas las voces

Hartmann escucha todas las voces, y de esa exposición se llega a la conclusión de que existe voluntad de la mayoría de los integrantes de las dos partes, que se plantan de cara a la ausencia del Ejecutivo porteño en soluciones y su presencia a la hora de futuros negocios, temas que seguramente seguirán dando que hablar. No es fácil sacar conclusiones, pero Hartmann, por lo menos, ayuda a aclarar el panorama.

En los últimos minutos, el cineasta echa toda la carne al asador en cuanto a concepto visual. Entre grúas y topadoras llevándose todo por delante, inserta imágenes de baldíos con construcciones demolidas o futuras que no existen, incluso autopistas que les pasan por encima. Las maquinas se convierten así en animales, en dinosaurios que dejan una polvareda a su paso. Sólo una polvareda, por ahora.

Por Claudio D. Minghetti

---

Conforme a