Su hija, Mecha Sarrabayrouse, la sorprendió durante el “vivo”, con un ramo de flores. “Te amo”, le dijo con mucha ternura y cierta timidez
El sábado, a las seis de la tarde, Susana Giménez voló desde Punta del Este –había estado descansando unos días en su chacra “La Mary”– para compartir con los suyos el Día de la Madre y cumplir con un rito que mantiene desde hace años: cenar con su hija, Mecha Sarrabayrouse , y con su nieta, Lucía Celasco. Aunque esta vez la comida –que fue después del programa de Susana– tuvo un sabor especial porque Mercedes dejó de lado su habitual bajo perfil y sorprendió a Susana al aire al aparecer en el estudio con un ramo de flores. “¡Ay, mi vida, no lo puedo creer! Mecha, ¿qué pasó? Un milagro de Dios”, exclamó Susana. “Te amo”, le dijo su hija sonriendo. Y la diva, emocionada, le contestó: “Yo también te amo, me gustaría que sigas chiquitita. Hacete chiquitita y metete en mi panza otra vez”.