Salven los cines
En los últimos años más de diez salas se convirtieron en templos o comercios; las razones de esta desaparición; la lucha del Tita Merello; mapa: los que cerraron
Durante años los cierres fueron silenciosos. Especies de lápidas tapizan Lavalle, la histórica calle de los cines como resabios de otros tiempos. Allí se reconstruye la historia: donde una placa recuerda que estuvo el Ambassador, se amontonan artículos de regalería; en lo que fue el Select Lavalle, hay una hiperfarmacia; en lugar de las salas del Alfa y el Sarmiento, ahora se juega al bingo; el París se transformó en una zapatería, el Paramount, en galería comercial. Y la lista podría seguir.
Según el libro Cines en Buenos Aires, publicado este año por las arquitectas Marta García Falcó y Patricia Méndez, de los 300 cines existentes en la ciudad entre 1896 y 2010, más del 50% se demolieron o transformaron en otros usos. Y esta realidad se vio en todo el país: en el documental Cine, dioses y billetes, de Lucas Brunetto, se señala que hasta los años 70 en la Argentina había más de 2000 cines; a fines de los 90, sólo 250. En los últimos años, murieron más de 10.
Ahora, en tiempos de facebook, la comunidad del complejo Tita Merello, que apagó sus proyectores hace un mes, hace oir su resistencia en la web. Cerró, pero no hace silencio. El ex director del Incaa José Miguel Onaindia creó el grupo No al cierre del Tita Merello y ya tiene más de 4800 adhesiones. Esto lo motivó a presentar un petitorio al gobierno de la Ciudad para que no se permita el cierre definitivo del complejo. "Acá ya cerraron las mayoría", dice. Y empieza a enumerar las bajas de la calle Corrientes y el ocaso de la Lavalle, espacios que consideraba "muy importantes para el acervo cultural de la Ciudad. "Por eso hay que resistir esta vez", dice, este especialista en temas de derecho cultural plantado frente al Tita Merello.
Luis Vainikoff, ex propietario del cine Cosmos, uno de los últimos que puso candado a sus puertas conversa con lanacion.com frente a lo que fue su cine en Corrientes al 2000. Detrás de un enrejado, un guardia de seguridad custodia la puerta. "Ahora lo compró la UBA y prometen reabrir" , dice ilusionado.
También él repasa los cines que ya no están. "En Corrientes cerraron prácticamente todos los de la ´L´, los históricos y todos se dedicaban a un cine artístico. De esos quedaron el Lorca y el Premier", rescata.
Habla de su caso en particular, pero esclarece un poco el escenario generalizado. "La situación económica se fue deteriorando y te lleva a eso: o alquilás la sala para una iglesia evangélica, que son los primeros que vienen a ofrecerte algo, o tenés que cerrar, porque son locales grandes, atípicos que no sirven para cualquier actividad", explica. "Pero hay que saber que estos cierres nos van quitando un poquito de la cultura que nos debemos todos".
Ambos coincidieron en que, si el cinearte no recibe un apoyo estatal, no sobrevivirá. "Las salas en Europa están subsidiadas", apunta Vainikoff, que ahora se dedica a distribuir películas y a programar festivales. "Sin apoyo público, vamos a terminar viendo cine sólo en las multipantallas".
Ver Los ausentes de Lavalle en un mapa más grande
En los barrios: luz, cámara...acción.
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