Para descubrir a Mauricio Kagel
Mañana cumple 70 años Mauricio Kagel, el músico argentino que, según la definición del fallecido vanguardista norteamericano John Cage, es "el mejor compositor europeo".
No se trata de un mero juego de palabras, sino que representa muy bien la particular condición de "ciudadano del mundo" de este excepcional creador, uno de los más importantes de las últimas décadas dentro del campo de la música académica, que nació en Buenos Aires en la Nochebuena de 1931 y que vive en Colonia, Alemania, desde 1957.
Al propio Kagel, la cuestión de la nacionalidad lo tiene sin cuidado: "Según el humor o la tendencia que marca la política cultural, soy europeo, alemán, sudamericano o argentino. Pero es algo que no tiene importancia alguna para mí porque, de cualquier manera, yo hago lo que quiero", explicó Kagel a LA NACION en ocasión de recibir el Premio Siemens, en enero de 2000.
De todas formas, es claro que el haberse formado culturalmente en la multicultural Argentina de las décadas del 40 y el 50 signó muy fuertemente su estética, que desarrolló en el Viejo Mundo. "Es cierto que en Europa mantuve una situación muy ambigua con respecto a cuál es mi nacionalidad. Pero nunca negué que nací en la Argentina y que traje a Europa un bagaje cultural que era propio de nuestro país: el cosmopolitismo. Por eso nunca he hablado mal de mis comienzos en la Argentina, porque estoy agradecido por haber nacido allí y por no pertenecer a la idiosincrasia europea, que es muy centrípeta, que cree que todo nació y se sigue cocinando aquí."
Kagel, músico culto en el sentido lato del término, le aporta a la tradición musical de Occidente una mirada oblicua e irónica, como sólo puede hacerlo alguien que alguna vez vivió en la periferia.
Pateando el tablero
Después de formar parte de la radicalizada vanguardia de los 60, Kagel fue uno de los primeros en patear el tablero de la lógica centrífuga de la renovación permanente y, a partir de los 70, se apropió de la historia musical grande, tanto como de los géneros populares y otras áreas abandonadas por el serialismo integral, como el teatro musical, para construir un universo único y proteico.
No es sorprendente que en las enciclopedias de música -en las que su nombre aparece a la par de otros grandes, como Ligeti, Boulez, Berio y Stockhausen- se hable de "los cinco Kagel". El teatro musical, las piezas radiofónicas, la música para gran orquesta y camarística, sus películas y sus escritos conforman este riquísimo corpus que tiene a la música siempre como centro de creación y reflexión inteligente, que apela tanto a la razón como a la emoción, en un arco que no deja afuera la provocación y el humor irónico.
Hace décadas que Kagel no viene a la Argentina, y sólo este año su música volvió a escucharse en vivo en Buenos Aires.
La irrupción del mundo del circo en el Colón, con "Varieté", que puso en escena Diana Teocharidis, y las "Variaciones sin fuga", que interpretó la Filarmónica, saldaron en parte la deuda que el teatro lírico tiene con este creador. También se conoció " Pas de cinc", una de sus obras de teatro musical, en el ciclo de música contemporánea del Teatro San Martín, y las piezas para "La rosa de los vientos", una de las cuales tuvo su estreno local este año por el grupo Séptima Práctica.
Transformado ya en un consagrado de la música contemporánea, la música de Kagel cuenta ya con una nutrida discografía, editada primero por el sello francés Auvidis y ahora por Deutsche Grammophon, discos que se pueden conseguir en las disquerías especializadas.
Para establecer un acercamiento amplio a la obra de Kagel, lo mejor es recurrir a la colección del sello Auvidis, que tiene nueve CD con obras como la monumental "Pasión según San Bach" (con Anne-Sophie Von Otter), las cinco piezas de "La rosa de los vientos", la versión en suite de "Varieté" y los cuartetos de cuerdas que registró el Cuarteto Arditti (que tocó el número tres en Buenos Aires el año último).
Género radiofónico
En cuanto al género radiofónico, del que es uno de sus pioneros, se pueden conseguir tres obras que lo muestran en tres décadas: "El tribuno", una ácida sátira sobre los discursos políticos (editada por Wergo); "Nah und fern", una reconstrucción cubista del paisaje sonoro de una ciudad holandesa, y "Playback-Play", una particular crónica sobre una feria de música. En esta obra, Kagel muestra su oficio, único, para hacer música hasta con los elementos sonoros más estereotipados, como los sintetizadores comerciales baratos y los ejercicios de escalas en diferentes instrumentos.
Esta cualidad se encuentra presente también en obras como "An Tasten", un estudio para piano construido solamente con arpegios de acordes mayores menores y aumentados. Gracias al cambio del tempo y la dinámica consigue que lo más trillado de la música se transforme en algo sublime.
La lista de los "básicos" del compositor argentino no debería excluir obras como "Música para instrumentos renacentistas", editada por DG, y obras orquestales, grabadas en el sello Collegno.
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