Jane Bunnett & Maqueque: un inicio a la altura de los reclamos actuales
Nuestra opinión: muy buena
Jane Bunnett & Maqueque / Saxo soprano, flauta traversa y corneta china: Jane Bunnett / Piano: Danae Olano / Bajo eléctrico y contrabajo: Tailín Marrero. batería: Yissy García. percusión: Mary Paz / Sala: Usina del Arte.
Entre los tantos méritos que ha cosechado el jazz en toda su historia, si hay uno que revalida en cada momento, incluso sin proponérselo, es el de ser una música del mundo. Al contrario de la World Music, cuyo nombre fue su propio certificado de defunción, el jazz nunca reclamó el trono de la transnacionalidad: se lo ganó por su naturaleza. Que la apertura de la nueva edición del Festival de Jazz de Buenos Aires haya estado a cargo de Jane Bunnett & Maqueque es apenas una pequeña prueba de ello, pero no por eso menos contundente. Una saxofonista canadiense acompañada por un cuarteto cubano tocando con las mismas dosis de precisión que de libertad. Y en la Argentina. Difícil encontrar otro género que proponga algo similar.
Resuelta la cuestión espacial, el factor tiempo siempre ha sido para el jazz una cuestión que en ocasiones no saldó con creces. El famoso "A esto lo estoy tocando mañana", que Cortázar le hace decir a su personaje de "El perseguidor" -inspirado en Charlie Parker-, funcionó como resumen de las ansias vanguardistas del estilo. La originalidad pasaba por decir hoy lo que otros podrían asimilar después.
Pasada la edad dorada del jazz, la idea de recrear a los clásicos se volvió moda. Ya no interesaba tanto hacer música del mañana, sino recuperar, ya fuera por el revival o por referencias un poco menos explícitas, el sonido de los grandes héroes del siglo XX. En tiempos de retromanía, el jazz no fue ajeno a la adoración del pasado. Pero hablar del presente puede lograrse incluso antes de que suene una nota. Que cinco mujeres abran el Festival de Jazz de Buenos Aires es, en 2019, un gesto en sí mismo.
"Maqueque significa 'la energía del espíritu de una mujer joven'", explicó Jane Bunnett entre el inglés y un español forzado en una de las tantas intervenciones con el público. Y ahí estaban: cinco mujeres de espíritu joven dando cátedra de jazz afrocubano. Desde el inicio, con "Little Feet" y "Maqueque", ambas compuestas por la canadiense, la propuesta quedó clara. Mientras Bunnett sacaba a pasear su melodismo y virtuosismo con el saxo soprano o la flauta traversa de manera indistinta, las Maqueque construían una base rítmica y armónica solvente, un entramado rico en texturas al que le sumaron arreglos vocales ocasionales. Lo latino como estructura más que como referencia de color, una de las tantas consumaciones a las que se llega no sin atravesar más de 60 años de historia desde aquel encuentro entre Chano Pozo y Dizzy Gillespie en un departamento de Harlem, en 1947.
Al promediar el repertorio, "Monkey See, Monkey Do" y "Habana de noche" mostraron un juego de opuestos que evidenció aún más el elcecticismo del grupo y todo su saber hacer en lo que respecta a jazz afrocubano. El primero, con todo el ritmo de la salsa, puso al quinteto a desplegar su paleta sonora casi en plan lúdico; el segundo propuso un clima introspectivo comandado por el toque despojado de la pianista Danae Olano. "Es como caminar de noche por La Habana, que se parece bastante a esta noche", dijo Bunnett, siempre sonriente, en referencia al calor de la primavera porteña.
Para el cierre, Jane Bunnett tomó la corneta china y lideró "Momentum", una composición basada en los chord changes (una secuencia de concatenación de acordes) de John Coltrane. Sin perder el componente afrocubano, con una base de polirritmia impecable a cargo de Yssy García y Mary Paz, las Maqueque impusieron pautas de danza incluso en las incursiones más disonantes y arriesgadas de su líder. Es que, para ellas, parece ser que siempre es posible bailar, lo único que hace falta es pisar, como lo dice el nombre de su último disco, "en tierra firme".
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