Netflix: La apariencia de las cosas presenta una ecléctica sucesión de alucinaciones y perversiones
La película de Shari Springer Berman y Robert Pulcini tiene “un poco de todo”, pero no llega a mantener la tensión necesaria a lo largo del relato
La apariencia de las cosas (Things Heard & Seen, Estados Unidos/2021). Dirección: Shari Springer Berman y Robert Pulcini. Guion: Shari Springer Berman y Robert Pulcini, sobre la novela de Elizabeth Brundage. Fotografía: Larry Smith. Edición: Louise Ford y Andrew Mondshein. Elenco: Amanda Seyfried, James Norton, Karen Allen, F. Murray Abraham, Natalia Dyer, Rhea Seehorn y Alex Neustaedter. Duración: 122 minutos. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: Regular.
Hace ya casi dos décadas, el matrimonio conformado por Shari Springer Berman y Robert Pulcini concibió un éxito de crítica y público como Esplendor americano, pero luego su carrera entró en una medianía con telefilms (Wanderlust, Cinema Verite: La historia de una familia americana), películas para cine (El diario de la niñera, 10.000 santos) y episodios aislados de series (Shameless, Succession). Su regreso como codirectores y coguionistas es de la mano de Netflix con la transposición de un best seller como La apariencia de las cosas y con un elenco que incluye a figuras de relieve como Amanda Seyfried (recientemente nominada al premio Oscar por Mank), James Norton, el veterano F. Murray Abraham, Natalia Dyer (la Nancy Wheeler de Stranger Things) y Rhea Seehorn (la brillante Kim Wexler de otra serie como Better Call Saul).
Si el reparto resulta por demás ecléctico, en el terreno de los géneros cinematográficos La apariencia de las cosas también tiene “un poco de todo”: drama de una pareja en crisis con una pequeña niña de cuatro años; tentaciones, deseos e infidelidades cruzadas, terror religioso, elementos sobrenaturales, invocaciones a espíritus y presencias fantasmales, miserias propias de un “pueblo chico-infierno grande” y desventuras en el ámbito académico. Catherine y George (Seyfried y Norton) se mudan en 1980 de Manhattan a una pequeña comunidad ubicada en el norte del estado de Nueva York para que él asuma una cátedra universitaria; ella, una talentosa restauradora de arte con trastornos de conducta alimentaria, cede y deja todo para consolidar la carrera de su marido, pero apenas se instalan con la pequeña Franny en una centenaria e inmensa casona donde han ocurrido trágicos hechos la degradación y el deterioro de la relación se irá profundizando.
El principal problema La apariencia de las cosas es que suma múltiples capas (alucinaciones, perversiones, apariciones) sin que la tensión y el suspenso aumenten. La sensación, entonces, es de una acumulación sin demasiado sentido, generando una deriva innecesaria para una narración de dos horas que se estira más de la cuenta. Es la propia tensión interna del relato (que quiere ser muchas cosas a la vez y termina sin profundizar en ninguna) la que hace de este film -que tiene aspectos visuales y narrativos que se lucen de manera independiente- una apuesta fallida en el análisis integral.
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