
Peperina, según los respetuosos oídos de una nueva generación
Peperina / Músicos: Darío Jalfin y Los Alquimistas, con Jalfin (piano y voz), Patricio Carpossi (guitarra), Juan Pablo Di Leone (flauta), Ramiro Flores (clarinete), Paula Pomeraniec (chelo), Federico Fernández (bajo) y Carto Brandán (batería); Melina Moguilevsky (voz), con Tomás Fares (piano), Ezequiel Dutil (contrabajo) y Carto Brandán (batería) / Invitados: Mariela Vitale (voz) y Tweety González (teclados) / Sala: CCK / Próximas funciones: Hoy, Yendo de la cama al living, por Tatadios y Florencia Ruiz - ChauCoco!; mañana, Piano Bar, por Lucio Mantel y Rosal / Nuestra opinión: bueno.

Hasta el 23 de este mes se realiza en el CCK un ciclo de conciertos dedicado a Charly García. En realidad, dedicado a su obra porque cada función hace foco en un disco, desde sus comienzos con Sui Generis hasta su etapa solista. El ascendente Darío Jalfin (ascendente por el crescendo que viene demostrando en su carrera solista) fue el curador del ciclo y como buen fan de García no quiso perder la oportunidad se subir al escenario para recrear su música. El último viernes tocó el lado A del disco Peperina de Serú Girán, junto a su banda Los Alquimistas, y Melina Moguilevsky, con la suya, se encargó del lado B. Para completar un concierto de alrededor de una hora y media, ambos cantaron otros temas de Charly.
En la música clásica cuando una sinfónica toca un concierto de Beethoven ofrece su versión en base a partituras, a ciertas normas referidas a la época, al compositor y, por supuesto, al punto de vista del director de turno. Pero en ningún caso hace versiones de las versiones que otras orquestas hayan hecho de esa misma obra. (Aunque, es justo decirlo, hay versiones que algunas orquestas han convertido en memorables.) En cambio, en la música popular es más común que se creen cánones de interpretación porque muchas veces son los mismos compositores los que tocan su música. Todo este preludio sirve para decir que tocar el tema "Peperina" puede ser tanto una interpretación de la partitura comprada en la editorial de música como una versión de la versión que su autor, Charly García, dejó grabada con Serú Girán, a principios de los ochenta.
Es (un poco) probable que tanto Jalfin como Moguilevsky hayan usado partituras originales; es (un poco más) probable que se basaran en propias desgrabaciones. Y es (muy) probable que finalmente se aproximaran más a la versión Charly que a lo que resulta escrito en un pentagrama. El astro del rock local es parte del ADN musical de estos artistas. No hay duda de esto.
Jalfin aportó un plateo estético interesante. Lo original fue haber puesto sobre el escenario una banda de rock integrada por músicos de jazz junto a una sección de arcos (violín, viola y chelo) que no fue tal, porque, en realidad, esa función la cumplió un trío de chelo, flauta y clarinete, lo que le dio a las canciones un color muy particular. Fue con lo que Jalfin sorprendió y mejor se lució.
Melina le encontró la vuelta a temas como "José Mercado" que no parecían estar muy cerca de una voz como la suya (hasta improvisó una reflexión sobre la canción: "Más actual que esto imposible"), y propició algunos de los momentos más emotivos de la noche con otros títulos de ese lado B del disco ("Cinema Verité" y "Salir de la melancolía").
Excepto en un par de ocasiones, ninguno de los dos se quiso apartar demasiado de ese canon tan contundente que son los temas grabados en el disco. Y esto fue un arma de doble filo. Por un lado, recontextualizaron Peperina con fidelidad a la obra, buenas interpretaciones y algunos nuevos colores. Por otro, versionar la versión les jugó algunas veces en contra ya que "el original" fue grabado por cuatro músicos de fortísima personalidad. Y la comparación con el disco que, sin duda, tenía más intensidad y menos particellas se tornó por momentos inevitable.
De todos modos, como homenaje a Charly (esa es la consigna de este Octubre García) estuvo a la altura de la circunstancia y de una obra que, sin duda, es una de las mejores creaciones del rock argentino. Canciones bellas y versiones bellas, el pianismo de García muy bien retratado por Jalfin y por Tomás Farés, y el singular color de voz de Melina fueron algunas de las perlas de la noche.




