Top Five: los peores vecinos del cine
El inminente estreno de la secuela de Neighbors es el puntapié ideal para este listado
*1. Oliver y Cheryl Lang (Intriga en la calle Arlington)
Intriga en la calle Arlington no provee ninguna clase de alivio. Desde su brillante primera escena, con esa lenta caminata de un joven sangrando, hasta ese tortuoso final en el que triunfan los villanos, el film de Mark Pellington es desesperante. En ese mismo estado de convulsión interna se encuentra Michael Faraday ( Jeff Bridges ) al enterarse de que sus afables vecinos son, en realidad, dos terroristas que apuntan a poner una bomba en un edificio del FBI. Tim Robbins y Joan Cusack interpretan con frialdad y malicia al matrimonio Lang, cuidando hasta el mínimo detalle cada movimiento corporal. Lo interesante de Intriga en la calle Arlington es que, más allá de los planes a gran escala de Oliver y Cheryl, el foco está puesto en esos imperceptibles gestos que pueden mutar en agresión. En este sentido, nunca un abrazo o una mano apoyada en el hombro resultaron tan escalofriantes.
*2. Mrs. Connelly (Dúplex)
Danny DeVito es un realizador que, con excepción de Hoffa y Matilda, basó su filmografía enteramente en la comedia negra. Por lo tanto, el personaje de la anciana Connelly (una perfecta Eileen Essell) en Dúplex no es más que una réplica de otros individuos poco agradables de su corta obra, tales como Momma Lift de Tira a mamá del tren y "Rainbow" Randolph de Maten a Smoochy. Apuntalado por el guión de Larry Doyle - quien puso aquí toda la malicia de los capítulos más desatados de Beavis and Butt-Head -, DeVito construye una suerte de manifiesto contra los estereotipos. En consecuencia, ni Alex ( Ben Stiller ) y Nancy ( Drew Barrymore ) son dos proto-hipsters de Brooklyn ni su vecina es tan solo una mujer de la tercera edad incapacitada e indefensa. Por el contrario, cuando la mujer intenta echarlos del edificio mediante una concatenación de planes efectivos, la puja comienza y las cualidades más repudiables de los tres salen a la luz. En Dúplex hay muchísimos elementos de La guerra de los Roses - otro memorable trabajo de DeVito - y, aunque carece de la contundencia de aquella, es otro exponente de lo bien que le sientan al director las sátiras más perversas.
*3. Frank Fitts (Belleza americana)
El guionista Alan Ball concibió al personaje del Coronel Frank Fitts (Chris Cooper) a partir de ciertos rasgos de su propio padre. Ball, un hombre abiertamente gay, padeció la homofobia en su juventud y canalizó su repudio a través de las interacciones de Fitts con otros personajes de ese suburbio pesadellisco de Belleza americana. Frank es una verdadera olla a presión. No solo no puede entablar una relación sana con su hijo Ricky (Wes Bentley) sino que además es consumido por la ira que le genera el no poder asumir su sexualidad. Por ende, en una intempestiva visita a su vecino Lester Burnham ( Kevin Spacey ), todos sus conflictos estallan por un beso no correspondido. Cuando el director Sam Mendes muestra la vitrina de Fitts con un arma faltante, sabemos quién fue el responsable de la muerte de uno de los narradores más indelebles del cine y sabemos lo que representa esa imagen de la casa del coronel: es mucho lo que se esconde puertas adentro y es mucho más lo que se aparenta para mantener viva la ilusión de conformidad.
*4. Lars Thorwald (La ventana indiscreta)
La ventana indiscreta no necesita presentación. La película de 1954 de Alfred Hitchcock - basada en el cuento de Cornell Woolrich "It Had to Be Murder" - se ha constituido como una referencia ineludible para los amantes del cine y como una influencia para otras producciones, siendo el caso más representativo el film Doble de cuerpo de Brian De Palma. Lars Thorwald (Raymond Burr) es el prototipo de villano invisible que opera o bien en ausencia o bien bajo la mirada de L.B. "Jeff" Jefferies (James Stewart), el fotógrafo que en una calurosa noche de ocio comienza a observarlo paulatinamente hasta sospechar que ese vendedor itinerante mató a su mujer. "Con tan solo una fugaz mirada al mundo advertimos que el horror no es nada más que la realidad" expresó el gran Alfred, sintetizando el tópico de muchas de sus películas. La ventana indiscreta es precisamente eso: una mirada al terror más cercano, una obra inteligente que no necesita que su villano emita palabra para que el pánico se vuelva efectivo.
*5. Charlie Meadows (Barton Fink)
En un reciente listado sobre las mejores escenas del cine de los hermanos Joel & Ethan Coen aludimos a la suprema Barton Fink, específicamente a la secuencia del regreso letal de Charlie Meadows. Vecino del escritor del título en el hotel Earle, el personaje de John Goodman es un símbolo de algo mucho más grande, de esa utopía llamada Hollywood, del quiebre de las ilusiones y la concreción del American Dream. Dentro de ese lenguaje de ángeles caídos, Charlie vuelve al hotel sobre el final pero ya despojado de falsas identidades y como el verdadero demonio que es: el asesino serial Karl "Madman" Mundt. Si bien Goodman por momentos puede pasarse de revoluciones y caer en la caricatura - su personaje en Balada de un hombre común sufre de dicha afectación -, en Barton Fink logra uno de sus mejores trabajos, con la ambigüedad como bandera. Años más tarde, con Mulholland Dr., David Lynch también se centraría en esos sueños que derivan en la despersonalización más aguda, solo que en ese caso el eje era una historia de amor decididamente infernal.
*Mención especial: El Sr. y la Sra. Castevet de El bebé de Rosemary:
PARTICIPACIÓN. ¿Qué otros vecinos indeseables sumarían a la lista?
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