Dúo con muchas horas de vuelo
Dos mujeres se vuelven siamesas o se ignoran sin remedio. Competencia. Venganza. Compulsión o deseo. Lo que Gustavia demuestra es que en todo el mundo los mandatos sociales sobre lo femenino son los mismos. Que las contradicciones no tienen fronteras. Que la ironía no tiene límites.
Mathilde Monnier & La Ribot, cerraron antenoche el Festival Buenos Aires Danza Contemporánea con uno de los espectáculos internacionales del programa, que ya cumple 10 años de gira por el mundo. Con mucho slapstick de hace 100 años y mucha repetición del siglo XXI.
El piso entelado en desprolijidad aparente les permite encontrar puntas para tirar y seguir jugando, colgarse de un telón, pelear por una silla.
Dominique Fabrègue plantea un vestuario para jugar a desvestirse parcialmente como autómatas y desafiar las convenciones. Hace años que Monnier y La Ribot pasaron los cincuenta y se adueñan del escenario con una asombrosa flexibilidad.
Abundan los momentos hablados -casi siempre en inglés o francés-. De modo que entre la traducción mental y la cacofonía quedan muchos cabos sueltos. Algunos ríen sin preguntarse nada. Otros recuperan la costumbre porteña de comentar a la salida para compartir interpretaciones posibles.
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