La película Easy Rider armaba revuelo
El 14 de julio de 1969 se estrenó en Nueva York Easy Rider, Busco mi destino para nosotros, protagonizada por Peter Fonda, Dennis Hopper y Jack Nicholson.
Todo un icono generacional, película de culto para los que veneran la contracultura norteamericana de los años 70 y el hippismo en general, y para los fanáticos de las motos, sobre todo las choppers, también es todo un clásico entre las road movies. Hasta se la menciona como un antecedente del hoy llamado cine independiente.
La película, además, tuvo una recaudación impactante para la época: cerca de 20 millones de dólares. Bastante bien para su bajo presupuesto, unos 350.000 dólares, 10 veces menos que la también estrenada ese año y ganadora del Oscar a la mejor película Midnight Cowboy, o Perdidos en la noche.
Otro impacto paralelo ocasionó la banda sonora, con nombres como Jimi Hendrix, The Band o The Byrds, y la canción de Steppenwolf, Born To Be Wild, Nacido para ser salvaje.
La historia cuenta cómo Fonda y Hooper, productor y director de la película, atraviesan Estados Unidos en moto.
En su camino se cruzan con distintos aspectos de la América profunda, desde el granjero que apenas consigue alimentar a su prole, pasando por experiencias comunitarias y un recorrido por el Mardi Gras de Nueva Orleáns, hasta la intolerancia irracional que se desata de los que no aceptan a esos jóvenes pelilargos.
También, una noche que pasan en la cárcel se encuentran con un abogado borracho interpretado por Jack Nicholson. En una velada de fogón y charla se habla de por qué el aspecto que tienen provoca rechazo en el común de la gente. "Están asustados, no de ustedes. Están asustados de lo que representan para ellos", les dice el abogado. El personaje de Hooper responde que no es nada que no se pueda arreglar con un corte de pelo. "No, no es eso –sigue el abogado–. Lo que ustedes representan para ellos es la libertad."