"Desde chica tuve ganas de ser actriz", dice Ana Torrent
PUNTA DEL ESTE.- Anteanoche, y entre discursos repetitivos, escaso entusiasmo y la proyección del film francés "Mi mujer es una actriz", de Yvan Attal, finalizó la quinta edición de Europa, un cine de Punta, que durante siete días tuvo como marco el Cantegril y, paralelamente, varias de las salas del Hoyts General Cinema.
Las delegaciones extranjeras que se acercaron a esta muestra ya tradicional del balneario esteño fueron menos numerosas que en años anteriores. Entre estas figuras se destacó, sin duda, la presencia de la actriz española Ana Torrent, que presentó su film "El juego de Luna", dirigido por Mónica Laguna.
Ana Torrent es madrileña, nació en 1966 y fue descubierta cuando tenía seis años por el director Víctor Erice, que le otorgó uno de los papeles protagónicos en "El espíritu de la colmena", por cuya labor obtuvo el premio a la mejor interpretación femenina en el Festival de Montreal.
Sus títulos posteriores la convirtieron en una de las figuras más promisorias de la cinematografía hispana. Carlos Saura la dirigió en "Cría cuervos" y "Elisa, vida mía"; Jaime de Armiñán, en "El nido" y "El palomo cojo"; Julio Medem, en "Vacas". Y actualmente, con más de veinte protagónicos en su haber, Ana Torrent alterna su labor en la pantalla con obras teatrales y series de televisión.
De dulce rostro y sonrisa tímida, la actriz se refiere, durante un diálogo con LA NACION, a su personaje en "El juego de Luna": "El guión del film es duro y amargo, pero al mismo tiempo esperanzador. Luna, la protagonista de la historia, es hija de un jugador de póquer y deambula desde pequeña por garitos clandestinos. A los treinta años se gana la vida de la única manera que sabe hacerlo: jugando. Pero detrás de esta anécdota la película habla de un rasgo fundamental del ser humano, la libertad de elección".
-¿Qué te atrajo fundamentalmente de la trama?
-Precisamente esa búsqueda del destino, ya que Luna busca su destino dentro del corazón. A estas alturas de mi trayectoria como actriz trato de elegir los papeles que contengan las alegrías y las amarguras de la vida, ya que de otra manera no puedo identificarme con las criaturas a las que yo les otorgo mi piel y mis sentimientos.
-Comenzaste tu carrera siendo muy niña. ¿Siempre quisiste ser actriz?
-Cuando Víctor Erice me convocó para "El espíritu de la colmena" yo no tenía mucha conciencia de ser actriz. Para mí, aquella experiencia resultó una especie de juego al que no le encontraba demasiado porvenir. Además, tuve que luchar con mis padres, que no veían con buenos ojos que yo me involucrase en un mundo que, para ellos, era de frivolidad. A ello había que sumarle que yo era muy introvertida... Hice, por entonces, un paréntesis, hasta que tres años después Carlos Saura me entregó el guión de "Cría cuervos" y me ofreció la oportunidad de protagonizarla. Creo que en ese momento me di cuenta, casi inconscientemente, de que podía ser actriz. Estudié arte dramático y ya me sentí mucho más segura. Ahora, cuando pienso en ello, sé que no me equivoqué en la elección.
-Toda actriz o todo actor piensa que el fracaso está detrás de la puerta. ¿Cómo asumís este problema?
-Trato de no pensar en los fracasos, aunque es verdad que siempre están al acecho. Personalmente rechazo propuestas de cine, de teatro o de televisión que no me agradan, que no se amoldan a mi temperamento. A veces me equivoco y me involucro en trabajos que finalmente no eran lo que parecían. Pero son las reglas de juego de nuestra profesión, que es una profesión de riesgo.
Ana Torrent no tiene apuro por finalizar el diálogo. Con su voz casi susurrante recorre anécdotas de su vida, expresa su felicidad por hallarse en esta ciudad, se promete visitar Buenos Aires, "ciudad -apunta- de la que mucho y bien me han hablado", y expresa que en España la están aguardando para el comienzo de una temporada teatral.
"En Madrid -dice- protagonizaré la obra "La raya del pelo de William Holden", de Sánchez Sinisterra, y volveré al cine con un film titulado "La maleta de Tuibre Luper", que dirigirá Peter Greenaway, una historia bastante extraña que se rodará en varias capitales europeas. Dentro de este entorno me siento feliz, porque, ya adulta, pude seguir aquella intuición que tenía cuando era niña: ser actriz."
Balance con debe y haber
Esta quinta edición de Europa, un cine de Punta dejó un balance algo inquietante para el futuro. Con gastos acotados, delegaciones extranjeras reducidas, internas políticas poco claras y alarmante carencia de turistas, sólo la tenacidad de Carlos Morelli y de Luis Vainikoff, director y subdirector de programación, respectivamente, de la muestra, hizo que ésta no naufragase en un mar de indecisiones.
El saldo positivo se dio en la buena selección de los films presentados, varios de ellos ya comprados por distribuidores argentinos. Pero una pregunta preocupante quedó flotando en el ambiente: ¿el año próximo continuará desarrollándose esta muestra? Por el bien de la cinematografía, esperamos que la respuesta sea afirmativa.