El arte de poner el swing al desnudo
En su primer lanzamiento discográfico tras recibir el Premio Nobel de Literatura, Bob Dylan volvió a sorprender a todos. El hombre de los giros permanentes, el músico que nunca está donde se lo espera, eligió esta vez continuar haciendo lo mismo. La permanencia, el no cambio, como la forma más radical de cambiar, podría decir algún pensador oriental.
Porque Triplicate, el álbum triple que acaba de editar Sony Music, es, sin dudas, una continuación de Shadows in the Night (2016) y Fallen Angels (2017). Una profunda y apasionada excursión al corazón del songbook americano con una colección de canciones que, en su casi totalidad, fueron interpretadas por Frank Sinatra.
El propio Dylan dijo en una entrevista con Bill Flanagan (publicada en su sitio oficial, la única otorgada últimamente) que sí, que al terminar el segundo sintió que ésa era sólo una parte de una pintura mayor.
Y aquí están, los 30 temas distribuidos en tres discos, temáticamente organizados y con sus respectivos títulos: "Till The Sun Goes Down", el primero; "Devil Dolls", el segundo, y "Comin' Home Late", el tercero y último.
CD 1
I Guess I'll Have to Change my Plans, September of My Years, I Could Have Told You, Once Upon a Time, Stormy Weather; This Nearly Was Mine, That Old Feeling, It Gets Lonely Early, My One and Only Lve, Trade Winds.
No debe haber sido fácil decidir cuál sería la primera estación de este viaje de Bob Dylan al corazón del repertorio de Sinatra. El swing arrebatado de "I'll Guess I Have to Change My Plan" abre el juego y es emblemático por más de un motivo. Lo que vuelve tremendamente melancólica la versión dylaniana (la melancolía le llega a la canción ya de su letra) es la madurez de la voz. Dylan canta como si hablara de un paraíso perdido, y así se escucha especialmente "September of My Years", esa canción "post" por excelencia.
Comparemos tres de las versiones que hizo Sinatra de "Stormy Weather". En la primera, un registro de 1945, la escansión es todavía típica del swing, con un legato sin sobresaltos rítmicos. La segunda de 1959, introduce un vibrato inesperado y ligerísimas disonancias. La tercera es tardía (1984) y sorprende su compresión distinta del legato e incluso una estrategia diferente para encabalgar los versos. Dylan toma la canción allí donde la había dejado Sinatra. El principio parece casi un recitativo. La voz, de una afinación imbatible, se descascara y parece venir de alguna región muy lejana. El dédalo de la palabra lleva a Dylan al hueso de la melodía. El poeta hace triunfar aquí al músico.
Pablo Gianera
CD 2
Braggin', As Time Goes By, Imagination, How Deep is the Ocean, P.S. I Love You, The Best is Yet To Come, But Beautiful, Here's That Rainy Day, Where is the One, There's a Flow in my Flue
Devil dolls, el segundo volumen del tríptico, comienza con una curiosidad, la única que no tiene que ver con Sinatra. "Braggin'" es una de esas canciones que fueron hits de la radio y los bailes pueblerinos en los 50 y nadie se animó a recrear después. Al integrarla a esta antología, Dylan nos dice que va más allá de Sinatra. Con "Braggin'" y los otros nueve temas (todos rubricados en su momento por La Voz) Dylan afirma todavía más que su búsqueda pasa por mantener vivo el canon de la gran canción americana y recuperarla en la afirmación de su musicalidad y su poética original, bien lejos del olvidable homenaje perpetrado por Rod Stewart, a quien le daba lo mismo cantar un clásico u otro porque siempre lo hacía igual.
Aquí, Dylan refirma la identidad plena y original de cada canción con su fraseo único, inigualable. Y nos sugiere que su impronta (country, folk, rockera) y el american songbook están unidas desde la raíz. Le da el mejor swing a "The Best is Yet to Come" y rescata el maravilloso intimismo de "But Beautiful" (que Sinatra cantaba mejor que Nat King Cole), "Here's That Rainy Day" y esa rareza oculta, espléndida, llamada "There's a Flow in my Flue".
Marcelo Stiletano
CD 3
Day In Day Out, I Couldn't Sleep a Wink Last Night, Sentimental Journey, Somewhere Along the Way, When the World Was Young, These Foolish Things, You Go to My Head, Stardust, It's Funny to Everyone But Me, Why I Was Born.
Este tercer tramo comienza, alegre y vital, con "Day in Day Out", como si el regreso a casa al que alude el título de este último álbum de la trilogía fuera con la sensación satisfactoria del trabajo cumplido. Como si Dylan aquí -con clásicos de clásicos- hubiera llegado al centro del viaje. En el centro del estudio lo imaginamos también, rodeado de músicos (los de su banda de gira actual, pero también de bronces con alta presencia) grabando en vivo como ya pocos hacen, dejando que el error sea parte del juego (no es casual tampoco que éste, como los otros dos, tenga 32 minutos, una extensión muy de LP). Quizás aquí valga aplicar esas teorías de reducción liberadora tan a lo Brian Eno, porque cantar palabras ajenas de canciones ajenas parece haberle dado el espacio necesario para buscar detalles, para calar hondo y poder encontrar algo más, algo que estaba escondido y nadie aún había escuchado. Bob, the revelator.
Quizá también sean los años, porque los versos de "Sentimental Journey" o de "These Foolish Things" están aquí atravesados, perfectamente condimentados, por la vida vivida. Fin del viaje.
Adriana Franco
LA NACIONMás leídas de Música
El último adiós a Javier Martínez. Sus restos ya descansan en el Cementerio de la Chacarita
Este lunes, en el Teatro Colón. Artur Pizarro: el extranjero eterno que anhela los brazos abiertos del público argentino
Los 200 años de la Novena Sinfonía. La obra suprema que Beethoven hizo a pedido y de la que todos quisieron apropiarse