Tres series para descubrir: Rellik, The Rain y The Resident
Rellik
Los que prestaron atención al título podrán encontrar la clave de la serie en su reverso. Si bien no es demasiado novedoso el recurso de ir del presente hacia el pasado en un permanente rebobinado (no nos olvidemos de Memento), aquí resulta ágil y efectivo. En las primeras escenas vemos a un detective con el rostro desfigurado perseguir su propia destrucción entre la insistente lluvia y la grava de un cementerio. En la escena siguiente, 10 horas y 28 minutos antes, nada parece ser igual. Ese juego de encontrar el germen de las decisiones actuales en los huecos y misterios de un ayer fragmentado y elusivo, se convierte en el intrigante ejercicio de estilo de los hermanos Harry y Jack Williams (Liar, Retribution) en esta miniserie británica de seis episodios.
Aquí el contenido no puede escapar del encierro de la forma y, junto a la búsqueda de pistas para descubrir al asesino de varias víctimas quemadas con ácido, se entretejen los fragmentos de un pasado que implica celos e infidelidades, mentiras y falsos culpables. El detective-arcángel Gabriel (Richard Dormer, Game of Thrones), blanco de la misma saña que persigue, se convierte en el reflejo perfecto del movimiento obsesivo del relato: junto con su desesperada y personal investigación, se entremezclan sus amores, se purgan sus culpas y se revelan sus errores. Los lunes, a las 22, por OnDirecTV (disponible en DirecTV Play)
The Rain
El primer episodio de The Rain, la debutante danesa en Netflix , puede resultar demasiado adherido a la idea de presentación. Una lluvia intempestiva azota Escandinavia ocasionando muertes y contaminación de manera inexplicable. Quien parece tener alguna idea de ello es un científico, que aloja a su familia en un búnker en medio del bosque y decide salir a buscar la cura. El tiempo pasa, la comida se acaba, el encierro se hace insostenible.
A partir del segundo episodio, la aventura es en un afuera arrasado por la muerte y la desolación, tópicos estéticos de la tradición apocalíptica combinados con las tensiones sociales de las películas de zombis. Pero acá no hay zombis; lo que sí hay son hombres y mujeres desesperados por sobrevivir a la muerte y el contagio a toda costa.
Los daneses aprovechan sus bosques poblados de agua y coníferas para convertirlos en el escenario más inesperado para la anarquía y la desesperación. Porque, a medida que avanzan los episodios, lo que constituye el epicentro de la serie no es la transformación radical de la geografía exterior sino la ominosa oscuridad que proviene del interior. Disponible en Netflix.
The Resident
Dentro de las series de médicos, The Resident parece ser la oveja negra de la familia. No por su estructura y conflictos –que responden a la conocida dinámica de entretelones profesionales y enredos amorosos–, sino porque aborda un tema tabú para estas ficciones: el negocio de la medicina. La acción comienza en un hospital en Georgia, durante una sencilla operación de apéndice que deriva en una muerte repentina. La mala praxis del célebre jefe de cirugía Randolph Bell (un maquiavélico Bruce Greenwood) se combina con su encubrimiento y otras elucubraciones: manejos de los donantes financieros, especulaciones con órganos y negociaciones varias sobre medicamentos e internaciones. "Los errores médicos son la tercera causa de muerte en los Estados Unidos", señala la enfermera que interpreta Emily Van Camp (Revenge).
Un residente avezado y soberbio que imparte su enseñanza con pulso militar (Matt Czuchry, de The Good Wife y Gilmore Girls); un interno recién llegado que ve caer sus miedos junto con sus utopías; la enfermera que representa la única expresión de cierto grado de profesionalismo e integridad; y una médica nigeriana que defiende su lugar frente a discriminaciones y mezquindades son el eje de cada episodio, junto a los accidentes y operaciones que pueblan los pasillos, ya no tan blancos, de este nuevo hospital. Los lunes, a las 22, por Fox (y en Fox Play).
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