Kenneth Branagh, el creador multifacético que se acerca al Oscar con su historia más personal
El británico es la primera figura en la historia que logra nominaciones al premio en siete categorías diferentes; con Belfast aspira a la máxima consagración en Hollywood
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Pocas horas antes de la llegada a los cines argentinos de Belfast, la película que podría darle la máxima consagración de su extensa y multifacética carrera en el cine, Kenneth Branagh debe haberse alegrado más que nunca en esta temporada de premios tan exitosa para él por la carga simbólica y el valor afectivo que seguramente tiene este último reconocimiento.
Con 11 nominaciones, Belfast es la gran favorita de los IFTA, los premios que cada año otorga la Academia de Cine y TV de Irlanda, su tierra natal. Tiene nominaciones a mejor película, mejor director, mejor guión (en ambos casos con la firma de Branagh) y cuatro candidaturas para sus principales intérpretes. El debutante Jude Hill como actor protagónico, Jamie Dornan y Ciarán Hinds como actores de reparto y Caítriona Balfe como actriz de reparto, además de varias otras en categorías técnicas.
El reconocimiento de sus coterráneos no hace más que seguir un camino muy meritorio. Branagh cuenta la historia de su infancia en Belfast, que con sus siete nominaciones (entre ellas mejor película y mejor director) es hoy una de las grandes candidatas a llevarse el premio más importante de la industria del cine el 27 de marzo. Dicen los expertos en pronósticos del Oscar que si la ceremonia se hiciera hoy, el voto preferencial establecido por la Academia de Hollywood para la elección de la mejor película podría terminar favoreciéndola. Este mecanismo siempre abre la posibilidad de un ganador inesperado.
Desde que se anunciaron las nominaciones, la gran favorita es El poder del perro, que podría sumar la mayor cantidad de sufragios en una primera votación. Pero la película de Jane Campion es una producción de Netflix, que todavía es mirada con recelo por algún sector de los miembros de la Academia. Ese factor, más el el elevado componente emotivo de un relato autobiográfico, podría equilibrar la tendencia de las siguientes votaciones y terminar a la larga favoreciendo a Belfast frente a una candidata como El poder del perro, que parece haber alcanzado un consenso envidiable. Las previsiones más rigurosas auguran una definición reñida hasta el final.
Belfast se estrena en los cines argentinos este jueves 24 de marzo. Y algunos podrían ver esta película como la coronación de la destacadísima carrera de Branagh, que a los 16 años es la primera figura de la historia en sumar nominaciones al Oscar en siete categorías diferentes. Las primeras dos le llegaron en 1990, como actor protagónico y director de Enrique V, una de sus primeras aproximaciones a la obra de Shakespeare (una constante en los primeros tiempos de su carrera). En 1993 ganó una candidatura al mejor cortometraje por Swang Song, un tributo a la carrera de John Gielgud, y en 1997 lo hizo por el guion adaptado con su firma de la monumental versión de Hamlet (disponible en HBO Max) que también protagonizó y dirigió.
Cinco años después, en 2012, Branagh se sumó a los nominados a mejor actor de reparto por su personificación de Laurence Olivier en Mi semana con Marilyn (disponible en Amazon Prime Video). Y el círculo se completa ahora con dos de las candidaturas al Oscar para Belfast: película y guion original. También vuelve a competir como director.
Hoy, gracias a ese multifacético reconocimiento, todos miran hacia atrás y vuelven a recordar al Branagh de hace tres décadas. El artista que a los 29 años había revelado al mundo su talento para recrear con una impronta clásica y moderna al mismo tiempo el mundo de Shakespeare. Primero con la consagratoria versión de Enrique V que le permitió darse a conocer en todo el mundo. Y poco después, en 1993, a favor de una adaptación exuberante e inspirada de Mucho ruido y pocas nueces, en la que parecía divertirse mucho delante y detrás de las cámaras, actuando en compañía de Emma Thompson (su primera esposa, con quien se casó en 1989 y de la que se divorció en 1995). En esos tiempos iniciales llegó a ser comparado con Olivier, a quien terminó homenajeando como actor. Tan convencido estaba Branagh de su talento y de sus posibilidades de crecimiento en varias facetas simultáneas que se animó a escribir una autobiografía con apenas 28 años.
Dueño de un talento innato para la escritura, la dirección y la adaptación, Branagh tomó muy rápido la decisión de ser actor, después de ver cuando tenía 15 años a Derek Jacobi en una puesta de Hamlet. Más tarde, tampoco dudó en dejar un camino promisorio en la prestigiosa Royal Shakespeare Company, a la que había llegado a los 18, para formar su propia compañía, que llamó Renaissance. Con ella llevó adelante sus primeras puestas y adaptaciones teatrales hasta que llegó la convocatoria del cine, que desde allí nunca abandonó.
Las puertas de Hollywood se le abrieron no solo gracias a Shakespeare, sino sobre todo a favor del reconocimiento que tuvo en 1991 por Volver a morir (disponible en Pluto TV), un elegante thriller de época (transcurre en la década de 1940) que dirigió y en la que interpretó dos papeles. Algunos todavía hoy la consideran como su mejor película.
Alternó poco después el éxito de Los amigos de Peter con el fracaso rotundo de su adaptación de Frankenstein, que quiso ser rigurosa con el texto original de Mary Shelley. Allí empezó un acercamiento amoroso con Helena Bonham Carter que se convirtió en la comidilla de las publicaciones indiscretas del Reino Unido. Más tarde fue convocado por Woody Allen para sumarse al elenco de Celebrity (Qubit TV), volvió a Hollywood en la fallida adaptación de Jim West (Amazon Prime Video y HBO Max) y se sumó al mundo de Harry Potter con una aparición en La cámara secreta (HBO Max), segunda película de la serie, como Gilderoy Lockhart. El Hamlet, de 2006, ocupó los mayores desvelos de la década siguiente y a partir de ese momento su carrera comenzó a diversificarse cada vez más.
Dirigió para Disney una versión de Cenicienta con actores (Lily James, Cate Blanchett), la fallida Artemis Fowl y la primera película de Thor (todas disponibles en Disney+), además de una de las aventuras para el cine (Código Sombra) del popular agente Jack Ryan (HBO Max). También lo vimos como actor en ese film, en Operación Valquiria (Amazon Prime Video) y como el despiadado villano de Tenet (HBO Max), dirigida por su amigo Christopher Nolan.
Allí empezamos a ver la naturalidad con la que Branagh podía transformarse en cualquier personaje retorcido mientras su inglés se adaptaba a todo tipo de acento centroeuropeo y sobre todo ruso. Reveló por primera vez esa faceta en 2001, cuando interpretó al jerarca nazi Reynald Heydrich en La solución final (HBO Max), un largometraje para TV. Se animó a dirigir ópera en la década pasada (La flauta mágica, de Mozart) y en 2017 hizo su primera aparición como el infalible detective Hércules Poirot en la remake de Asesinato en el Expreso de Oriente (Star+)
El éxito de esa película llevó naturalmente a una segunda incursión de Branagh en el mundo de Agatha Christie a través de Muerte en el Nilo, otra remake que todavía puede verse en los cines de nuestro país. Estrenada el 10 de febrero, ya fue vista por 63.015 espectadores y permanece quinta entre los títulos más vistos de la cartelera local, según los números de Ultracine. La película tenía listo y anunciado su estreno a fines de 2020, pero la pandemia forzó una larga postergación que hoy permite la convivencia en la cartelera, a partir del jueves 24, de dos propuestas muy distintas (en perfil, concepción, escala y propósitos) firmadas por el mismo artista.
En el caso de Branagh, el regreso a las fuentes llegó con la cuarentena. “Durante el encierro todo se centró, al menos para mí, en la necesidad de restablecer la conexión humana”, dijo Branagh hace un par de semanas en El show de Graham Norton. Esa aparición en uno de los mejores talk shows de la TV pudo verse en la Argentina el viernes pasado a través de Film&Arts y sigue disponible en Flow.
Branagh, que nació en Belfast el 10 de diciembre de 1960, sintió en ese momento de confinamiento inicial la necesidad de un regreso a la infancia. “Era un momento muy incierto en Irlanda del Norte. Todos teníamos la necesidad del contacto humano, de la risa y del baile. También de toda la estupidez que podíamos sentir en un momento oscuro. Traté de escribirlo con la mayor sinceridad posible”, dijo en ese programa. Como el pequeño protagonista de Belfast, Branagh tuvo que mudarse cuando tenía 9 años con toda la familia a Inglaterra, para que su padre, plomero de profesión, pudiera continuar trabajando.
Filmada en blanco y negro y narrada desde la mirada de un chico de esa edad (interpretado de manera prodigiosa por el debutante Jude Hill, elegido después de un largo casting entre cientos de chicos), Belfast se convierte en el retrato de un mundo que cambió de inmediato y pasó de la convivencia entre católicos y protestantes a un escenario de amenazas, agitación y temor por las consecuencias físicas de los enfrentamientos. Dornan (conocido por su papel protagónico en las películas inspiradas en los libros de 50 sombras de Grey) y Caítriona Balfe (inexplicablemente segregada de las nominaciones al Oscar) interpretan a los padres, y Judi Dench y Ciarán Hinds, a los abuelos.
La historia de Belfast es la historia de Branagh cuando tenía 9 años, en el momento en que estalla el enfrentamiento fratricida entre católicos y protestantes que desangró a su tierra y provocó divisiones que llegaron a ser irreconciliables en un mundo en el que todos convivían y se conocían. El propio Branagh recordó recientemente que aquel episodio tiene una conexión directa con la vida que hubo que enfrentar en estos últimos años.
Dijo que aquél momento y el que se inició con la aparición del Covid tienen tres puntos en común: la inestabilidad, la incertidumbre y la sensación de un futuro desconocido. “Los seres humanos no respondemos muy bien a la idea de incertidumbre. Recuerdo muy bien el contraste brutal que se planteó en aquél momento entre la seguridad completa de nuestra relación con el mundo y la llegada de un momento de incertidumbre absoluta, que tuvo un gran impacto en mi personalidad”, relató el director.
El rodaje empezó el 23 de marzo de 2020 y esa misma noche, evocó Branagh, el primer ministro Boris Johnson anunció que todo el Reino Unido estaba en cuarentena. Y a propósito de Johnson, en ese programa se mostró la foto más reciente de Branagh que recorrió el mundo antes del anuncio de las nominaciones al Oscar. Con una imagen en la que es casi imposible reconocerlo, Branagh se convierte en el controvertido primer ministro británico. Lo interpreta en una miniserie dirigida por Michael Winterbottom que se conocerá a fines de este año o principios de 2022 y narra los primeros meses de la pandemia.
Branagh confesó que decidió escribir Belfast envuelto en una duda mayúscula. “No sabía si volveríamos a hacer películas, si volveríamos a ir al cine”, dijo, y ese impulso lo llevó de nuevo al tiempo de su infancia y a la necesidad imperiosa de hacer dos cosas al mismo tiempo: honrar a sus padres (y con ellos honrar a ese momento especial de su vida) y mostrar que las mejores historias “tienen que ver con la conciencia y la convicción de que no estamos solos, de que siempre hay alguien cuidándote y tratando de que tengas una vida mejor”.
También contó que esa corriente de poderosos afectos relacionados con la familia pudo ser vivida durante el rodaje, que se realizó durante el primer (y más estricto) período de encierro y aislamiento impuesto por el Covid. La burbuja en la que vivió el equipo de filmación durante ese momento reforzó los lazos de cercanía y confraternidad, marcados a fuego desde el principio por las características del relato.
“Hoy pienso en mi madre, mi padre y mis abuelos. Lo orgullosos que estaban de ser irlandeses, lo mucho que esta ciudad significaba para ellos. Se habrán sentido abrumados por este increíble honor, al igual que yo”, dijo Branagh apenas conocidas las nominaciones al Oscar por Belfast. El actor que quiso llegar más lejos que cualquiera de sus colegas con sus adaptaciones de Shakespeare podría lograr el máximo reconocimiento de su carrera con una historia mucho más sencilla y personal. Estará en boca de todos (y también en los cines, por partida doble) desde hoy hasta fines de marzo, cuando llegue para el Oscar y para Kenneth Branagh el momento de la verdad.
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