
Murió Serge Reggiani, ícono del cine francés
Anteanoche sufrió un paro cardíaco
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PARIS (ANSA).- El rostro lastimero y sufrido de Serge Reggiani, fallecido anteanoche en París, a los 82 años, de un paro cardíaco, es uno de los íconos más inolvidables del cine francés del siglo XX, unido para siempre en el recuerdo al de Simone Signoret como los amantes malditos de "Casque d´or", de Jacques Becker.
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Reggiani, que había nacido en Reggio Emilia (Italia) el 2 de mayo de 1922, pero desde 1930 vivía en Francia con su familia, fue muy popular también como "chansonnier" y como pintor. Desde niño fue aficionado al cine. En 1938 debutó con un pequeño papel de estudiante en "Les disparus de St.Agil", de Christian Jaque, y a este film le siguió al año siguiente "Conflit", de Léonide Moguy, junto a un gran Erich von Stroheim. Pero fue al finalizar la Segunda Guerra Mundial cuando consiguió, a los 23 años, su primer papel protagónico, haciendo del poeta francés François Villon en un film de André Zwoboda. En 1946 se puso a las órdenes de Marcel Carné, que lo dirige en uno de sus mejores films, "Les portes de la nuit", donde sobre libreto del poeta Jacques Prévert encarna a un villano que delata al ex partisano Yves Montand en la París apenas liberada. Sin embargo, fue con "Les amants de Verone", de André Cayatte, que descubre su vena de galán romántico, que se afianzará con "Manón", de Henri-Georges Clouzot; "La ronde", de Max Ophuls, y sobre todo "Casque d´or". En los años siguientes fue curiosamente el cine italiano el que le ofreció los mejores papeles, como el soldado que deserta en "Tutti a casa", de Luigi Comencini (1960); el pobre delincuente de "A cavallo della tigre", del mismo Comencini (1961), y sobre todo el guardabosques del príncipe Fabrizio Salina en "Il gattopardo", de Luchino Visconti (1963).
Ese mismo año vuelve al cine francés con "Le doulos", de Jean-Pierre Melville, pero su luna de miel con el cine italiano prosigue con "Il giorno della civetta", de Damiani Damiani; "I sette fratelli Cervi", de Gianni Puccini, y "La terrazza", de Ettore Scola.
Vuelve al cine francés con "L´armèe des ombres" (1969), de Melville, y con "Vincent, François, Paul ... et les autres", de Claude Sautet (1974), donde vuelve a trabajar con Yves Montand.
Impulsado por la famosa cantante Barbara, en efecto, Reggiani descubre la música y debuta en escena en 1965 con canciones inolvidables como "Le barbier de Belleville", "Ma liberté" y "Les loups". Pero en la década del 80 el suicidio de su hijo Stéphane y problemas con el alcohol lo sumen en una profunda crisis, de la que nunca saldrá totalmente. En 1986, Reggiani parece recuperarse componiendo la música de "Mauvais sang", del niño terrible del cine francés de esa época, Léos Carax, que le reserva en el film un papelito de vagabundo.
En el 2003 recibe la Victoria de Honor de la Música, que da la industria discográfica francesa, y publica su autobiografía "Les adieux differés".






