Adentro de la grabación del disco más vendido de la historia
Tal vez fue una señal que los parlantes del estudio se quemaran. A fines de octubre de 1982, un batallón entero de músicos y técnicos trabajaban contrarreloj en los estudios de grabación Westlake, en Los Ángeles, dándole los toques finales al nuevo álbum de Michael Jackson . El disco era el esperadísimo sucesor de Off the Wall, que en 1970 lo había consagrado como estrella solista. De hecho, ya habían lanzado el primer single –“The Girl Is Mine”, un dúo encantador con Paul McCartney–, y esto había aumentado la presión para sacarlo lo antes posible. La canción que Jackson y su equipo estaban terminando sería más tarde la más ambiciosa del álbum, un logro radical, el corte que terminaría por considerarse un punto de inflexión de su carrera.
“Estábamos trabajando en tres estudios al mismo tiempo mientras terminábamos «Beat It»”, recuerda Quincy Jones, que producía las sesiones. “Teníamos a Eddie Van Halen en uno, a Michael en otro, que estaba cantando una parte a través de un tubo de cartón, y nosotros mezclábamos en el tercero. Trabajábamos día y noche, sin dormir, y en un momento los parlantes se prendieron fuego.”
Un mes más tarde, Thriller fue editado y la música pop nunca volvió a ser igual. El álbum rankeó en el puesto Número Uno en febrero de 1983, se mantuvo primero en el ranking durante un tiempo récord de 37 semanas y vendió alrededor de 50 millones de copias en todo el mundo. En un mundo como el de hoy, en que las ventas caen y los públicos se fragmentan, es casi imposible imaginar hasta qué punto este disco dominó y unificó la cultura.
Cuando se le pregunta por Thriller, Jones señala, sin minimizar el rol de Jackson, que grabar un clásico requiere del trabajo de todo un equipo. “Thriller no es una creación de Michael”, dice. “Hace falta todo un equipo para grabar un disco. El compuso cuatro canciones y la rompió cantando, pero no fue su creación: así no funciona un álbum.” Jones reconoce especialmente las contribuciones del ingeniero Bruce Swedien y del compositor Rod Temperton, que había escrito los hits “Always and Forever” y “Boogie Nights” cuando era integrante del grupo multirracial Heatwave. Temperton se había convertido en un colaborador de confianza de Jones y contribuyó con tres canciones para Off the Wall, incluyendo “Rock With You” y el track que da título al disco.
Michael había empezado a trabajar en Thriller en el estudio de grabación de su casa de Encino, California, en los días que siguieron al lanzamiento de Off the Wall, el disco que lo estableció como ícono pop. Estaba convencido de que sería capaz de crear algo igual o que superara a Off the Wall, un disco en el que cada canción fuera un hit.
La canción de Jackson que había dado inicio formalmente a la grabación de Thriller (en las notas de la reedición del disco, la “Edición Especial” de 2001, dice que tuvo lugar el miércoles 14 de abril de 1982 al mediodía) era “The Girl Is Mine”, en la que Jackson canta en dúo con Paul MacCartney.
Primero, Jackson y Jones visitaron a McCartney en su rancho de Tucson, Arizona, donde pasaron algunos días ensayando y compartiendo la obsesión de ambos músicos por los dibujos animados. “Cuando me acerqué a Paul”, escribió Jackson en Moonwalk, su libro de 1988, “quería devolverle el favor que me había hecho al colaborar conmigo en «Girlfriend», para Off the Wall”.
McCartney, sin embargo, expresó algo de inquietud por el feel bubblegum de la canción. El estaba especialmente preocupado por el uso empalagoso de la palabra “doggone” (condenado). “Se podría decir que es un poco superficial”, admitió. “Cuando lo consulté con Michael, me explicó que no estaba buscando profundidad, sino ritmo, estaba buscando una sensación.”
El primer single de 'Thriller' fue "The Girl is Mine", con Paul McCartney. "Cuando tenés dos nombres como ésos juntos en una canción, tiene que salir primero", dijo Michael Jackson.
“En la canción nos peleamos por una chica”, dijo Jackson, “y quedó hermosa”. El guitarrista Steve Lukather, de Toto, a quien Jackson había llamado personalmente para que tocara en varias de las canciones de Thriller (y que lo había insultado y le había cortado el teléfono muchas veces, convencido de que se trataba de una broma), recuerda vívidamente la sesión de grabación de “The Girl Is Mine”. “El dúo con McCartney fue una locura”, dice. “Imaginen el lío que fue, con Michael, Quincy, McCartney y toda la gente del equipo y los de seguridad. Nunca llegamos a entrar en la sala de control: ahí estaban George Martin [el productor de los Beatles], Geoff Emerick [el ingeniero de los Beatles]... Dick Clark. Fue todo muy intenso.”
A pesar de no estar a la altura de los mejores momentos de Thriller, “The Girl Is Mine” tiene un encanto casual, y Jackson supo de inmediato cuáles eran sus planes para esa canción: dijo que era “un primer single obvio”. En Moonwalk, escribió: “No teníamos demasiada opción. Cuando tenés dos nombres como ésos juntos en una canción, tiene que salir primero; si no, después se reproduce hasta el cansancio y queda demasiado expuesta. Teníamos que sacárnosla de encima”.
Para el sello discográfico de Jackson, la canción representaba la posibilidad de empezar a pensar en una estrategia global para Thriller que se volvería histórica. “Intentamos tener una visión global para Michael”, dijo Don Dempsey, entonces vicepresidente de Epic Records, en 1984. “Vimos que había un interés por Michael afuera de Estados Unidos y creímos que una de las formas de reforzarlo era este dúo con Paul McCartney.” (Sin embargo, Jones también señala que había cierta resistencia por el romance interracial que estaba implícito en la canción. “En la radio no gustaba la idea de que Paul y Michael se pelearan por la misma chica, y algunas estaciones se negaron a pasarla”, dice.)
Los instintos de Jackson resultaron afinados: la canción llegó al segundo puesto en los rankings pop y escaló directamente hacia el Número Uno en el ranking de singles R&B. No sólo era la primera vez que un Beatle llegaba al primer puesto de un ranking R&B, sino que además había desplazado de ese lugar a “Sexual Healing”, el éxito con el que había regresado Marvin Gaye, un antiguo compañero de Jackson en el sello Motown.
Mientras “The Girl Is Mine” invadía el mercado, Jackson siguió trabajando en el álbum. Él y Jones escucharon cientos de canciones para tratar de encontrar el registro y el equilibrio que crearían el disco con el que soñaba. Grabó “Wanna Be Startin’ Somethin’”, una canción que había empezado a componer durante el período de Off the Wall. Su ritmo pegajoso y los arreglos en espiral son lo que más se acerca en Thriller al disco anterior. Pero había un tono nuevo en las letras de Jackson, un vértice de miedo y paranoia (“Sos un vegetal/ Pero igual te odian.../ Sos sólo un buffet... te devoran”).
El otro rasgo memorable de la canción era el canto africano al final, una variación sutil de “Soul Makossa”, el hit del saxofonista camerunés Manu Dibango, de 1972. “Michael lo escuchó y le gustó”, dice Jones. “Yo le dije: «Michael, es el disco de Manu Dibango»”. Y él me respondió: «¡Pero lo necesito!».” (Dibango no figura en los créditos de la canción, pero más tarde llegaron a un acuerdo económico.)
Entre las otras canciones que grabó durante las primeras sesiones de Thriller, estaba la relajada y alegre “Baby Be Mine” de Rod Temperton (que, señala Jones, tiene una melodía similar a la línea de jazz progresivo de John Coltrane) y otra canción de Temperton, que nació con el título inofensivo “Starlight”.
En un momento, el compositor británico se dio cuenta de la fascinación de Jackson por las películas de terror y le dio un giro más ominoso a la letra. “Starlight” se convirtió en “Thriller”, y le agregaron arreglos teatrales y dramáticos. La canción encontró un equilibrio entre el estilo narrativo de Broadway y un beat bailable irresistible y punzante. “Siempre había tenido la idea de sumarle una sección hablada al final”, dijo Temperton en una entrevista incluida en la reedición en CD de Thriller, “pero no sabía muy bien qué hacer con eso”. Al final resultó que la esposa de Jones, Peggy Lipton (más conocida como Julie en The Mod Squad), conocía al legendario actor de películas de terror Vincent Prince.
“La idea era que dijera algunas líneas de terror como las que decía en sus roles famosos”, dijo Temperton. “La noche antes de la sesión, Quincy me llamó y me dijo: «Estoy un poco asustado. Tal vez deberíamos escribir algo para que lea »”. Temperton escribió un verso del rap melodioso y macabro que cierra la canción mientras esperaba un taxi para ir al estudio, y dos versos más en el viaje. “Rod escribió este discurso brillante a lo Edgar Allan Poe”, dijo Jones. “Y Vincent lo entendió de verdad... Lo resolvió en dos tomas.”
El guitarrista Lukather recuerda la intensidad de Jackson durante la creación del álbum. “Michael estaba muy concentrado. Sabía lo que quería”, dice. “Cuando empezaba a bailar con una melodía, nos dábamos cuenta de que estábamos haciendo las cosas bien. No es que empezara a hacer su moonwalking en el medio de la habitación, pero movía las manos y los pies, y Quincy también bailaba. Se creaba un ambiente completamente distinto, nos daban ganas de romperla. Era genial trabajar en ese ambiente.”
La canción más discutida en la primera mitad de las sesiones de Thriller se convirtió en el track central del álbum. Como lo demuestra el demo incluido en la reedición de 2001, Jackson tenía un sentido muy claro del sonido y del ritmo para “Billie Jean” –una de las cuatro canciones del álbum que compuso– desde el principio.
Pero Jones pensaba que la introducción instrumental era demasiado larga. “Podías afeitarte durante esa intro”, dijo Jones. “Pero Michael dijo: «Es lo principal, lo que me da ganas de bailar ». Y cuando Michael Jackson te dice que algo lo hace bailar, bueno, el resto nos tenemos que callar la boca.”
Trajeron al baterista Ndugu Chancler para que le diera una propulsión extra al beat, que ya era enorme. “Michael siempre supo cómo quería que sonara”, dijo Chancler una vez. “Al principio, sólo había un track de batería electrónica. Yo llegué y grabé una batería en vivo sobre ese sonido.”
Después estaban las letras. “Billie Jean” contaba una historia escalofriante sobre una acusación falsa y una vida llena de terror, y en la línea “tené cuidado con lo que hagas, porque la mentira se convierte en la verdad” había una advertencia. Eran emociones que nunca nadie había escuchado de parte del ex niño estrella. “Me imaginé que estaba haciendo un esfuerzo consciente... por cambiar su imagen”, escribió Katherine, la madre de Michael, en su libro My Family. The Jacksons. “Creo que él sentía que lo consideraban demasiado buenito.”
***
En realidad, la canción se basaba en hechos reales, aunque en ese momento Jackson no se lo confesó a sus más colaboradores, ni siquiera a Jones. Cuando Gerry Hirshey de Rolling Stone vio una instantánea en un portarretratos en el comedor de la casa de Jackson, éste reconoció que se trataba de la verdadera Billie Jean. Hirshey la describió como “una adolescente negra común y corriente, posando, probablemente, para una foto escolar”. Jackson explicó que ella le había escrito diciéndole que él era el padre de su hijo, y que le había enviado un arma con instrucciones sobre cuándo y cómo debía suicidarse. “Quiero recordar su cara”, explicó, “en caso de que alguna vez aparezca en algún lado”.
En Moonwalk, Jackson cambió el relato, posiblemente para desalentar a futuros psicópatas. “Billie Jean nunca existió”, escribió. “La chica de la canción es una mezcla de personas que conocí a lo largo de los años.” Recién en 2001, Jones dijo que la canción estaba inspirada en “una chica que trepó un muro... e invadió el lugar... ¡lo acusó de ser el padre de uno de sus mellizos!”.
El último obstáculo fue convencer a Jones de que mantuviera el título que Jackson había elegido para la canción. Casi la lanzan con el título “Not My Lover”, porque el productor temía que la gente pensara que se trataba de una canción sobre el jugador de tenis Billie Jean King.
Con “Billie Jean” ya terminada, Jackson y Jones tenían nueve canciones listas. “Cuando llegamos a nueve”, dice Jones, “las pusimos todas juntas para ver si funcionaban. Intenté ser lo más objetivo que pude y saqué las cuatro más flojas y las reemplacé. No es que fueran flojas... eran buenas, pero tenía que ser realista”.
“Hubo un momento en que pensamos que ya estaba, que habíamos terminado”, recuerda Greg Phillinganes, el tecladista de Thriller. “Le habíamos dedicado tanto trabajo y tantas horas... y Quincy seguía diciendo: «Todavía falta ». Entonces Michael, casi desconsolado, le respondió: «¿Qué vamos a hacer ahora? ». Quincy pensaba que le faltaba algo todavía, y volvimos a empezar de cero.”
Una de las que quedaron afuera fue una canción lírica y liviana llamada “Carousel”, que más tarde finalmente salió en la reedición de Thriller de 2001. Pero tenían una nueva canción con un clima similar.
“Toto [algunos de sus integrantes aparecen mucho en Thriller] mandó dos demos”, dijo Jones. “Estaban bien, pero dejamos correr la cinta, y al final había un silencio, y después una letra tonta, una cosa muy rudimentaria… pero con un tono maravilloso.” Jones le envió el demo a un escritor llamado John Bettis, que respondió con una letra titulada “Human Nature”.
A medida que desarrollaban la canción, Lukather le agregó “unas partes raras, rimadas y pegadizas”, y así se ganó un lugar como arreglista en los créditos. (“Quincy era muy bueno para esas cosas”, dice.) Jackson hizo una interpretación muy liviana, que dio como resultado el momento más memorable de pop puro en el disco. “Human Nature” también se convirtió en uno de los básicos de los sets en vivo del trompetista Miles Davis, un gigante del jazz, durante sus últimos años.
Los agregados finales a la lista de Thriller revelaron el pensamiento táctico de Jackson y Jones. El cantante quería hacer el álbum más importante de la historia. Como diría Jones: “Para penetrar, tenés que abarcar cuatro, cinco, seis áreas distintas: rock, música adulta comtemporánea, R&B y soul”.
“The Lady in My Life”, de Temperton, una balada clásica al estilo Sinatra, cerraría el álbum y le daría el toque de gracia final. “P.Y.T (Pretty Young Thing)” –que recibe el nombre de una marca de ropa interior que le gustaba a la esposa de Jones– era el único track de Thriller en el que el productor recibe créditos como letrista, junto con el baladista de soul James Ingram. Era lo más cercano al R&B duro y contemporáneo que tenía el disco, con la voz seductora de Jackson sobre el gorjeo de los sintetizadores y un slang de los 80 levemente vergonzoso (¿El verdadero Michael habría usado expresiones como “hasta el fondo” o llamaría a una chica “tenderoni”?). “Era solamente una canción más”, dijo Jones. “Toco ese tipo de canciones desde la época en la que estuve con Ray Charles.”
Pero todavía quedaba una carta más por jugar. “Había estado pensando que quería componer una canción de rock que me dieran ganas de salir a comprar”, escribió Jackson. Jones dijo en 1984: “Eramos muy conscientes de que queríamos una canción de rock & roll blanca. Y cuando Smelly [así le decía a Jackson, porque para no decir que una canción era «asquerosa» (funky), el cantante había dicho que era «olorosa» (smelly)] compuso «Beat It », nos dimos cuenta de que había descubierto la pólvora”. Más tarde, el productor diría que le parecía que el álbum necesitaba una canción como “My Sharona”, una versión negra de un rock & roll fuerte.
“Beat It” fue, al igual que su compañera “Billie Jean”, la canción que demostró la madurez de Michael Jackson como compositor. Su letra condena la violencia sin ser superficial ni moralista. Y el ritmo era matador, con su sabor a rock convincente y para nada forzado. Para guiar la sección rítmica, Jackson golpeaba las cajas del estudio (aparece en la lista de créditos como “percusionista-golpeador de cajas”). Pero fue Jones el que tuvo la excelente idea de incluir al dios de la guitarra Eddie Van Halen. Ayudó bastante que Jackson fuera amigo de Valerie Bertinelli, la esposa de Van Halen en ese momento. Al igual que había sucedido con Lukather, Van Halen le cortó el teléfono a Jones varias veces antes de convencerse de que el legendario productor lo llamaba para pedirle una mano. El guitarrista aceptó enseguida e incluso se negó a que le pagaran por la sesión: “Lo hice como un favor”, dijo.
Cuando Van Halen vino a grabar su solo, Jones le dijo: “No me voy a sentar acá a decirte qué tenés que tocar –estás acá es porque tocás lo que tocás”. Lukather estaba trabajando en “Beat It”, y cuando se enteró de que Van Halen iba a agregar un solo, decidió subir la potencia. “Cuando me dijeron que Eddie iba a tocar y que estaban tratando de hacer un disco crossover, encendí los Marshalls y creé una pared de sonido”, dice. “Quincy me mandó atrás y me dijo: «Las guitarras está demasiado fuertes. Nunca van a pasar esto en una radio de R&B », así que busqué unas Fenders chiquitas y lo hice de nuevo.”
De todos modos, el sonido de “Beat It” era excesivo, tanto para los que escuchaban rock como para los que escuchaban R&B. L.A. Reid, el presidente de Island Def Jam, se acuerda de que le partió la cabe - za. “Hoy en día hacemos mash-ups, ¿no?”, dice. “Agarramos a Linkin Park y Jay-Z y los ponemos juntos, y eso da un resultado único, aunque no es algo raro. Pero en ese momento, Eddie Van Halen estaba en la cresta de la ola y era ideal para «Beat It ». Fue algo muy orgánico. La idea era extraña, pero los resultados no fueron para nada forzados.”
Los overdubs de “Beat It” fueron las últimas partes que se grabaron para Thriller. El equipo trabajó hasta las 9 de la mañana. Swedien se llevó las cintas para mezclarlas y Jones lo llevó a Jackson a su casa. “Lo acosté en el sillón y lo tapé con una manta”, dice, “y después tuvimos que volver al mediodía para escuchar la mezcla”.
Desafortunadamente, a esta altura del partido, el álbum no tenía la fuerza que querían. Era demasiado largo para entrar en un LP estándar; los canales quedaban muy finitos y producían un sonido metálico. Decidieron sacar una parte de “The Lady in My Life” y cortar la introducción de “Billie Jean”. Después, con el tiempo justo, optaron por remixar el disco entero (excepto “The Girl is Mine”, que ya estaba en todas las radios), a razón de un track por día durante ocho días. El último día de mezcla fue el lunes 8 de noviembre de 1982. Veintidós días más tarde, Thriller estaba disponible en las disquerías. Michael Jackson tenía 24 años.
Lo más increíble, dijo Gerri Hirshey en 1985, fue que “Michael ya había predicho todo la primera vez que nos vimos: el show ridículo de los medios, las cifras desorbitantes de ventas, el orden de los singles, el hecho de que «Billie Jean » sería la canción más exitosa”. Tal vez sea cierto. Pero en palabras de Jones, no hay manera de predecir que un disco se convertirá en un hit. “Es algo imposible de explicar. Tampoco podés proponértelo”, dice. “Por eso que yo siempre ponía un cartel en el estudio que decía: «Siempre dejá lugar para que Dios entre en la habitación ».” Sí admite, sin embargo, que hay una cosa segura: “Cuando un disco se convierte en un Número Uno”, dice Jones, “la responsabilidad es de las canciones”.
Alan Light
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