Encerradas, sin baño y humilladas: revelaron las malas condiciones que soportaban las modelos en los desfiles

Desde el despectivo apodo “Muqui” a Pampita hasta los empujones en plena pasarela, son muchos los rumores que indican los malos tratos en el mundo del modelaje en Argentina, sobre todo entre la década del ‘90 y el 2000. Siempre se dijo que la competencia entre las modelos era feroz y que todas querían ser las que cerraban los desfiles organizados por el peluquero estrella de aquel entonces, Roberto Giordano. Soledad Solaro recordó cómo atravesó esa época y sorprendió al revelar las deplorables condiciones laborales. Por su parte Matilda Blanco, que estaba a cargo de este tipo de eventos, avaló estos dichos.

Hernán Drago fue quien rememoró un episodio del que fue testigo en un desfile de Giordano en Punta del Este. “En el año 1992 o 1993 presencié una pelea por un vestido, no voy a decir nombres pero entre hoy dos tops models, que estaban en pleno auge”, indicó en diálogo con A la tarde (América). Además de escuchar gritos y ver codazos entre las modelos, también contó que todas eran revisadas al retirarse para comprobar que no se llevaran prendas.

Para apoyar esta versión, Soledad Solaro afirmó en el ciclo conducido por Karina Mazzocco que en los desfiles de Giordano había una revisión de las pertenencias de todas las modelos. “Lo de los bolsos es verdad, nos controlaban a todos. Tenía que ver con un tema de seguridad para que nadie se lleve nada”, detalló.

En la misma línea de la exmodelo se expresó Matilda Blanco. La reconocida asesora de imagen indicó que además de ser un método para evitar robos, esto también era habitual ante la actitud de algunas jóvenes que buscaban opacar a alguna compañera: “Faltaban los vestidos de la primera y última pasada porque todo el mundo quería ser abrir o cerrar el desfile. Eran las pasadas más importantes”.

Además, la panelista explicó que en la organización de los eventos también había una clara distinción entre los grupos de modelos: había una división entre las que tenían más fama y eran requeridas por los diseñadores y las que no. Para este segundo grupo, las condiciones laborales eran deplorables.

“Hay algunas que tenían un camarín VIP porque su carrera lo ameritaba. Pero otras eran el ganado, a las que encerraban muchas horas. Llegaban a las 10 de la mañana y se iban a la noche. No tenían baño”, detalló Blanco. Ante la consulta de la conductora sobre qué sucedía si querían hacer sus necesidades, el periodista Gustavo Descalzi reveló: “Usaban una botella cortada”. Ante la sorpresa de todo el equipo del programa, la asesora de moda confirmó que este método era el más utilizado en esos casos.

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