Encuentro lírico en el Delta
Comenzó el Festival Ópera Tigre, una idea innovadora y vanguardista del prestigioso regisseur polaco Michal Znaniecki
Entre los buenos recuerdos operísticos del pasado cercano, emergen invictos un Eugenio Onieguin original, maravilloso, acuático y muy bien actuado, en el Argentino de La Plata, y una Hagith colorida, fantasiosa y endiabladamente bella en el Colón. El responsable de ambas puestas fue Micha Znaniecki, un regisseur polaco de intensa y muy valorada actividad internacional que, una vez más, está en nuestro medio aunque, en esta ocasión, no sólo como director escénico de ópera sino como una especie de Fitzcarraldo redivivo. Conviene recordar que aquel personaje de la película de Werner Herzog era un operómano irlandés de pasiones desmesuradas que, quijotesco y tenaz, acomete la tarea de construir un teatro en el medio del Amazonas. Radicalmente distinto de aquel magnate del caucho del siglo XIX y en una geografía menos agreste que la de la selva amazónica aunque operísticamente virgen, Micha Znaniecki impulsa ahora, en una isla del Delta, el Festival Opera Tigre (FOT).
En un castellano fluido, Micha expone el origen de la idea. "El año pasado, me convocaron para hacer La Traviata, en Masada, en pleno desierto de Judea, a pocos kilómetros del Mar Muerto. En ese panorama árido, casi hostil, en menos de una semana, unas cincuenta mil personas acudieron para ver la ópera de Verdi. Y ahí comencé a imaginar que estos emprendimientos líricos merecen ser repetidos en lugares no habituales, pero que tengan algún tipo de atractivo."
Así fue como a este visitante asiduo de la Argentina se le ocurrió que una isla del Tigre podría ser ese lugar tan buscado. "No fue sencillo encontrar un sitio amplio y apropiado para desarrollar este tipo de proyecto y que, además, fuera cercano al embarcadero de la ciudad. Pero lo descubrimos y ahí está, ahora, Kaiola Blue, en el arroyo Gélvez, a unos quince minutos de viaje en lancha".
Como un anticipo a la gran función, la primera edición del festival se abrió ayer con un recital de Ewa Biegas y dos funciones de una misma ópera que tendrán lugar el miércoles y el jueves. "El concierto que ofreció Ewa estuvo centrado en arias y canciones que refieren al agua y a la selva y, en realidad, todo el festival, desde este mismo inicio, siempre estará centrado en recitales y óperas que tengan que ver con esos dos elementos tan esenciales al Tigre, el agua y la vegetación espesa y abundante".
El punto central del festival serán las dos funciones de El hada reina, de Henry Purcell, el miércoles 28 y el jueves 29. Le observamos que, en realidad, The fairy queen no es una ópera sino un masque y explica que ésa es la principal razón por la cual la eligió: "El libreto original está basado, libremente, en Sueño de una noche de verano, de Shakespeare, que incluye canto, actuación y números de danza. Su dramaturgia tan especial permite salir del esquema propio de una ópera y yo quería exactamente eso para el FOT. Libertad para salir a explorar ideas y atraer tanto al público amante de la ópera como aquel que quiera aventurarse en una experiencia nueva y diferente. En nuestra Reina de las hadas hay sátira, danza, teatro barroco y, por supuesto, mucha música y mucho canto. Es un espectáculo nada convencional que no estará quieto en un escenario sino que se irá moviendo con diferentes tipos de propuestas a lo largo de veinte estaciones desde el mismo muelle donde los artistas le darán la bienvenida al público. Desde la primera escena y hasta la última, la acción se irá desplazando por los lugares y momentos que el libreto impone. Teseo, Oberón, Puck, las hadas y el público, todos juntos, irán recorriendo y construyendo el espectáculo".
A no desesperar, junto a los artistas y el público no irán circulando también los temidos mosquitos tigrenses porque Kaiola Blues ha sido metódicamente fumigado. No sólo eso, también se podrán encontrar por el camino puestos para abastecerse de bebidas y algunos alimentos también. Los horarios serán cumplidos a rajatablas ya que se podrá llegar y volver no sólo con las lanchas especialmente dispuestas para ese fin sino también con los habituales servicios de línea.
Micha Znaniecki es optimista y piensa en el futuro: "En cada edición del Festival iremos avanzando cincuenta años. En 2016, por lo tanto, llegaremos al barroco tardío. Según nuestros cálculos, si todo marcha ordenadamente, estaremos con Puccini en 2020. Muchos artistas argentinos están interesados en la idea. Virginia Tola, Verónica Cangemi, por ejemplo, ya han manifestado sus deseos de participar en las próximas ediciones". Además, está convencido de que los porteños se sumarán a los isleños para estar en el FOT. "El de Buenos Aires, en general, es un público culto, curioso y dinámico. Yo confío en que, rápidamente, dejará de pensar en el Tigre como algo incómodo o lejano. Hay buena comunicación y nosotros aportaremos las soluciones necesarias". Y arriesga un vaticinio: "El FOT será un panorama habitual del verano de Buenos Aires".
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