Walter Lema: adicciones, dos años en la cárcel y el amor por la música para salir del infierno interior
La de Walter "Ñoqui" Lema, vale la pena repasarla, es una historia de redención. Una liberación a través de las canciones digna de ser contada. A fines de los 90, este singular personaje del rock independiente argentino cuyo apodo nació en Lanús, donde su madre tenía una fábrica de pastas, la pasó realmente mal. Una persistente adicción a las drogas le hizo perder el autocontrol hasta el punto de terminar preso, luego de robar en un supermercado de Villa Gesell.
Esa etapa de encierro, en el penal de Dolores, duró dos años y nueve meses. Y fue posterior a una serie de internaciones en centros de rehabilitación, algunas forzadas y otras decididas por el propio Ñoqui como estrategia de preservación. Un tiempito antes de involucrarse en aquel asalto, Walter se había fugado de un centro de recuperación en Open Door, cerca de Luján. "No respondía por mis actos, no estaba en mi sano juicio. Por algo me habían internado y un perito había resuelto que no podía estar en la calle", recuerda ahora el cantante de Placer, cuya formación se completa hoy con Gerardo Cardone (guitarra), Matías Naso (guitarra), Santiago Guzmán (bajo) y Matías Herrera (batería).
Placer tiene nuevo disco. En medio de este contexto tan particular determinado por la pandemia de coronavirus, esta banda del sur del conurbano bonaerense con más de quince años en la ruta acaba de editar Visiones, un álbum de pop vital y muy adhesivo producido por Martín "Moska" Lorenzo (Los Auténticos Decadentes) y con invitados como "Cucho Parisi" (también de Los Decadentes) y Diego Tuñón (Babasónicos).
"Con el Moska nos empezamos a juntar en diciembre de 2018 -cuenta Walter "Ñoqui" Lema, cantante y autor de todas las canciones de Placer-. Queríamos que nos produzca porque escuchamos cosas que había grabado y nos gustaron mucho. Y él conocía la banda por Pablo Armesto, otro músico de Los Decadentes que nos vino a ver varias veces en vivo. Primero pensamos en hacer un par de temas, pero le mostramos todo lo que teníamos en carpeta y él nos sugirió hacer un disco completo. Había mucho, la verdad. Le pasamos unos cincuenta demos, algunos grabados con una caja de ritmo, con batería, con toda la banda, con una guitarra acústica... Incluso cosas grabadas con un celular. Después él vino a varios ensayos en los que fuimos afilando las canciones. La idea principal era que sean simples, contundentes, con un audio nítido, puro".
-¿Cómo ves ahora, con más perspectiva, esa etapa de adicciones?
.Como algo del pasado que ya está cerrado. Pero no soy de los que despotrican contra ese pasado. Yo me drogaba porque me gustaba. Ahora no consumo nada simplemente porque me hace mal, pero no porque no me guste. Decir otra cosa sería una hipocresía. Ya hace cinco años que no consumo drogas ni alcohol. Me mantuvieron vivo mi novia, Liza, y mis amigos. Hoy los puedo escuchar, antes no podía escuchar a nadie. Ah, y la música también fue importante, eso está claro. Yo me relaciono con la gente a través de la música, es mi carta de presentación.
-¿Este disco tiene un espíritu más optimista, por decirlo de algún modo, que el resto de los que grabaste con la banda?
-Placer siempre funcionó pendulando entre momentos medio dark y otros en los que de golpe viene una explosión de felicidad que te pasa por arriba. Es como una marca de identidad de la banda, aun cuando cambiamos bastante de formación. La diferencia que tiene este disco quizás tenga que ver con el proceso de selección de temas que elegimos para grabar, que fue más profundo, que con esos climas diferentes de los que hablo. No es que si nos gustaba un tema de movida, íbamos y lo grabábamos. Se lo mandábamos primero al Moska y después charlábamos con él muy detalladamente qué necesitaba para estar mejor. Decíamos: "está bueno, pero capaz que le falta un subidón, que levante, que tenga más energía", por ejemplo. Hicimos ese trabajo a conciencia para llegar a las nueve canciones del disco, teniendo cincuenta en carpeta. Buscamos que cada canción nos haga sentir bien cuando la escuchamos, investigamos cada parte de cada tema. Y sirvió, porque ahora escucho el disco y me cierra perfecto, todas las piezas encajan.
-¿Cómo se hace para mantener un proyecto de música independiente tantos años?
-Y sin ganar un mango, además... Creo que ese revela una gran convicción. Mantener una banda en esas condiciones no es nada fácil. Creo que para mucha gente siempre fuimos un bicho raro. Pero no me importa demasiado, sobre todo porque lo que predomina en el mainstream es una m...
-¿Qué música de toda la que escuchaste fue para vos decisiva como influencia?
-En mi casa había vinilos de Bill Halley y sus Cometas que compraba mi viejo. Tengo el recuerdo vivo de esos discos. El "Rock alrededor del reloj" lo bailaba toda la familia. También escuché mucho a Kiss y a Queen. Hasta que me encontré con el punk: Sex Pistols, acá Los Violadores, Sumo, V 8... Cuando escuché eso, que estaba al revés de todo lo que había, me volví loco. Leí el libro Punk, la muerte joven, me grabé una película de los Sex Pistols en VHS y la vi mil veces. Empecé a rasgarme la ropa y a teñirme el pelo... Yo andaba con el pelo pintado de rojo en Longchamps, algo que era toda una rareza. Para mí, el mejor disco de la historia del rock es Never Mind The Bollocks. Es mejor que toda la discografía de los Beatles y los Rolling Stones junta. Cuando me dicen que estoy loco por decir eso, contesto que sobre gustos no hay nada escrito.