Peter Bogdanovich, un aliado decisivo
Su amistad con Welles fue vital en el armado definitivo de la película que llegará hoy
Peter Bogdanovich nació en 1939, el mismo año en que Orson Welles llegó a Hollywood. Mucho antes de que se conocieran vivieron una experiencia muy similar, según cuenta Bogdanovich en el prólogo de su hermoso libro de conversaciones con grandes directores clásicos Who The Devil Made It (El director es la estrella, según la edición española).
"Casi todas las personas que perseguí y en las que me apoyé fueron extraordinariamente pacientes y me dieron lo mejor de su tiempo y su experiencia", escribe Bogdanovich. Y agrega que a Welles le pasó lo mismo en aquel desembarco previo a El ciudadano. Su frase de cabecera era: "Todo lo que tenías que hacer era preguntar". Ese prólogo incluye otra cita clave de Welles: "Lo único que mantiene viva a una persona en su vejez es el poder". Allí aparece en plenitud la idea de Al otro lado del viento.
Estaba escrito que en algún momento los dos "preguntones" iban a encontrarse. En 1968, Welles eligió a Bogdanovich como su interlocutor predilecto y, a partir de allí, definitivo. Esa amistad resultó tan estrecha que en un momento Welles llegó a vivir en la casa de Bogdanovich. Del sinnúmero de charlas entre ambos surgió Ciudadano Welles, un libro de diálogos que acaba de reaparecer en las librerías porteñas a través de una bella edición de La Marca. El libro apareció en 1989, cuatro años después de la muerte de Welles. También hubo momentos tormentosos entre ambos. En 1979 Bogdanovich dirigió Saint Jack, una de sus obras maestras. Welles se sintió traicionado porque estaba previsto que la realizara él.
Involucrado desde el primer momento en la producción de Al otro lado del viento, sobre todo como actor, Bogdanovich contó hace poco que dos semanas antes de que Welles falleciera, los dos conversaron largamente sobre los avatares de ese proyecto interminable. "De repente, Orson me preguntó una tarde si estaba dispuesto a terminar la película si algo llegaba a pasarle a él. Le respondí que eso no ocurriría y me dijo: 'Lo sé, lo sé, pero si eso pasa necesito que te comprometas a hacerlo'. Siempre sentí que tenía que cumplir la promesa", le dijo a fines de septiembre al sitio especializado Vulture.
Bogdanovich cumplió. Hizo muchísimo desde la producción y la edición para que la película viera definitivamente la luz. Hasta grabó un monólogo inicial que contribuyó a redondear el montaje final. Ese vínculo con Welles fortalece todavía más la convicción de que Bogdanovich es el último custodio de la gran memoria clásica de Hollywood.
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