La banda de rap escribió el tema a pedido del director, para su ópera prima Haz lo correcto; las controversias que causó y la vigencia de un film y de una canción que se anticiparon al movimiento Black Lives Matter
It takes a nation of millions to hold us back (“Se necesita una nación de millones para detenernos”). De ese mundo tan personal que, al mismo tiempo, fue sostenido por el sentimiento de muchos, en el imaginario Spike Lee hubo, a finales de los ochenta, una película llamada Haz lo correcto (Do The Right Thing es su título original). Era 1988 y el director, que estaba rodando el film, fue a buscar a los integrantes del grupo de rap Public Enemy porque necesitaba una canción original para su producción. Y no cualquier canción. Así nació “Fight The Power”.
En su ya larga historia como cineasta, Lee no se caracterizó por las historias de terror ni las pochocleras sino por los temas de conciencia social, en algunos casos controversiales. Luego del estreno de Haz lo correcto, en la crítica que apareció en la revista Time, Joe Klein escribió que esa historia podría incitar a la violencia y que las tensiones raciales podrían aumentar. En esa línea se encontraba David Denby, quien aseguró en su trabajo para The New Yorker que Spike Lee estaba “jugando con dinamita en un patio de recreo” y que la “respuesta a la película era algo que se le podría ir de las manos”. Más de quince años después, el director recordó las críticas que tuvo su obra y su explicación fue la siguiente: “Los fanáticos de las películas de Arnold Schwarzenegger no salen de las salas de cine con ganas de asesinar personas”.
Haz lo correcto es una historia de tensión racial, de principio a fin, que termina mal. Y la dedicatoria de la película es para las familias de las víctimas de represión policíaca. Si bien esa situación no es el eje ni el foco de la historia sino los sentimientos más profundos que salen a flote en una sociedad multicultural, Lee parece haber tenido la bola de cristal o el presentimiento de que esa violencia, muchos años después, tuviera nombres como el de Trayvon Martin o George Floyd, y consignas como Black Lives Matter. Claro que Lee siempre jugó en sus relatos con los puntos de tensión discursivos que podría haber en grandes manifiestos humanos, como los de Martin Luther King y Malcolm X, donde las diferencias no se plantean a partir de los objetivos sino desde los modos para alcanzarlos.
Luther King reflexionaba: “La violencia como una forma de lograr la justicia racial es a la vez impráctica e inmoral. No es práctica porque es una espiral descendente que termina en destrucción para todos. La antigua ley del ojo por ojo deja a todos ciegos. Es inmoral porque busca humillar al oponente en lugar de ganar su comprensión; busca aniquilar en lugar de convertir. La violencia es inmoral porque se nutre del odio en lugar del amor. Destruye la comunidad e imposibilita la fraternidad. Deja a la sociedad en un monólogo en lugar de un diálogo. La violencia termina por destruirse a sí misma. Crea amargura en los sobrevivientes y brutalidad en los destructores”.
Malcolm X aseguraba: “Creo que hay mucha gente buena en Estados Unidos, pero también hay mucha gente mala y los malos son los que parecen tener todo el poder y estar en estas posiciones para bloquear las cosas que tú y yo necesitamos. Porque esta es la situación, tú y yo tenemos que preservar el derecho de hacer lo que sea necesario para poner fin a esa situación, y eso no quiere decir que abogue por la violencia, pero al mismo tiempo no estoy en contra de usar la violencia en defensa propia. Ni siquiera lo llamo violencia cuando es defensa propia, lo llamo inteligencia”.
Con esa historia que involucraba a italianos, afroamericanos, asiáticos y latinos portorriqueños en un mismo barrio, la música de Public Enemy hacía ruido en la cabeza de Lee. El grupo de Chuck D, Flavor Flav, Professor Griff, The S1W y Terminator X era un joven proyecto que había tomado su forma en 1985, con un perfil de rap político y, ya para 1987, contaba con un segundo álbum que lleva por título It Takes a Nation of Millions to Hold us Back (“Se necesita una nación de millones para detenernos”).
Antes de que el grupo saliera de gira por Europa con las canciones de ese disco, Lee contactó a la troupe encabezada por Chuck D y le propuso escribir un tema que tuviera mucha fuerza para la película que estaba realizando. “Quería que fuera desafiante, con enojo, quería que fuera muy rítmica. Pensé de inmediato en Public Enemy”, dijo.
Y lo consiguió. El pulso intenso, el scratch de las bandejas giradiscos, el sampleo y una letra que hablaba de ponerse de pie y actuar. “Tienes que darnos lo que necesitamos. Nuestra libertad de expresión es libertad o muerte. Tenemos que luchar contra los poderes fácticos. Déjame oírte decir: luchar contra el poder”.
Incluso, arremetía con algunos de los íconos de la cultural norteamericana: “Elvis era un héroe para la mayoría /pero nunca significó nada para mí. Directamente racista, simple y llano, como John Wayne. Estoy orgulloso de ser negro, estoy listo y emocionado. Además estoy amplificando todo esto. (...) La mayoría de mis héroes no aparecen en ninguna estampilla. Echa la mirada al pasado y, si revisas, encuentras nada más que campesinos sureños durante 400 años. Se necesita una nación de millones para detenernos”.
Años después, Chuck D aclaró sobre este punto que el ataque era a la cultura blanca que aclamaba a Elvis sin el justo reconocimiento de los músicos negros que lo precedieron. Al tiempo, reconoció que el astro del rock era admirado por músicos negros, del mismo modo que Elvis admiraba a muchos artistas afroamericanos.
Public Enemy era esa pandilla musical que preparaba su tercer disco, Fear of a Black Planet (1990) y que le daba al rap el tono discursivo por el que tenía su razón de ser, de existir. Una de las más precisas definiciones la dio el bajista del grupo, Brian Hardgroove: “La aplicación de la ley es necesaria. Como especie, no hemos evolucionado más allá de necesitar eso. ‘Fight the Power’ no se trata de luchar contra la autoridad, no es eso en absoluto. Se trata de luchar contra el abuso de poder”.
El vuelo que llevó al grupo a Italia, donde tenían shows programados de su gira europea, inspiró a Chuck D para escribir la mayor parte de la letra. Del resto se encargaron Terminator X y el equipo de producción Bomb Squad (Hank y Keith Shocklee y Eric “Vietnam” Sadler) que en ese momento trabajaba con el grupo tomando muestras de sampleos y generando capas sonoras (de James Brown a Afrika Bambaataa). Como curiosidad, en la canción apareció el saxo de Brandford Marsalis, que en aquellos años venía de proyectos pop y jazzísticos, como el de Sting. “No son músicos y no pretenden serlo, lo que hace que sea más fácil estar cerca de ellos -decía Marsalis-. Como la canción está en La menor, o algo así, luego va a Re7, y creo, si no recuerdo mal, que pusieron algo de mi solo de La menor en Re7, o algo de Re7 en el acorde de La menor, al final. Así que suena muy diferente. Y cuanto menos convencional suena, más les gusta”, recordaba. Más allá del comentario, se puede encontrar en ese Public Enemy de los ochenta un gran antecedente de los sampleos y las bases de bajo y máquinas de ritmo en la estética del hip hop de los noventa.
En cuanto a “Fight The Power”, su función principal fue la de potenciar el mensaje de la película de Spike Lee, independientemente del lugar que puede ocupar hoy dentro de la producción musical de la banda. No es cuestión de espoilear la película pero se puede contar que hay una situación violenta y un daño a un comercio. El director ha dicho que lo controversial sobre su film se debe a que los espectadores blancos muchas veces ponen el valor de una propiedad de una persona blanca por encima del valor de una vida negra. En ese sentido, “Fight The Power” tiene su razón de ser y se amalgama perfectamente a la producción de Lee.
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