
Mishima: más imagen que palabra
"Madame de Sade", de Yukio Mishima (Chile). Intérpretes: Claudio Rodríguez, Manuel Peña, Fernando Gómez, Ramón González, Andrés Pérez Araya, Iván Pérez Araya, Lorena Hurtado, Marcelo Soto, Angela Acuña (chelo), Eleonora Coloma (piano y voz) y Martín Oyarzún (voz y percusión). Vestuario: Ricardo Oyarzún. Pelucas: Carlos Franco. Escenografía: Oscar Galleguillos y Andrés Pérez Araya. Duración: 130 minutos. En el Teatro San Martín. Nuestra opinión: bueno.
Dentro de la producción literaria de Yukio Mishima, es, sin lugar a dudas, la imagen de Donacián, marqués de Sade, la que mejor sirvió para ilustrar la preocupación temática del escritor japonés. La virtud no siempre conduce al bien y los valores ancestrales declinan frente a la corrupción y a la crueldad, que resultan ser más sinceros y alejados de la hipocresía.
Madame de Sade es una mujer fiel y leal a su marido, más allá de padecer la humillación del engaño y el castigo ante el placer sexual del cónyuge. Su amor y abnegación le permiten sobrevivir a las aventuras placenteras de su marido, a las desventuras económicas y a la Revolución Francesa, para encontrar el alivio en la religión.
La pieza, tal como la concibió Mishima, también contempla el movimiento pendular entre las tentaciones mundanas y el fervor religioso, planteo que el autor desarrolla inteligentemente para lograr que los extremos se toquen en la figura de Madame de Sade.
Otra dimensión
El director Andrés Pérez toma esta pieza y hace un puesta visual de notable efectividad, enfoque que lo muestra muy cómodo para elaborar interesantes picos creativos en los cuales vale la pena detenerse.
Los personajes de la obra son mujeres que están interpretados por actores. El travestismo hace que la femineidad, no amanerada, adquiera una dimensión diferente, convención que al principio provoca un distanciamiento que lentamente se va esfumando.
El desplazamiento de la atención se produce por el atractivo diseño espacial que reproduce un estanque cubierto por numeroso papel de diario enroscado, ámbito donde se desarrollan las acciones. Ese ambiente, recargado y al mismo tiempo reflejando la liviandad del papel, en las instancias finales da lugar al ingreso del agua, elemento purificador que es utilizado por la protagonista para lavar su rostro y sus manos.
El vestuario es un acierto que permite combinar el diseño del siglo XVIII francés con un toque oriental. Las grandes pelucas, bien artificiales, ostentan algunos ornamentos anacrónicos, al igual que el vestuario, que son interesantes dentro del conjunto: bolas de pool y retratos enmarcados en las pelucas, cucharas y CD como detalles en los vestidos. Esta resolución visual invade el clima de reminiscencias exóticas.
Con la música en escena
La participación de los músicos en escena es otro aditamento que enriquece el plano sonoro. Son más que elocuentes los instrumentos seleccionados para alcanzar un amplio espectro musical: piano, chelo y percusión.
Finalmente la actuación, que presenta un sólo reparo. La composición comienza a elaborarse a partir de lo corporal y aquí se nota una gran inversión de energía, pero, cuando llega el momento de la emisión de la palabra, una neutralidad expresiva diluye los contenidos semánticos.
No sería extraño que se tratara de una marcación del director. En todo caso se pierden los valores del texto, defecto que se ve acentuado por la potencia de lo visual que atrapa toda la atención.
Hay un desnivel en detrimento de los conceptos dramáticos, sobre todo cuando se presiente que hay un engolosinamiento en la factura estética. Esto genera una morosidad que alarga innecesariamente el espectáculo.
De cualquier forma, esta puesta de "Madame de Sade" sirve para mostrar a un director de 38 años con muchas inquietudes y mucha imaginación para concebir un universo dramático muy interesante.
Lo del día
- A las 16: "Venecia", de la Argentina, en el Payró.
- A las 17: "Tenebrae", de la Argentina, en el Colón.
- A las 18:"De profesión maternal", de la Argentina, en el Teatro del Pueblo.
- A las 19: "Verona", de la Argentina, en la Ribera.
- A las 20: "Murx. Una velada patriótica", de Alemania, en el San Martín.
- A las 20: "Aous que estão por vir", de Brasil, en el Centro Cultural Recoleta.
- A las 21: "Madame de Sade", de Chile, en el Teatro San Martín.
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