En Akelarre, un regreso a los horrores del pasado con una mirada contemporánea
El film del argentino Pablo Agüero, que se estrena en salas y en Netflix, vuelve sobre los juicios por brujería realizados en 1609 en el País Vasco
Akelarre (España-Argentina-Francia/2020) Dirección: Pablo Agüero Elenco: Amaia Aberasturi, Alex Brendemühl, Daniel Fanego, Yune Nogueiras y Garazi Urkola Guión: Pablo Agüero y Katell Guillou Fotografía: Javier Agirre Música: Maite Arroitajauregi (Mursego) y Aranzazu Calleja, Edición: Teresa Font Duración: 91 minutos. Calificación: apta para mayores de 13 años con reservas Disponible en: Netflix, Cine Ar TV, Cine Ar Play y el cine Gaumont. Nuestra opinión: muy buena
En su incansable (e inclasificable) derrotero artístico, Pablo Agüero ha rodado documentales y ficciones tanto en la Argentina como en Francia. Su nuevo desafío como guionista y director ha sido en España y, más precisamente, en el País Vasco, con buena parte de los diálogos en euskera. La película está ambientada en 1609 e inspirada en las experiencias que el juez Pierre Rosteguy de Lancre –quien comandó en nombre de la Corona una extensa campaña de “purificación” con decenas de mujeres condenadas a la hoguera por supuestos actos de brujería– recogió en su libro Tratado de la inconstancia de los malos ángeles y demonios.
Rosteguy (Alex Brendemühl) y su consejero (el argentino Daniel Fanego con un esforzado acento castizo) llegan a un pueblo costero y –mientras los hombres se encuentran en alta mar– someten a varias jóvenes a un proceso, amañado desde el principio, en el que se las acusa de brujas. Víctimas de abusos, manipulaciones y confesiones forzadas, ellas deciden enfrentar a los inquisidores con historias inventadas sobre un supuesta ceremonia mágica denominada sabbat (o aquelarre) que incluye bailes y canciones propias de la tradición vasca.
El resultado es un film que, viajando al pasado con una mirada moderna y sin importar las licencias históricas, apuesta al empoderamiento de estas mujeres en un universo machista y patriarcal, dominado por los prejuicios, el fanatismo religioso y los abusos de poder. Quien quiera hacer analogías y paralelismos con nuestros tiempos allí está Akelarre para trazar puentes de resistencia, lucha y reivindicaciones.
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