La ficción de siete episodios está disponible en Apple TV+
Desde el armado de las valijas hasta la carrera de obstáculos que supone subirse a un avión, el hecho mismo de viajar genera en la mayoría una tensión que parece ideal para ser recreada en la ficción. Las muchas cosas pueden salir mal en todo el proceso, un documento olvidado, el equipaje de mano que no entra en los compartimientos correspondientes o una corrida por los pasillos del aeropuerto para llegar antes de que se cierre el ingreso al vuelo pueden inspirar relatos plenos de nervios y sobresaltos. Y si a esas experiencias prosaicas pero estresantes se le suma un elemento criminal inesperado el resultado es una miniserie como Hijack, la ficción de Apple TV+ que saca partido de los peligros latentes y la paranoia inherente que giran en torno a los viajes en avión para construir una narración que atrapa y no da respiro.
1. La historia. La nueva serie británica toma como modelo a 24, aquella recordada e ingeniosa ficción protagonizada por Kiefer Sutherland que proponía un límite temporal –las 24 horas del título– para desarrollar una temporada completa. En este caso, el lapso de tiempo es más reducido: siete horas que se reflejan casi en tiempo real en siete episodios de la serie creada por George Kay (Lupin) y Jim Field Smith (Criminal). Esas siete horas se explican en la duración del vuelo entre Dubai y Londres en el que transcurre la trama. Con más de 200 pasajeros a bordo, el viaje comienza como cualquier otro pero rápidamente la calma se rompe cuando, con el avión ya en el aire, un grupo de secuestradores toma posesión de la nave y corta las comunicaciones. Mientras en tierra no se enciende ninguna alarma, en el avión un pequeño incidente filmado con notable nervio da inicio prematuro al plan de los secuestradores.
2. Idris Elba. En el centro de la caótica escena está Sam Nelson, un hombre que se subió al avión con una misión: recuperar el amor de su esposa, de la que está separado. Hábil negociador corporativo, Nelson es el primero que se da cuenta de que algo extraño está sucediendo en el vuelo. Su capacidad de observación y su talento para salirse con la suya lo transforman en el líder de los pasajeros, una posición bastante menos heroica de lo que este tipo de ficciones suele imaginar para sus protagonistas. Es que Sam es un pragmático, que sabe que la mayor posibilidad de sobrevivir para él y para el resto de los pasajeros es evitar la confrontación con los secuestradores. Incluso si eso supone ayudarlos a lograr sus objetivos. Objetivos que, por otra parte, nadie conoce. Para interpretar a Sam con todos sus grises morales y su natural capacidad de mando, la serie cuenta con el británico Elba, un actor que derrocha carisma aún cuando se pase buena parte de los episodios casi inmóvil y pensando en su asiento de primera clase. Más dispuesto a la manipulación psicológica que a dar patadas, de todos modos, en manos del intérprete de Luther, Sam resulta creíble como el héroe del cuento. El tono entre sensato e imperioso de la voz de Elba y su calma en medio de la tormenta marcan el ritmo del thriller que avanza veloz hacia su punto de aterrizaje.
3. El misterio. Uno de los puntos más interesantes y atrapantes de Hijack es su manejo de la intriga. Ya desde el primer episodio, con las imágenes de los pasajeros llegando al aeropuerto primero y luego acomodándose en el avión, el guion plantea un escenario en el que todos pueden ser sospechosos. Compartir un espacio cerrado con más de 200 desconocidos durante siete horas es un terreno fértil para la sospecha, la paranoia y la confusión. Así, el resoplido de una mujer cuando una ruidosa familia se sienta cerca suyo puede encender una mecha lo suficientemente irritante como para enrarecer el ambiente aun antes del secuestro. Y el hecho de que la identidad, los motivos y los objetivos de los criminales no se revelen hasta casi el final de la trama agrega un giro distintivo a la narración. Así, mientras el plan se ejecuta en el aire y el avión avanza hacia su destino, en tierra la intriga propone una carrera contra el tiempo para los policías, agentes y autoridades políticas que poco a poco se dan cuenta de que una potencial tragedia se avecina.
4. El elenco. Más allá de que Elba es el centro gravitacional de toda la trama, una historia como la que cuenta Hijack precisa de un grupo de actores sólidos que permitan que el protagonista brille. Así, en este caso se destaca el personaje del piloto Robin Allen, el veterano que interpreta Ben Miles, al que muchos reconocerán por su trabajo en The Crown. Junto a él y como parte fundamental del argumento está también Colette, la tripulante de cabina que encarna Kate Phillips, la protagonista de la entretenida serie de detectives victoriana Miss Scarlett and the Duke (disponible en DirecTV Go). Y aunque la acción de Hijack gira en torno a lo que sucede dentro del avión y la tensión y el drama que derivan de ese espacio limitado y desconectado del mundo, lo cierto es que la serie también utiliza lo que sucede en tierra como contrapunto y catalizador de la trama. En principio los primeros indicios del secuestro le llegan casi por casualidad a la agente de la brigada de antiterrorismo Zahra Gahfoor que interpreta Archie Panjabi (The Good Wife), perfecta como siempre como la figura de autoridad e inteligencia que pone en movimiento la investigación. A ella se suma luego Alice (Eve Myles), una controladora aérea que sospecha que algo no anda bien con el avión que se acerca a Londres a toda velocidad. Mucho más que la definición plana de su trabajo o su experiencia como madre soltera, Alice es de ese tipo de personaje secundario que distingue a un guion “del montón” de uno “con ambiciones”.
5. El formato. El ejercicio de contar una historia con limitaciones autoimpuestas puede resultar en una sucesión de trucos de guion y de puesta en escena que se ocupan más de cumplir con la consigna que en desarrollar un cuento interesante. En el caso de Hijack, la idea de resolver el misterio en siete capítulos que reflejen las siete horas que dura el vuelo entre Dubai y Londres es un recurso que contribuye a que la trama avance con nervio y tensión. En este caso, el artificio no se queda en la cuenta regresiva que aparece en pantalla a medida que el secuestro se confirma en tierra y la posibilidad de que un avión se estrelle en la capital inglesa se vuelve real. Con el correr de los episodios -y las horas de vuelo-, la serie profundiza su búsqueda sin perder de vista que su objetivo primordial es entretener, una misión que cumple con creces.
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