Violencia de género y femicidios: cómo es No fue mi culpa, una de las apuestas fuertes de Star+
Los actores Paulina Gaitán y Damián Alcázar adelantan cómo es la serie que hace foco, desde experiencias personales, en un problema colectivo
“Es un tema que no solo es actual sino que tiene fuerte presencia en la agenda de la región y, a veces, lo que ocurre es que si no nos toca de cerca no podemos dimensionar lo que implica para las víctimas que lo sufren”, explica la actriz mexicana Paulina Gaitán (Narcos, El presidente), protagonista de No fue mi culpa: México, una de las producciones latinoamericanas que estrena este mes la plataforma Star+. El tema es la violencia de género y los femicidios, y la serie construye un tríptico desplegado entre México, Colombia y Brasil. En cada uno de esos escenarios, el tema se despliega en una ficción que al mismo tiempo que recorre experiencias personales ofrece una aguda mirada sobre un problema colectivo.
No fue mi culpa: México cuenta la historia de Mariana (Gaitán) en su ardua búsqueda del paradero de su hermana menor y el descubrimiento de la tragedia que rodea a muchas mujeres desaparecidas. La serie, que se estrena este viernes 17 en la plataforma, tiene como hilo conductor al personaje, y su compleja transformación desde el dolor personal hacia la lucha colectiva, al mismo tiempo que aborda distintos casos de desapariciones y femicidios inspirados en hechos reales.
En conversación con medios latinoamericanos, Gaitán explicó: “El equipo creativo nos facilitó mucho material periodístico y documental para construir a nuestros personajes. Nos introdujo a ese universo tan complejo, que involucra la corrupción política, desigualdades económicas, violencia social, y por supuesto el tema del narcotráfico. Era importante abordarlo con respeto y conocimiento. Desde la ficción tenemos que impulsar aquellas voces que demandan soluciones a estos problemas”.
También fue parte de la charla Damián Alcázar (El crimen del padre Amaro, Narcos), quien destacó la importancia de abordar una temática tan urgente como la creciente violencia contra las mujeres. “Soy muy selectivo a la hora de elegir mis proyectos. Considero mi trabajo una plataforma maravillosa para poder acercarle a la audiencia asuntos importantes. Y sobre todo desde la ficción que permite poner en juego nuestras emociones y al mismo tiempo reflexionar sobre un tema tan importante que tenemos que visibilizar”.
Además de actor, Alcázar ha tenido participación política en el gobierno de López Obrador y ha sido crítico de la situación de ciertas instituciones y estructuras de poder en la realidad latinoamericana. “No lo podemos postergar más, hay que resolverlo. En este caso estamos hablando de nuestra región, de México, pero es algo que atañe a todo el continente. La educación es uno de los puntos débiles de nuestros pueblos. Desde allí hay que partir, porque no existe conciencia social sin educación”, sumó.
La serie comienza con la historia de Lili (Giovanna Utrilla), una joven actriz de 21 años que desaparece misteriosamente una noche luego de una pelea con su novio. Será su hermana Mariana quien peregrine por comisarías y reparticiones gubernamentales para encontrar respuesta ante la desidia o el silencio de las autoridades. El encuentro fortuito con Pedro (Alcázar) la pone en contacto con una asociación destinada a la búsqueda de mujeres desaparecidas y la impulsa a conocer la historia de otras víctimas.
“Teníamos en claro que la historia que estábamos contando era el proceso de transformación del personaje”, apuntó Gaitán. “Cuando conversé con una de las buscadoras para delinear a Mariana, podía percibir tanto su vulnerabilidad como su fortaleza. Traté de acercarme a esa experiencia de manera respetuosa, reconstruir su camino paso a paso. Las buscadoras son un apoyo fundamental para las víctimas. Son las que brindan empatía con el dolor, pero también las que permiten canalizar el duelo en la iniciativa de saber la verdad. Mariana no podía estar abatida todo el tiempo, tenía que encontrar el impulso para emprender la búsqueda de la verdad y la justicia. Y no solamente por su hermana sino también por las otras mujeres desaparecidas”.
El periplo inicial de Mariana en el primer episodio conjuga la culpa con el desconcierto. Por un lado, la actitud de las autoridades policiales, que no parecen interesadas en investigar el paradero de Lili y deciden archivar el caso al considerarlo una pelea de pareja y una decisión voluntaria de escapar. Y, por el otro, la sospecha del entorno: el novio de Lili y un video que los registra en una pelea violenta; las dudas sobre el itinerario del taxi esa noche fatídica y el destino de ese viaje final. Mariana experimenta la angustia por la ausencia de Lili, a quien crió como una hija y ahora sabe que la necesita donde esté, y la soledad que siente ante la ausencia de respaldo, el miedo que la paraliza y la lleva a no encontrar una salida posible.
El equipo creativo integrado por Alicia Flores, Ana María Parra y Emilia Salde buscó sintonizar con la experiencia de las mujeres más allá de la posición de víctima, tanto en el rol de madres o hermanas que buscan justicia, como en el caso de las buscadoras, que son quienes impulsan las causas para que se visibilicen y finalmente se haga justicia.
“El contacto con las víctimas y el acercamiento con los integrantes de la asociación también nos brindó autenticidad y un registro real”, explicó Gaitán, quien tuvo numerosas entrevistas con buscadoras y miembros de asociaciones destinadas a la asistencia de las víctimas de violencia doméstica. Al estar basada en hechos reales, No fue mi culpa: México rastrea casos de distintas procedencias sociales y económicas, situadas en distintas regiones del país, y para ello no solo recogió los testimonios documentales y periodísticos sino también las voces de las protagonistas. “Como mujer, a mí me hacen falta estas historias”, concluyó Gaitán. “Y como actriz, estos personajes implican desafíos y también una forma de intervenir en la realidad. Por otro lado, el hecho de que sea ficción nos permite acercarnos a los espectadores, emocionarlos y también invitarlos a la reflexión”.
Por último, la serie que aspira a una segunda temporada y que se afirma como una de las grandes apuestas de Star+ en el mercado latinoamericano, también ofrece en la figura de Alcázar una interesante reflexión sobre el rol de los varones en la insistente denuncia de los casos de violencia y en la transformación cultural de los entornos hostiles y desiguales para la mujer. “La serie no aborda un tema femenino sino un problema humano que nos involucra a todos. El machismo que ha definido a nuestra cultura requiere de una deconstrucción tanto de sus estructuras más rígidas como el aparato legal y burocrático, o las estructuras económicas, sino también de las formas cotidianas naturalizadas que fomentan la desigualdad y el maltrato. Es, en definitiva, poner un rostro humano a las estadísticas y lograr desde la ficción un territorio de empatía y reflexión”, señaló.
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