El rock hace milagros y Wilko Johnson es uno de ellos
Le detectaron un cáncer y le diagnosticaron un año de vida; grabó un disco, se despidió de su público y se curó
Es posible que, en un futuro, 2014 sea recordado en materia de música como el año de la doble resurrección de Wilko Johnson, el guitarrista del grupo Dr. Feelgood, uno de los padres espirituales del punk y de la new wave, uno de los músicos que a principios de los 70 lideró la movida pub-rock contra la muchas veces solemne hegemonía del sinfonismo y del llamado art-rock.
A fines de 2012, Wilko seguía cargando su vieja guitarra Telecaster, algo lejos de los años de masividad con Ian Dury y los Blockheads, pero sin perder la fuerza ni la inventiva ni su cohorte de seguidores (exultantes al ver que cumplía un papel actoral en Game of Thrones), cuando recibió la noticia de que tenía un cáncer incurable y que no le quedaban más de diez u once meses de vida. Como todo tratamiento, decidió hacer pública la información y anunciar una gira de despedida, que duraría lo que durasen sus fuerzas. "Wilko expresará a los fans su sincero agradecimiento por el apoyo que ha recibido a lo largo de su larga carrera", llegó a escribir en Facebook su manager.
La gira llegó al final y, como Wilko continuaba vivo, coleando y de excelente humor, resolvió que era el momento de cumplir un viejo sueño postergado: grabar un disco con Roger Daltrey, el cantante de The Who. Hacía nueve años que Wilko no plasmaba un nuevo álbum y para ello convocó a músicos de gran calidad como el tecladista Mick Talbot, ex miembro de The Style Council.
La grabación se cumplió en noviembre de 2013, mientras Wilko daba algunas notas periodísticas en las que decía, por ejemplo, que "para que uno se sienta vivo, nada mejor que anunciarle que ha de morir." La comunión entre Daltrey y Johnson fue fabulosa, como puede oírse en el CD, titulado Going Back Home y publicado por el sello Chess de Chicago, sello por el que pasaron los más grandes del blues y del soul. Excepto un tema de Bob Dylan ("Can You Please Crawl Out Your Window"), el repertorio del dúo se basó en canciones más o menos famosas de Wilko: "I Keep It to Myself", "Some King of Hero", "Sneaking Suspicion", "Ice on the Motorway", "Turned 21" y cinco más, entre ellas "Going Back Home", que Johnson escribiera junto con el también guitarrista Mick Green y que abre el disco de tal modo que lo primero que se oye son las palabras: "I wanna live" ("Quiero vivir").
No sorprende que Mick Green fuera uno de los músicos más influyentes para Wilko tanto como para Roger Daltrey y Pete Townshend, de The Who. Tampoco sorprende mucho que, al dar sus primeros pasos, mientras dudaba entre la música, la astronomía y la literatura (otras de sus pasiones), Johnson aprendiera mucho del talento casi salvaje de Townshend, aquel "chico que rompía las guitarras cuando nadie tenía un miserable amplificador", según los versos de Charly García. Todo esto ayudó, sin dudas, a que entre Daltrey y Johnson se produjera una singular alquimia. El CD no solamente tuvo unánimes elogios, sino que llegó a estar en los puestos más altos de los rankings de ventas, puestos que ni el mismo Daltrey frecuentaba desde 1981.
Parecía, y así lo escribieron numerosos periodistas, la despedida perfecta de Wilko, que seguía bien física y anímicamente. Con Going Back Home, además, Johnson mostraba que era capaz de jugar en las "grandes ligas", algo que ya había intuido el mismísimo Keith Richards cuando quiso que él ocupara el lugar vacante de Brian Jones en los Rolling Stones. "Se barajaba mi nombre como posible candidato para ser guitarrista de los Stones. No obstante, lo rechacé para continuar con Dr. Feelgood porque atravesábamos nuestro mejor momento de popularidad", le contó Johnson en 2010 al español Eduardo Tébar ."Sabía que si respondía que no, me lo recriminaría toda la vida. Siempre fui un gran fan de los Stones. Me hubiese encantado ser un Stone, aunque fuera por un día. De todas formas, el puesto se lo llevó al final Ronnie Wood".
A mediados de 2014, ya editado Going Back Home, Wilko debió someterse a una delicada operación. Hasta entonces se había negado a recibir quimioterapia. "Decidí que era la mejor manera de tratar con la enfermedad, no maldecirla o luchar contra ella ni nada de eso", declaró en su momento. La intervención fue exitosa, aparte de muy delicada: una especie de bypass para extraer del todo el páncreas enfermo. Le encontraron y quitaron un tumor que pesaba unos tres kilos y, al cabo de seis meses de recuperación y de observación (meses que pasó parcialmente en Japón, un país que le fascina), Johnson anunció hace poco, hace semanas, que el cáncer no se reprodujo y que por lo tanto él, a sus 67 años, se da por "curado" y renacido. "¿Qué se siente? Es como volver en paracaídas desde la dimensión desconocida... Yo tendría que estar muerto", declaró.
La resurrección de Johnson terminó de ser completa en estos últimos días con la salida de una versión de lujo y extendida de Going Back Home, un álbum cuyas regalías Daltrey está donando a una asociación que ayuda a los adolescentes víctimas del cáncer. El CD también obtuvo varios premios como "disco del año" en Gran Bretaña y en Estados Unidos. Sin ganas de perder más tiempo, Johnson acaba de reformar su power-trío que componen el bajista Norman Watt-Roy y el baterista Dylan Howe. El pasado 11 de noviembre volvió a subir a tocar su guitarra (siempre con ese golpe rítmico tan suyo) en un recital que conmemoró los 50 años de The Who. Dos semanas más tarde visitó el programa de televisión BBC Breakfast. "Cuando me dieron el diagnóstico favorable después de la operación, primero lo tomé con calma", les contó a los periodistas. Pero después, añadió abriendo los brazos, "cuando salí al aire libre, a la luz del sol, me dije a mí mismo, pasmado, ¡estoy vivo!"
Hasta el médico cirujano que operó a Wilko apareció estos días en varios medios. Se llama Emmanuel Huguet y, al parecer, recibió al caso de Johnson de la mano de otro médico, Charlie Chan, que es un fanático del músico. "Honestamente, no pensábamos que esto fuera posible", le dijo Huguet al Daily Express en referencia a la intervención. La prensa inglesa, obviamente, no se ha resistido a ponerle el apodo de "doctor Feelgood" al doctor Huguet.
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