
La película es siempre la misma
En la pantalla chica abundan los espacios cinematográficos, pero son usados como relleno y suelen carecer de identidad
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No se nota. Los canales de aire emiten veinte películas por semana y no se nota. Aunque están todas concentradas en sólo cuatro canales (América no tiene espacio de cine) pasan sin peso y sin dejar huellas. Y esto no es casualidad, sino la consecuencia de una estrategia televisiva general que:
- usa el cine como comodín para opacar el estreno de un competidor,
- o para llenar huecos en la grilla,
- ha descartado los segmentos de identidad fuerte. (Dos excepciones: "El mundo del espectáculo", de Canal 13, y "El otro cine", de Canal 7),
- las películas ocupan espacios sin nombre o sin gracia, como "Cine del sábado", "Cine del viernes", "Cine del domingo" o, en un derroche de creatividad, "Cine".
- las películas son, por un lado, de Hollywood y, por otro, del Hollywood independiente.
- las películas pueden ser de primera, de segunda o de última línea. Pero son de Hollywood.
Los programadores no son, a pesar de todo, los malos de la película, sino profesionales que deben ajustarse a las reglas del mercado. No obstante, ahora que el cine en el cable ha perdido su esplendor, la televisión abierta tiene una oportunidad para aflojar -en la medida en que el negocio y los anunciantes lo permitan- los corsés anodinos y lo monotemático del contenido.
Señas de identidad
-En los 90 creamos el ciclo "ATP", apto para todo público, "Cine Bang", de acción, "Clásicos del humor nacional", con Olmedo y Porcel, "Cine de producción nacional..."
-¿Qué queda de eso?
-No queda nada porque el público dejó de verlas. Una cosa es lo que uno quiere y otra lo que la gente quiere. Y lo que la gente quiere está dado por el dios rating.
El diálogo entre LA NACION y Walter Sequeira, gerente del departamento fílmico de Canal 13, se complementa con el que, con motivo de esta misma nota, se sostuvo con Axel Kutchevasky, que ocupa el mismo cargo -junto a Patrica Daujotas- en Telefé.
-Lo que no hay son ciclos como entidad. Durante años Canal 11 tuvo "Hollywood en castellano". Ahora recuperamos las películas de los sábados a la tarde, aunque no lo llamemos "Sábados de superacción". A veces hablamos de usar marcas o no. "Sábados de superacción" y "Hollywood en castellano" son marcas de Telefé.
-Si están el espacio y la continuidad, ¿por qué no usar el nombre?
-Porque no podés ser dogmático con las marcas ni a la hora de programar. El problema de poner "Sábados de superacción" es que no podés poner una comedia.
-En "Sábados de superacción" se pasaban comedias musicales.
-Sí, ponían de todo, pero esos encasillamientos impiden experimentar...
La hora del blockbuster
Experimentar, lo que se dice experimentar, canales como el 13 o Telefé no tienen margen para hacerlo. Los departamentos fílmicos de ambas emisoras deben sus mayores cuidados, primero, a sus ciclos de cine de mayor envergadura: "El mundo del espectáculo", la noche de los lunes en Canal 13, y las películas de los viernes y domingos por la noche en Telefé. Esos segmentos son los preferidos de los anunciantes.
"¿Por qué estamos siempre intentando atrapar un blockbuster (o "tanque", en la jerga, película muy taquillera durante la exhibición cinematográfica. Ejemplos: "Titanic", "Arma mortal 4", "Gladiador") ? Los canales están apostando a lo más seguro, que son los grandes títulos -aclara Sequeira-. "Arma mortal 4" hizo 24.4 puntos y así le ganó a Tinelli. Ahí se cumple la teoría del efecto blockbuster. El anunciante tiene en su cabeza el rating. No sabe qué título se va a programar pero sí va a pretender que su inversión esté de acuerdo con el rating promedio que tenga el ciclo."
De modo que éste es el límite del programador. Pero, hecha la ley, hecha la trampa. Aun cuando obtener alto rating es crucial, hay lugar para pequeños experimentos.
Hacia fin de mes, si un ciclo viene logrando un promedio alto, el último estreno no variará las cuentas; de modo que no vale la pena gastar un título con garantía de éxito que es mejor reservar para comienzos del mes siguiente. Entonces, se opta por un film siempre de alta calidad, pero de incierta performance masiva.
Tanto Canal 13 como Telefé lo hacen y así lo explica, por poner un caso, Kutchevasky: "Vos no querés que el público rechace una película y hay una línea divisoria que es el modo narrativo, la forma en que está contada, si está o no atada a un género. Cuanto más clásica en su relato, más posibilidades tenés de que el público la acepte. Pero hay sorpresas. "El abogado del diablo" hizo 22 puntos de rating un domingo a la noche y le ganó a "Fútbol del primera", y es un film que dura dos horas y pico, tiene un larguísimo primer acto de presentación, pasa mucho tiempo hasta que aparece el conflicto y las únicas escenas vendedoras llegan en los últimos diez minutos. Esa película se escapó a la lógica de lo que uno piensa que el público quiere sistemáticamente y es que a veces esas reglas son ilusorias".
El rating que no se mira
Ciertamente, son "El mundo del espectáculo" y el cine de viernes y del domingo de Telefé los que alcanzan marcas de dos dígitos en medición de audiencia. En estos casos, cuando el público supera el millón, es alto el registro de espectadores en todos los niveles socioeconómicos (dato esencial para el anunciante). Por eso pautar allí la publicidad es lo obvio.
Sin embargo, existen otras posibilidades que son menos exploradas si de pautar se trata.
Canal 13 tiene su "Cine de trasnoche", un espacio pensado como servicio para noctámbulos sin cable. Allí se programa cine argentino (en general, los lunes) y, entre una cantidad de films variopintos, títulos como "El halcón maltés" o "Cazador blanco, corazón negro". Las cifras de rating no son nada bajas y el público que lo sigue sorprende por su composición.
Según consigna la medidora Ibope, el lunes 15 del actual, "El rey de los exhortos", un producto en el otro extremo de los superblockbusters, marcó un rating general de 11,2 puntos cuya discriminación por segmentación socioeconómica arroja: 6,4 de nivel alto, 10,4 de nivel medio y 13,7 de nivel bajo. Los avisos, sin embargo, no aparecen.
Siempre en función del rating, ¿qué sucede fuera de la disputa Telefé-Canal 13? Perdido por perdido, un canal puede optar por la calidad. Esta fue la elección de Luciano Olivera, gerente de programación de Canal 7, al poner en el aire "El otro cine", con producciones europeas y asiáticas. La existencia de este ciclo permite observar, aunque los números del rating sean muy bajos, cuál es el comportamiento del público cuando se le ofrece material diametralmente opuesto.
El sábado 20, "El otro lado" emitió "Cuentos de las cuatro estaciones", del maestro francés Eric Rohmer. Consiguió 2,1 puntos. A esa misma hora, AzulTV, en "Cine del sábado", propuso "Buscado vivo o muerto", con Rutger Hauer, y obtuvo 4.1 puntos. Una diferencia de dos puntos favorece al ex Canal 9. La ganancia se mantiene en los niveles socioeconómicos medio y bajo, pero se invierte en los hogares de nivel más alto: en esa franja Rohmer midió 1,4, mientras que Hauer hizo 1,2 punto. La diferencia es ínfima, pero no insignificante.
Para todo el país
"Queríamos hacer un ciclo con cine no comercial en términos de taquilla, pero que fuera multipremiado", cuenta Olivera. Para eso se conectó con Pascual Condito, de la distribuidora Primer Plano (que estrenó en cine, por caso, la mayor parte de la producción del iraní Kiarostami). "Hicimos un acuerdo de coproducción inteligente -dice Olivera-. El canal puede pagar en efectivo sólo la mitad o un poco menos del costo de cada película y el resto se paga en segundos de publicidad para promocionar los estrenos de Primer Plano en las salas."
El concepto de "cine para el que no tiene cable" se repite en Canal 7 con un valor agregado: su penetración en todo el territorio argentino. En pueblos y pequeñas ciudades sin sala cinematográfica, "El otro cine" se constituyó como la única fuente para cinéfilos. "En Río Cuarto -cuenta Olivera- hay un coleccionista que tiene una sala de proyección con un televisor de pantalla gigante. Ahí acomodan las sillas como si fueran butacas y se juntan a ver "El otro cine"."
Como ya se dijo, los departamentos fílmicos de la TV no programan lo que quieren sino lo que pueden. Esa es la razón por la que, en el fondo, no dejan de generar proyectos:
- "El festival de los monstruos": una idea que Walter Sequeira elabora para Canal 13. Contenido: cine bizarro extranjero ("el cine bizarro argentino está en Volver", acota) de los años 40 y 50. Formato: se evalúa que tenga un conductor que haga más divertida la noche.
- Cine de terror: aún sin nombre. Telefé estima que es un nicho no aprovechado por la TV abierta ("hay un miedo al cine de terror que me gustaría cambiar como se hizo con otros mitos de la TV como: las películas con negros no funcionan o las películas con chinos no funcionan", se ríe Kutchevasky). Objetivo: explotar ese nicho como ciclo ("actualmente la única que programa el género de terror es Nora Seoane en Azul TV", aclara).
- "El cine que nos mira": una coproducción para Canal 7, del Instituto de Cine argentino con su par español. Formato: con la conducción de Carlos Morelli (sí, vuelve uno de los integrantes del dúo de "Función privada"; ver recuadro) y entrevistas a director y actores. Contenido: cine argentino (nunca estrenado en TV como "Silvia Prieto") y español.
Vaivenes del amor cinéfilo
El gusto del televidente va y viene. Su circunstancia también. El gerente del departamento fílmico de Canal 13, Walter Sequeira -más que un mero intuitivo, un estudioso del tema- ha analizado los vaivenes del espectador con rigor. Según su puntilloso registro, las siguientes son etapas afectivas entre el cine por televisión y el público:
La era de esplendor
Llega hasta principios de los 90. La televisión tenía una gran variedad de material fílmico. El cable no tenía todavía una fuerza tan importante. Y una película que se emitía por TV abierta podía marcar 35 o 40 puntos de rating.
Enamoramiento del cable
Hacia 1995 se registra un 25 o 30 por ciento de pérdida de público de la TV abierta que prefiere ver cine a través de la TV paga. Razones no le faltaban: películas con subtítulos (a los que ya estaba acostumbrado a través del video), posibilidad de estrenar con anterioridad a la TV abierta y ausencia de cortes publicitarios.
La crisis del cine en cable
Hacia fines de los 90, HBO y Cinemax pasan a ser premium. También aparecen en esa categoría Movie City y Cinecanal 2. El público que puede acceder, por un pago extra, a la oferta de esos canales es mucho más acotado.
Donde hubo fuego...
A partir de 1999 comienza a crecer el interés del espectador por las películas emitidas por la TV abierta, que mejoró la calidad tanto de audio como de video, incorporó el sistema SAP (para escuchar el idioma original si se desea) y se incorporó (fue una idea de Telefé) la "primera hora sin cortes".




