Sin detenerse a pensarlo demasiado, como de memoria, María Helena Chaves (43) reconoce dos pasiones: el polo y la política. De su padre, Guillermo Chaves, un histórico del justicialismo platense, heredó el amor por los caballos y la militancia. Su primer contacto con el deporte, mucho antes de probar suerte con el taco y las bochas, fue a través de la equitación. Apenas terminó el colegio, comenzó su carrera política. Se casó y tuvo dos hijos: Guillermo (14) y Pilar (12). En 2004, ya separada, mientras ocupaba un cargo ejecutivo en el municipio, se enamoró del entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires: el actual diputado nacional Felipe Solá (61). En 2005 oficializaron su relación y desde 2007 viven juntos en una casa de campo vecina a la ciudad de Pilar.
-¿Cómo era tu vida antes de conocer a Solá?
-Yo me crie en La Plata y empecé a trabajar a los 15 años. Obtuve un cargo ejecutivo en el municipio y formé mi familia. Más tarde, ya separada, conocí a Felipe. Tiempo después, nos convertimos en pareja. Al principio vivíamos en la residencia del gobernador, muy cerca de nuestro trabajo, y eso facilitaba mucho vernos durante el día.
-¿Cuáles eran tus actividades como primera dama de la provincia?
-Con Felipe siempre fuimos muy compañeros. Yo lo acompañaba a todos lados, aunque sin descuidar a los chicos. Nunca nos distanciamos mucho. Felipe era el protagonista de esa historia y yo era su complemento. Me dedicaba a realizar beneficios, me gustaba mucho ayudar en los barrios a desarrollar actividades deportivas, sociales, de apoyo escolar. Fue una época muy linda, de mucha satisfacción.
-¿Cómo es tu relación con tus hijos, Guillermo y Pilar?
-Somos súper compañeros, tenemos un diálogo muy fluido. Nos contamos todo. Agradezco a Dios los hijos que me dio. Pilar ya es una señorita, cumple 12 años en estos días… ¡pero yo quiero que deje de crecer! Es increíble: en un abrir y cerrar de ojos, los chicos se hacen adolescentes. Y Guillermo es un galán, lo observo mucho y me llena de orgullo su comportamiento con sus amigos. Es un caballero con las mujeres, un verdadero hombrecito.
-¿Y cómo se llevan tus hijos con Felipe?
-Tienen una relación muy sana. Felipe ya tuvo algunos cruces con el más grande, porque es un chico con mucha inquietud política, lee mucho y le encanta debatir. Sus encuentros son muy interesantes, porque cada uno defiende su postura y sus convicciones.
-¿Siempre fuiste deportista?
-Llegué al mundo de los caballos a los 5 años, de la mano de mi padre. Cuando nos mudamos a Pilar, en diciembre de 2007, empecé a practicar polo seriamente. Es una disciplina que exige estar bien físicamente, te obliga a comer sano, a cuidarte. A mi edad, me ayuda mucho a mantenerme en forma.
-Pero ¿cuándo empezaste a jugar seriamente?
-Hace dos años, cuando comencé a competir en torneos de hombres de alto handicap. Siempre fui muy competitiva y este deporte te seduce, te llama…
-Hace días, con La Ensenada, ganaste la Copa Pallarols en Palermo, la catedral de polo.
-¡Fue increíble! Jamás imaginamos llegar tan lejos. Jugar una final en la meca del polo te genera una adrenalina única. Por segundo año consecutivo, contamos con el nombre y el apoyo de La Ensenada, que es el club de Ernesto Gutiérrez, presidente de Aeropuertos Argentina 2000. El equipo está formado por Paola Martínez y Mumy Bellande, dos genias del polo femenino. Además, contamos con la juventud de Camila Rossi, que tiene un futuro brillante en el deporte.
-¿Felipe también juega al polo?
-No, él prefiere el golf, que es menos agresivo. Además, hace gimnasia casi todos los días y anda muy bien a caballo. Disfruta mucho de estar al aire libre, rodeado por caballos… ¡Y el asadito del mediodía!
-¿Qué tal la vida en el campo? ¿Te costó adaptarte?
-No sufrí la adaptación porque toda la vida soñé con tener un lugar así. Económicamente, me costó mucho armarlo. Hice un esfuerzo muy grande y tomé decisiones difíciles, pero estoy enamorada de mi casa y de mis caballos. Este es mi paraíso. Acá los chicos hacen una vida muy sana.
-¿Extrañás la vida política?
-Cuando uno arma un matrimonio como el que yo formé, donde hay un protagonista tan importante, siempre pierde un poquito de identidad. Pasás a un segundo plano. Y es sano para la pareja que sea así. Yo bajo un cambio para mantener un equilibrio y poner un poco de calidez y amor de mujer en el hogar. Yo hice una carrera política en La Plata, siempre vinculada a lo social, y por momentos extraño mucho. Pero lo que tengo hoy también es muy lindo. En la última elección me ofrecieron ser diputada provincial y dije que no por estas mismas razones que mencioné: por la familia y para conservar el lugar que decidí ocupar.
Texto: Fabio Tonánez
Fotos: Hernán Pepe, Gustavo Saiegh y Diario El Día
Maquillaje y peinado: Joaquín Patterson, para Elite Estudio
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