![Tim Blake Nelson en La balada de Buster Scruggs, la última película de los hermanos Coen](https://www.lanacion.com.ar/resizer/v2/tim-blake-nelson-en-la-balada-de-buster-scruggs-QMW746XJPNB7HJUPXW5OTCRIOA.jpg?auth=3eae8fa76acc07c5377f6d163c9c1d86b520d2bd0561e34e0ac67288cdf56a15&width=420&height=630&quality=70&smart=true)
Podés viajar por todas partes, y probablemente pase mucho tiempo hasta que te cruces con alguien como Tim Blake Nelson. Francamente, no se lo ve muy impresionante. Una línea de cabello zigzagueante, una frente amplia como una pradera, una tristeza al borde del llanto, un incisivo superior derecho a una distancia perturbadora de su vecino, y un excéntrico bigote en forma de herradura. Es esmirriado al borde de parecer demacrado, de altura resumida, y el efecto general es el de la clase de tipo que ves en esquinas de las ciudades provinciales, rascándose la cabeza a la espera de que le roben.
Y sin embargo, son estas características de pueblerino que le permitieron a Nelson estar donde está hoy, sentado en un auto con chofer en Hollywood, andando suavemente por Sunset Boulevard camino a una oportunidad más. El destino son las oficinas centrales de Netflix, más precisamente la nueva película de los hermanos Coen, La balada de Buster Scruggs, en la que hace del personaje del título, un asesino malhablado de rostro feliz, que canta canciones de cowboy, lleva un sombrero blanco, rasguea su guitarra y hace girar su pistola.
![La balada de Buster Scruggs. Fuente: YouTube](https://cdn.jwplayer.com/v2/media/CdbIQHVE/poster.jpg?width=720)
Más allá del papel estelar que tiene en Buster Scruggs –su segmento de 18 minutos en el primer episodio de esta comedia-western sangrienta es, por lejos, lo mejor de la película– Nelson, de 54 años, es sobre todo conocido por hacer de personajes extraños. En los últimos 25 años, aproximadamente, su largo rostro ha aparecido en más de 40 películas en roles más o menos pequeños. Empezó haciendo de personajes llamados Detective Joven, Técnico del FBI y Ayudante de Camarero, en películas olvidadas como El gran año (2011) y Snake & Mongoose (2013).
Pero entonces, además de Buster Scruggs, está su otro momento destacado: ¿Dónde estás, hermano?, de 2000, también escrita y dirigida por los hermanos Coen. En esa película, hace del preso fugado y completamente loco Delmar O’Donnell, y aparece detrás de George Clooney y John Turturro. No importa: se robó la película haciendo con convicción de un pobre tipo capaz de creerse que unas sirenas del bosque transformaron a uno de sus compañeros convictos en sapo. Cómo lo logró es un misterio, incluso para Ethan Coen, quien alguna vez dijo: "Es un judío de Oklahoma, así que ni idea". La explicación del propio Nelson es un poco más evocativa: su Delmar es "inocente de todo conocimiento, y ve el mundo sin contexto". Lo cual tiene sentido. Un mundo sin contexto. Hombre transformado en sapo. ¿Por qué no?
![Tim Blake Nelson en ¿Dónde estás, hermano?, la película de 2000 de los Coen](https://resizer.glanacion.com/resizer/v2/tim-blake-nelson-en-donde-estas-hermano-la-UNCT3BW2LNDELLDPUQ56YZE33U.jpg?auth=2899830cbd46a2cec101b81ad088411d7d20b526fdac374b4e880c1487bae91e&width=420&height=237&quality=70&smart=true)
Hoy, aún en el auto negro, todavía en Sunset, Nelson tiene puesto lo que llama su "uniforme diario": un elegante blazer de corderoy de Paul Smith, unos Levi’s 511 ajustados, y un par de botas Lucchese, las que tienen la punta redonda y taco, y que solían ser las preferidas de los pilotos de jets experimentales ("No uso otra cosa", dice). Durante un tiempo, habla sobre algunos de los desafíos que enfrentó cuando se preparaba para volverse Buster Scruggs, especialmente en relación a las pistolas y la guitarra. "Trabajé en ambas cosas dos horas por día durante cinco meses y medio", dice. "Tengo tres varones" –Henry, 19, Teddy, 16, y Eli, 13— "que me veían trabajar con las pistolas todos los días, y cada vez que podían, las agarraban para molestar. Pero tuve que aprender a usarlas con los ojos cerrados, al revés y abajo del agua. Buster necesita verlas como si las hubiera usado toda la vida. Lo mismo con la guitarra."
Hace un chasquido con los labios, un sonido que evidentemente refiere la satisfacción de un trabajo bien hecho. Después mira por la ventana el paisaje, e informa acerca de sus descubrimientos. "A mi derecha hay una tienda de Absolute Caviar. Y ahora veo a un hipster con una cartera muy cool, y frente a él un tipo en bicicleta con una suerte de capa." Hace una pausa. "Típico de Sunset Boulevard", sigue, un poco embelesado.
Nelson fue criado de manera diferente. Fue en Tulsa, Oklahoma, donde su padre era geólogo especialista en petróleo, y su madre una activista social bastante conocida, y él era el más joven de tres hermanos varones. Había ciertas reglas en la casa que los chicos tenían que obedecer. Por empezar, tenían que estar todo el tiempo leyendo, y debían dar informes de libros durante la cena, algunos de ellos (Ernest Hemingway, John O’Hara, Flannery O’Connor) asignados por sus padres, y otros de su propia elección. "Cuando empezaba la pubertad, yo leía libros como Marathon Man y Tiburón", dice Nelson, "que, además de estar plagados de aventuras, tenían increíbles escenas de sexo." Se ríe cálidamente.
Los chicos también tenían que entregarles a sus padres cinco párrafos completos por semana acerca de varios temas, de los cuales se evaluaba si aprobaban o no, y si no aprobabas, tenías que seguir trabajando en la pieza hasta que ellos estuvieran satisfechos. En la secundaria, sus materias preferidas eran latín y lengua. También era presidente del consejo estudiantil y editor del diario de la escuela. "Mi novia", dice, inflando el pecho de orgullo, "era la pitcher del equipo de softball." Pero no te equivoques. Definitivamente, él tenía sus vicios y malas ideas, entre ellas sobre todo la bebida, especialmente cerveza, vino espumante Cold Duck y Crown Royal ("cosas realmente horribles"), que tragaba con tanto entusiasmo que lo echaron del campamento artístico de verano por, según dice, "estar llamativamente intoxicado durante el fin de semana de visita de los padres". Otra vez, la noche de la fiesta de graduación terminó en la celda de borrachos de la policía de Tulsa por ebriedad pública, con su mamá teniendo que llevarlo a la casa a las cinco de la mañana ("El interior del auto estaba cargado de silencio. Mi mamá era aterradora"). De ahí en adelante, trabajó en una tienda de discos y una fábrica de empaquetamiento de carnes para juntar plata y pagar sus multas legales. Desde entonces, Nelson dice que se rectificó, y que ahora redujo su consumo de alcohol a dos vasos de vino tinto por día, y que quizás se baja un tercero cuando "me siento muy salvaje". Hace una pausa. "Pareciera tenerlo bajo control."
El auto pasa por una estación de Mobile, por un Ross Dress for Less, un Starbucks, un In-N-Out Burger, un Chick-fil-A y poco después llega al estacionamiento de Netflix. Nelson no sale. Decide quedarse ahí, calculando que un funcionario lo vendrá a buscar cuando sea necesario.
Después de la secundaria, fue a la Universidad de Brown, en Providence, Rhode Island, donde estudió lenguas clásicas, y luego a Juilliard, el conservatorio de artes dramáticas en la ciudad de Nueva York, donde estudió actuación y conoció a su esposa, Lisa Benavides-Nelson. También escribió y dirigió sus propias películas, una de las cuales, Eye of God, de 1998, llegó en una versión no terminada a manos de los hermanos Coen, quienes escribieron notas para ella, se hicieron amigos de Nelson y luego le ofrecieron su papel revelación en ¿Dónde estás, hermano?.
Pero volvamos a Brown. Fue elegido orador en su último año y, como tal, dio un discurso de inicio de clases que fue, según dice, "acerca de cómo la comedia es una yuxtaposición de lo incongruente. Si lo pensás en términos de Buster Scruggs, ahí tenés un cowboy que parece tan amable, y después entra a un bar y empieza a matar gente. Y es gracioso". Desde el púlpito, Nelson también habló del voto a favor que los estudiantes habían realizado para que la universidad tuviera cianuro a disposición en caso de una guerra nuclear. Nelson se abstuvo del voto porque "no estaba de acuerdo con que uno debiera matarse frente a esa clase de adversidad, pero no podía votar en contra porque apreciaba la fuerza retórica del argumento".
Pareciera colocar su lógica como otro ejemplo de la yuxtaposición de lo incongruente, aunque no exactamente como algo gracioso, y su lógica es un poco turbia. Sin dudas, podría explicar más. "Si no fuera por la actuación", dice, "habría sido maestro o profesor." Lo cual es en lo que se convirtió, de cualquier forma. Pero llegó el funcionario de Netflix para buscarlo, y sus botas de taco y punta redonda pronto van a tocar el suelo. Cualquier otra idea acerca de, por ejemplo, la guerra nuclear o el suicidio con cianuro tendrá que esperar, y quizás sea para siempre.
Por Erik Hedegaard
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