Netflix: en Bolívar, la épica telenovelesca de un héroe de la independencia
Bolívar (Bolívar: una lucha admirable, Colombia/2019). Dirección: Andrés Beltrán, Luis Alberto Restrepo. Guion: Juana Uribe. Elenco: Luis Gerónimo Abreu, José Ramón Barreto, Maximiliano Gómez Silva, Carlos Aguilar, Álvaro Bayona, Shany Nadan, Nohely Arteaga, Bárbara Perea, Ana Harlem, Irene Esser. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: buena.
"El miedo al peligro es mucho peor que el peligro mismo, y el peso de la ansiedad es mayor que el mal que la provoca". Con esas frases que definen el espíritu de los grandes héroes, Bolívar sienta las bases de su épica: más aventura que historia, más gloria que claudicaciones. La serie colombiana producida por la cadena Caracol sigue la vida de Simón Bolívar desde su infancia, signada por la orfandad y el aprendizaje de la lucha libertaria, hasta su vida adulta, en la cima de los Andes y a la cabeza de las grandes gestas independentistas de la América española. Entretanto, vemos sus amores, el despertar de su liderazgo, la formación de su espíritu de su lucha.
En su primera adolescencia, Simón quedó a cargo de su tío Carlos, villano avaro y mendaz por excelencia. Sin embargo, en esa inicial algarabía por quedarse con la enorme fortuna de los Bolívar y custodiar al crío que detentaba el mayorazgo, Carlos Palacios dejó su educación en manos del profesor Rodríguez. De ideas revolucionarias e independentistas, Simón Rodríguez es el primer modelo para la formación de Bolívar y la parábola que asume la serie: es quien instala en el joven las ambiciones de grandeza y funciona como punto de anclaje de los sucesos en esos tiempos del virreinato español. Que el libro de cabecera de profesor y alumno sea Robinson Crusoe no es en vano: es la tradición del relato de aventuras, de Daniel Defoe a la de Alejandro Dumas y Victor Hugo, la que inspira el arco narrativo de Bolívar.
Bolívar también intenta ser un fresco de época, mediado por el melodrama. Del género que es pilar de la tradición latina absorbe el maniqueísmo en el retrato de héroes y villanos, en la forzada causalidad de algunas revelaciones, en la mecánica de varias resoluciones. El juego temporal entre la niñez, la juventud y la vida adulta de Bolívar –similar a lo hecho en varias series como la de Luis Miguel o la de Sandro- se revela como un recurso algo caprichoso, que no emana de la lógica narrativa, sino que tiene que ser guiado por la intervención didáctica de una voz en off. Lo mismo ocurre con la obsesiva insistencia en situar las locaciones, que termina entorpeciendo la fluidez del relato y subestimando al espectador.
Bolívar explora las diversas aristas que conforman al prócer: su pertenencia de clase, sus ambiciones políticas, su compromiso ético. Pero no lo hace desde el rigor histórico sino desde las vestiduras novelescas, que nunca quiere ocultar. Por ello su apariencia y estructura no le tienen miedo a la telenovela, tomando a sus modélicos personajes como la encarnación de vicios y virtudes.
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