Una aproximación a la obra de Grete Stern
Grete, la mirada oblicua (Argentina/ 2016, film documental hablado en español). / Dirección: Pablo Zubizarreta y Matilde Michanié. / Investigación y guión: Matilde Michanié. / Fotografía y cámara: Pablo Zubizarreta, Enrique Sorkin, Erik Krambeck y Andreas Faigle. / Edición: César Custodio. / Música: Fernando Manuel Diéguez. / Asesoramiento y desarrollo de proyecto: Horacio López. / Dirección de producción: Sula Mizrahi. / Testimonios: Roxana Marcoci, Valeria González, Sara Facio, Alicia Segal, Luis Priamo, Paula Bertúa, Marcelo Giustini y Marcos Zimmermann. / Distribuidor: Juan Carlos Fisher. / Duración: 105 minutos. / Calificación: apta para todo público.
Un film dedicado a Grete Stern, nombre fundamental de la fotografía en la Argentina, no puede ser sino un deleite para los ojos y para el espíritu, una colección de imágenes perdurables, una suma de bellezas que desnudan con impresionante hondura el interior de sus retratados, que abarcan rostros diversos y multiplicidad de temas y de técnicas, y que revelan el alcance de su mirada penetrante y la infinita curiosidad que dejó plasmada en los recorridos a los que la impulsaba su espíritu viajero. Lo expuso -igual que su sensibilidad estética- desde muy joven, aun antes de que las circunstancias la trajeran a vivir en la Argentina, donde se instaló definitivamente desde 1936.
Menuda tarea la que se propusieron Matilde Michanié y Pablo Zubizarreta, ya que fueron tantas las etapas que marcaron la trayectoria artística de esta inquieta creadora siempre interesada en las expresiones de avanzada, que nació en 1904 en el seno de una familia de pequeños industriales alemanes instalados al nordeste de Colonia (más precisamente en Elberfeld) que tras completar su educación secundaria y tomar clases de piano por un breve período ya a los 19 años ingresó en una escuela de artes aplicadas de Stuttgart, donde estudió dibujo y tipografía.
En su ciudad natal trabajó como diseñadora publicitaria y desarrolló sus condiciones para el dibujo, especialmente retratos. En Berlín, la capital intelectual de la República de Weimar, se instaló en 1927 con el fin de estudiar fotografía. Comenzó tomando clases particulares con Walter Peterhans, pero en 1929 éste dejó la ciudad para hacerse cargo de uno de los talleres de esa disciplina en la Bauhaus, una escuela superior de diseño que funcionaba en Dessau.
El camino hacia el sur
Grete permaneció en Berlín y abrió un estudio de fotografía comercial con su condiscípula Ellen Auerbach. Tras ejercer su profesión en forma independiente, en 1932 pudo retomar la formación con su maestro, pues la Bauhaus, la escuela de arquitectura, diseño y arte del siglo, se había mudado a Berlín. Pero con el triunfo nacionalsocialista que llevó a Hitler al poder, por su condición de judía y simpatizante de la izquierda, Grete se vio obligada a trasladarse a Londres. Viajó en 1934 con Horacio Coppola, el fotógrafo argentino con quien se había casado y con quien al año siguiente vendría a la Argentina.
Resumir la tarea que desarrolló hasta allí y desde entonces es algo que el documental puede hacer con mayor síntesis e inmejorables (y admirables) ilustraciones. Por supuesto éstas abarcan desde la famosa primera exposición de fotografía moderna que realizó con Coppola en los salones de la revista Sur (1935). Se integró pronto a los círculos culturales y a la sociedad local en los que difundió las teorías más vanguardistas que traía de Europa. Se consideraba a sí misma como una artista argentina y aquí desarrolló gran parte de sus obras más importantes. Al principio, retratos de artistas plásticos y escritores. Pero también vistas de la ciudad y fotomontajes para tapas de libros y revistas. Vivía con sus dos hijos en Ramos Mejía, en una casa diseñada por el arquitecto ruso Wladimiro Acosta, uno de los promotores de la arquitectura moderna en el país, donde se presentó una de las primeras muestras del grupo Madi (1945). Tres años después inició una serie de fotomontajes que tituló Sueños y acompañaban notas sobre psicoanálisis que publicaba la revista Idilio.
Más tarde vendrían sus famosos trabajos sobre personajes y costumbres porteñas, y la extensa y valiosa obra que durante mucho tiempo consagró a retratar a los pueblos originarios del Chaco, su cultura y sus artesanías.
"La foto es el medio con el que me expreso y que requiere, como afirma Julio Cortázar en Las babas del diablo, disciplina, educación estética y dedos seguros", escribió alguna vez. Sus Sueños, objetos de varias retrospectivas, llegaron a los Estados Unidos y tanto esos imaginativos fotomontajes como las fotografías que dedicó a los pilarás y los wichis constituyen algunas de sus obras más unánimemente elogiadas.
Este documental que cuenta con el valioso aporte de especialistas conocedores de la obra de Stern contribuye a entender por qué.
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